30 de diciembre de 2024
Actualidad
Héroes Anónimos: Los coteros y transportadores de Corabastos
El esfuerzo invisible que alimenta a Bogotá cada día.
Por: Redacción SohoDetrás de cada plato servido en nuestros hogares hay un sinfín de historias de esfuerzo y dedicación que muchas veces pasan desapercibidas. En el corazón de Bogotá, Corabastos, el mayor mercado de abastos del país, los coteros y transportadores desempeñan un papel fundamental para garantizar que frutas, verduras y productos frescos lleguen a las mesas de millones de personas cada día.
Desde las primeras horas de la madrugada, mientras la ciudad aún duerme, ellos están en plena actividad, descargando toneladas de alimentos, organizando bultos y asegurando que cada producto esté listo para su distribución. Su labor no solo es física, sino que también requiere precisión y coordinación, ya que cada movimiento contribuye al funcionamiento eficiente del mercado.
Estos trabajadores, a menudo invisibles para muchos, son el motor que mantiene viva la cadena alimentaria de Bogotá. Los coteros, con su fuerza y destreza, cargan pesados sacos que desafían cualquier límite físico, mientras que los transportadores recorren la ciudad asegurándose de que cada camión llegue a su destino con puntualidad. Este esfuerzo colectivo es lo que nos permite disfrutar de alimentos frescos y de calidad en nuestros hogares, restaurantes y supermercados.
Más allá del trabajo arduo, estas personas son testimonio de resiliencia y dedicación. Sus jornadas, aunque largas y extenuantes, son realizadas con un compromiso admirable. En cada bulto de plátanos, en cada caja de tomates, en cada costal de papa, hay una parte de ellos: su sudor, su energía y su determinación de sacar adelante a sus familias.
Reconocer su labor es también valorar el rol que tienen en nuestra sociedad. Sin coteros ni transportadores, la dinámica alimentaria de la ciudad simplemente no sería posible. Ellos son los héroes anónimos que, sin medallas ni aplausos, trabajan incansablemente para que la comida llegue a nuestras mesas.
La próxima vez que disfrutes de una fruta fresca o prepares una comida con productos locales, recuerda que detrás de esos alimentos hay manos que han trabajado arduamente para que lleguen a ti. Corabastos no sería lo que es sin ellos, y nuestra gratitud es el primer paso para reconocer su invaluable contribución. ¡Son el corazón invisible que alimenta a la ciudad!