En la piel de Andrés Escobar

Año 1994, en el estadio de Pasadena (EE. UU.) el equipo local estaba con la firme certeza de poder derrotar a Colombia —la favorita—, pero entre jugada y jugada de John Harkes y Paul Caligiuri, llegó Andrés Escobar, que, por error, desvió la pelota mandándola al fondo del arco propio. Óscar Córdoba cayó al piso con desazón. Escobar, confundido por lo que acababa de suceder, se llevó las manos a la cabeza y con mirada profunda había entendido que las ilusiones de un país habían terminado. Pasaron casi dos semanas y con el recuerdo vivo de aquella jugada definitiva, Andrés Escobar fue asesinado en Medellín.

Escobar era un símbolo del Atlético Nacional por esos días. A los 27 años, estaba cerca de fichar para el Milán de Italia. Sin duda, el gol en contra y la eliminación calaron hondo en él. Desde entonces y hasta ahora, su historia sigue viva y ahora llevada a las pantallas de streaming en una miniserie de Netflix, Goles en contra.

VIVIENDO EN UN RECUERDO

Al otro lado de la pantalla hay una voz amable y tranquila que se antoja más cercana a ‘Juanpa’, como lo conocen sus amigos, que a Juan Pablo, como lo conoce el resto del mundo . El actor tiene un aire inalcanzable de estrella que se desvanece apenas se conecta desde Grecia para hablar con SoHo.

Al final, concede veinte minutos que costaron tres semanas de llamadas, mails e intermediarios, no es para menos, es el protagonista de la nueva miniserie que retrata la vida del futbolista Andrés Escobar.

¿Cómo puede uno de los futbolistas más famosos de la historia colombiana seguir siendo un enigma casi tres décadas después de su muerte? Es una pregunta que se encuentra en el núcleo de la fascinación deportiva con Escobar, el ícono de las canchas, cuya imagen de defensa central encubría una inteligencia feroz, así como una calidad humana sinigual.

Hablar del jugador no es fácil, se trata de un ser humano que encarnó el talento de los humildes y lo elevó a un nivel que admite comparación con los más grandes artistas internacionales.

-Juan Pablo, muchos consideran que Andrés era una leyenda, ¿está de acuerdo con esa etiqueta luego de interpretarlo?

-Bueno… Andrés fue una figura superimportante para el fútbol colombiano y todos lo recordamos muchísimo porque adentro y fuera de la cancha como se conocía popularmente, era el caballero del fútbol, así lo demostraba siempre, un tipo muy respetuoso, educado con la prensa, se expresaba muy bien, pero a la hora de jugar también tenía una jerarquía, es un ídolo y va a seguir siéndolo, la figura de él no se va a olvidar nunca.

-Se expresa íntimamente sobre él, usted debía ser muy pequeño para conocerlo.

-Desde muy pequeño supe de Andrés, veía unos VHS que tenía un tío sobre la historia de los mundiales, entonces como a mi me gusta tanto el fútbol los veía y ahí salía Andrés, ya después con los años pude ver más videos… tenía muy cerca toda su historia.

El compromiso de Urrego con Escobar fue incansable: cada mañana de las 10 semanas de rodaje de la miniserie pasó varias horas practicando para lograr la caracterización antes de llegar al set e interpretar con propiedad una serie de escenas emocionales. La forma valiente y multifacética en la que se paraba en el escenario impresionó a sus directores.

-(Risas) sí, el personaje y yo tenemos rasgos casi idénticos, claro que él tenía otras características, otras cosas, era un poco más alto que yo… se hizo un trabajo muy interesante de caracterización con pelucas, extensiones en el pelo (aunque yo me lo dejé crecer), los ojos eran más oscuros entonces usé lentes de contacto, también usamos una prótesis en la boca para hacerla ver más grande, se buscó hasta el más mínimo detalle para hacerlo real.

INTERPRETACIÓN

Juan Pablo Urrego tiene 36 años, carga con un premio a mejor actor protagónico de serie por su papel en Sin senos sí hay paraíso y otras tantas nominaciones fruto de sus años de carrera. A su corta edad puede presumir 23 actuaciones, en donde ha cambiado su rostro de cejas gruesas y ojos pequeños por rasgos más finos o fuertes según lo requiera el papel.

Hay algo en el paso del tiempo que se entrelaza con la vida de Urrego y la de su personaje en Goles en contra. Esta historia, basada en hechos reales, trata sobre los sucesos que rodearon la vida y la muerte de Andrés Escobar, así como el funcionamiento del fútbol colombiano de principios de los 90. Escobar fue asesinado en 1994, días después de la eliminación de la Selección Colombia del Mundial de ese año.

La miniserie recrea meticulosamente momentos emblemáticos de la vida y la carrera de Escobar, incluida su muerte, pero también se toma una licencia dramática con su vida, presentando personajes que se basan en figuras históricas, así como amalgamas de personas que podría haber conocido.

El guion da saltos en el tiempo, desde la juventud del protagonista hasta sus últimos días de vida, y es por esto que Urrego interpreta a Escobar con muchas aristas, imaginar lo que podría haber ocurrido en su vida privada le dio al actor la oportunidad de profundizar en la psiquis del jugador, “lo primero que hice fue prepararme, fui a un gimnasio para la parte física, comencé a jugar fútbol, a correr, trotar y, segundo, empecé a ver y a leer todo lo que podía encontrar de Andrés Escobar y, como quería saber más de él en el ámbito privado, entonces traté de encontrar en documentos, papeles y ya después en documentales que comencé a ver, lo conocí a través de la palabra de sus compañeros, hice de hijo, amigo, profesional y novio” , dice Urrego y sonríe.

Se le pregunta si con su experiencia el hecho de haber encarnado este personaje le representó algún nuevo aprendizaje. Sin embargo, para él las lecciones no tuvieron que ver tanto con la muerte de Andrés, sino con lo que representaba el personaje como ser humano. “Andrés, no me cansaré de decirlo, era un caballero, generoso, recto, noble, honesto, no tenía máscaras, con todo el mundo era igual… me dejó muchos aprendizajes, de hecho, una de las cosas que más me costó era encontrarle esa parte humana, por ejemplo, cuando se molestaba, porque era tan buena persona que era difícil poder transmitirlo”, advierte.

Si Andrés viviera, ¿qué crees que estaría haciendo ahora?

Si Andrés Escobar viviera en este momento, seguiría involucrado con el fútbol, me atrevería a decir que sería un gran técnico, pues siempre tuvo este sueño de tener una escuela de este deporte para ayudar a los niños a surgir en esta profesión.

También creo que sería un dirigente, falta que nos hace Andrés en estos momentos, de tener un dirigente serio, honesto, o sería un gran técnico porque él era un calidoso y sabía mucho de fútbol, él era obsesionado con el deporte y con su profesión y su carrera.

¿Qué opinión tienes sobre lo que sucedió con su muerte?

Pues mira, es muy triste, esa época en nuestro país es una de las épocas más tristes que hemos vivido, estábamos pasando por un momento donde había una especie de enfermedad colectiva, no sé qué era lo que estaba sucediendo yo era muy pequeño, pero también he leído mucho y he visto sobre esa época. Triste lo que sucedió con Andrés, pero hay que decir que es una de tantas historias que pasaron en esa época.

Al final de la entrevista, al otro lado de pantalla, aún hay una voz amable que suena a “Juanpa”, no se escucha al personaje rígido y hermético que podría ser Juan Pablo, sino a quien ha hecho lo que su corazón le ha dictado.