23 de mayo de 2022
Opinión
Huevos y huevas
El lenguaje inclusivo se ha convertido en una forma de reivindicar a las mujeres, pero también en un tema electorero, una pesadilla y un atentado al idioma. En esta primera columna, Cristian Torres se vale de dos autoridades -Juan Gossaín y Piedad Bonnett- para lanzar una conclusión sobre el uso del género al escribir.
Por: Cristian Torres Rodríguez*La discusión política ya está dada. Esta columna no se detendrá en si los huevos que desayuna Francia Márquez son alemanes como tal vez sí lo sean las salchichas que consume o, si los huevos provienen de gallinas ponedoras rubias y de razas Bielefelder, Sundheimer o Vorweck, los panzers de los pollos. ¡Danke!
En la gallera aquí planteada se le lanzará un espolón al denominado e innecesario ‘lenguaje inclusivo’, muy de moda por estos días e impuesto por algunos candidatos, candidatas, candidates y candidatxs, toda una fauna de gallos multicolor que merecen más que les tiren huevos a las tarimas antes que elegirlos por tanta carreta de promesas incumplidas.
Más allá de la ridiculez de desconocer que hay palabras que abarcan todo, es entender que “la realidad es la que cambia al lenguaje y no el lenguaje el que cambia la realidad”, advierte para esta columna la escritora Piedad Bonnett, quien agrega que es más lo expuesto en el papel o de labios para fuera que la construcción de una verdadera revolución.
Juan Gossaín ahora integrante de la Academia Colombiana de la Lengua, aporta para este modesto escrito que hay una virulencia en la política que ha contaminado al lenguaje ¡todo un huevo podrido! ¿Cuál es la necesidad de cambiar las “palabras multi-géneros”? “Usted no puede estar diciendo mujeres y mujeros, hombres y hombras”, dice el maestro del periodismo.
La regla del idioma español dice que las palabras que designan un cargo y terminan en ‘ente’ son de un solo género. Por ejemplo: la vicepresidente o el vicepresidente, claro y suficiente. Por supuesto tampoco es necesario agregarle la ilegible x, ¿qué tal vicepresidentx?
Otro picotazo de gallo de lidia a propósito de esta coyuntura política lanza Gossaín quien cuestiona por qué no se debe decir ‘mayora’ a las mujeres mayores de edad: “¿Sabe qué era la mayora en el siglo XV en el idioma castellano? Era la mujer del mayor militar. Las mujeres de los oficiales del ejército, como había guerras por todas partes, le decían generala a la mujer del general, coronela a la mujer del coronel, mayora a la mujer del mayor y ahora están diciendo que ¿por qué no le decimos mayora a la mujer que es mayor de edad? ¡Porque MAYOR es para ambos géneros, el mayor de edad y la mayor de edad! Locuras que en la política enloquecen a la gente”…
Para terminar este ruedo, “el lenguaje debe propender por la síntesis y a veces se llega a cosas verdaderamente ridículas en aras de lo políticamente correcto” finaliza Piedad, la buena, la escritora. Mejor dicho: ¡Hable con huevos y no como hueva!
*Periodista
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