Las excéntricas celebraciones que tenía el capo de capos, Pablo Escobar, en la Navidad

En época de Navidad para muchos es usual recordar a Pablo Escobar, uno de los personajes más polémicos y temidos dentro de la historia de Colombia y su lucha contra el narcotráfico, todo por las excéntricas celebraciones que solía organizar para sorprender a sus seres queridos y otras personas de escasos recursos durante el fin de año.

Sus ideas siempre han sido símbolo de aspereza y repudio, pues mientras que con una mano empuñaba un arma, con la otra trataba de ocultar sus crímenes realizando varias obras sociales que en su momento eran aplaudidas por la comunidad que se veía “beneficiada”.

Por esta razón, muchos lo llaman ‘El patrón del mal’, sin embargo, es una cruda realidad reconocer que también hay quienes lo han calificado como una especie de Robin Hood, precisamente, por tender su “mano amiga” a quienes vivían en los barrios más vulnerables de Medellín.

No obstante, lo que pocos sabían o no han querido aceptar, son esos escalofriantes detalles que escondían sus regalos y celebraciones, pues aquel color rojo que caracteriza la Navidad, una de las fechas más importantes para él, era reflejado en su vida real como la sangre de las víctimas de la violencia que iba dejando la guerra contra el narcotráfico que lideró durante varios años.

Las excéntricas celebraciones que tenía el capo de capos

De acuerdo con la información obtenida por el canal Telemundo de Estados Unidos, medio que logró hablar con Laura Escobar, sobrina del fundador y máximo líder del Cartel de Medellín, entre sus más impactantes costumbres en temporada de Navidad están sus rezos, construcciones y hasta un curioso ritual que practicaba con su familia en señal de protección y prosperidad.

Sus oraciones a El Niño Jesús de Atocha

A Escobar no le podían faltar sus rezos en nombre de El Niño Jesús de Atocha, también conocido como el Arcángel San Miguel. Según se conoce, a él era a quien se encomendaba para que no lo encontraran las personas que estaban detrás de su cabeza, tales como la DEA (Administración de Control de Drogas) o sus enemigos que estaban dentro del mismo negocio del narcotráfico.

Ritual de familia

En diciembre el capo solía dar a sus seres queridos una bolsa roja de terciopelo para la buena suerte que tenía dentro un ojo turco, una moneda de oro, un pedazo de piedra y algún objeto dorado. “Una bolsita roja, de terciopelo, con un cordoncito dorado, y dentro de ella hay cinco elementos: salud, abundancia, prosperidad, amor y gratitud”, explicó la sobrina del narcotraficante.

La leyenda del unicornio que “inventó” con un caballo

Esta es una de las historias más impactantes de su vida que le ha dado la vuelta al mundo pese a que Victoria Henao, una de sus parejas, desmintiera la cruda versión que muchos conocen, pues se dice que Escobar, supuestamente, mandó a ponerle un cuerno y alas de papel a un caballo para sorprender a su hija Manuela en Navidad.

Este hecho lo confirmó John Jairo Velásquez Vásquez, más conocido como ‘Popeye’, quien se convirtió en su mano derecha. Según su relató, que publicó en su canal de YouTube, él les ordenó a sus hombres que le incrustaran al caballo un cuerno en la frente y que le pegaran en el lomo un par de alas, para así cumplir eñ deseo de su pequeña. Además, mencionó que tiempo después, el animal murió a causa las infecciones ocasionadas por los objetos que tenía en su piel.

Por su parte, en el 2019 Henao aclaró en el libro ‘Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar’, que eso era falso, de hecho, reveló que el regalo había sido una yegua.

“Cuando Manuela cumplió cinco años, en 1989, le celebramos el cumpleaños en la Hacienda Nápoles. Ese día, Pablo asistió durante un rato y le regaló una yegua y su cría de color negro, pero la niña nunca los pudo disfrutar porque siempre había que correr a esconderse. De ese cumpleaños surgió una historia mentirosa que ha trascendido en el imaginario y al día de hoy muchos asumen que fue cierta”, escribió la mujer.

Del mismo modo, indicó que nunca le pusieron nada al animal, “no sé de dónde salió ese cuento atroz, pero lo cierto es que jamás sucedió”, señala.

Canchas de fútbol, construcción de casas y arbolitos para todos

En la década de los años setenta, durante un mes de diciembre, el narco mandó a construir un barrio con más de 200 viviendas para gente de escasos recursos que antes vivía en Moravia, el gran basurero de Medellín. Como si fuera poco, el día de la entrega repartió regalos entre balones, juguetes y los emblemáticos árboles de Navidad.

Otro de sus regalos más comentados a lo largo de la historia han sido las 50 canchas de fútbol que proyectó en la región con la intención de incentivar a los jóvenes con pocas oportunidades a buscar en este deporte la forma de potenciar sus habilidades.