El matricida del Meta y otros casos de asesinos que acabaron con sus mamás

Como dicen por ahí, “para morir solo hay que estar vivo”. La cuestión no es que pase, sino cómo va a pasar. Existen miles y miles de maneras de dejar este mundo, pero hay unas que sorprenden por lo macabras e impactantes que puede llegar a ser.

Un ejemplo de esto es ser asesinado por otro sin previo aviso. Sean las razones que sean, un asesinato siempre será un acto que marque a un ser humano. Entre la acción de quitar una vida, aparecen un sinfín de ideas acerca de por qué, con quién y cómo llevarlo a cabo, pero hay un tipo de asesinato que a muchos deja aterrorizados, el matricidio.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española (RAE), matricidio es básicamente el término para catalogar aquellos asesinatos en los que la víctima es la mamá del criminal.

“Madre solo hay una” y quitarle la vida parece un acto que hasta un asesino serial podría cuestionarse, pero esto no es algo que pasa cada mil años, pues, a pesar de lo increíble que parezca, se pueden leer sobre esos casos en titulares de cualquier parte del mundo.

El matricida del Meta y otros casos de asesinos que mataron a sus mamás

El matricida del Meta

Este 2023 se conoció el crimen del matricida del Meta, exactamente, en San Martín. Un hombre identificado como Sebastián Alexis fue arrestado por haber matado a su propia madre en un arranque de ira. Al parecer, el asesino consumía sustancias que lo hacían perder la noción de la realidad y terminó cometiendo este delito.

Los asesinos de Montijo

En 2018, se conoció la historia de cómo la avaricia puede llevar a los límite a una persona. Una pareja, Diana Fialho y Luri, fueron acusados de haber matado a la madre adoptiva de ella en Portugal. Según la investigación, la víctima, Amélia Fialho, de 59 años, y sus familiares no tenían buena relación desde que se casaron y esto llevó a que los dos enamorados la mataran para quedarse con todas sus propiedades.

“N”

En México se conoció el asesinato de la madre de Naiza Nimeth, “N”. La autora del crimen fue la joven de 24 años, quien confesó un año después el crimen. Al principio, la información que se tenía era que la mujer había sufrido un accidente, pero la investigación demostró que le habían arrebatado la vida. Para esconder su crimen, la asesina intentó cremar el cuerpo en una funeraria clandestina.