31 de marzo de 2014
Modelo no modelo
Andrea García, la directora colombiana de cine porno, a calzón quitao
Fue fundadora del canal Kamasutra y ahora se dedica a grabar escenas para venderlas en internet. La mujer más famosa detrás de cámaras del porno colombiano se desnuda por primera vez y cuenta su historia.
Por: Fotografía: Nicolás Corredor¿Cuándo se dio cuenta de que le interesaba el mundo del sexo?
Cuando era una niña, veía “Juan Sin Miedo”, la sección de El Espacio en la que aparecía una mujer desnuda, y le decía a mi mamá: “Yo quiero salir ahí”. Y ella me respondía que era una vulgar, una cochina. Siempre me ha interesado el tema: soy una persona muy sexual y de mente abierta.
¿Cómo llegó a la televisión?
Yo estudiaba Teatro, porque desde muy pequeñita quería ser actriz. Un día estaba viendo un canal regional de Medellín, Paisa Visión, y me encontré con un programa tan malo que pensé: “Yo puedo estar ahí, yo lo puedo hacer mejor”. Entonces llamé al director, me presenté y le dije que quería trabajar con él. Empecé en la parte de producción, hasta que una vez la presentadora de un magazín en vivo de moda faltó, y yo dije que quería presentar. Hice el casting y quedé.
¿Y cuándo se metió con el tema del sexo?
Resulta que el magazín iba a caerse por falta de presupuesto, y yo le propuse al director del canal que no lo acabara, que si necesitaba yo vendía la pauta. Pero me dijo: “Andrea, vos que sos tan pilosita, ¿por qué no hacés tu propio programa?”. Superemocionada, me reuní con unas amigas que eran productoras audiovisuales para botar ideas. Ya había programas de deportes, de música, de moda, entonces decidimos hacer uno de sexo. Y eso que yo, con 20 años apenas, sabía de sexo lo que sabe una persona normal… bueno, de pronto un poquito más.
¿Un poquito más?, ¿había hecho tríos, por ejemplo?
No los había hecho, pero digamos que sí lo había pensado y sí lo veía de una manera natural. Estaba dispuesta a investigar.
¿De qué era exactamente el programa?
Se llamaba Sex Magazine y tenía invitados que hablaban de sexo, obvio: terapeutas, artistas, sexólogos... Además, me metía a los clubes swingers, hacía entrevistas allá. Hablaba de las parafilias, de los fetiches de piel. Iba a reuniones donde se reúne gente a tocarse con los pies, ni siquiera hay coito, a veces hay masturbaciones, pero tampoco hay tanto contacto.
¿Y cómo le fue al programa?
Muy bien. Tal vez por el gancho, que era que metíamos unos videítos eróticos al comienzo, pero en Medellín la gente en ese tiempo, año 2000, era medio…
¿Medio qué?
Pongámoslo así: decían “¿una vieja hablando de sexo?, ¿esta qué es, puta?”. No había tanta aceptación, la gente necesitaba que los medios hablaran de temas como esos, había mucha curiosidad por ampliar el conocimiento sobre el sexo.
¿Cuánto duró Sex Magazine?
Duró siete años, y gracias a él monté después una tienda de sexo y me fui metiendo en la escena del entretenimiento para adultos: empecé a hacer eventos, fiestas temáticas, llevaba elementos de sadomasoquismo, hacíamos performances… Como el tema cogió tanta fuerza, se me ocurrió hacer un canal dedicado únicamente al sexo, algo sin precedentes en Colombia, y en 2005 convencí al dueño de Cable Pacífico de hacer Kamasutra TV.
¿Qué tipo de programas tenía?
Compramos los derechos de algunas películas, pero queríamos nuestra propia producción. Hacíamos programas con desnudos, pero nada explícito, muy soft, sin vagina ni penetración. Teníamos también un programa de posiciones sexuales para lesbianas, hacíamos otro de cocina erótica, en el que las chicas salían en lencería, cocinaban, les mostraban las tetas a los invitados...
¿Invitados?
Sí, tuvimos cantantes, humoristas… Recuerdo uno, mejor no decir el nombre, que hizo el programa y luego nos llamó y nos dijo: “Por favor, quiten eso…”. Nadie le dijo a él que les tocara las tetas a las presentadoras, ahí está la doble moral de algunos.
¿Qué pasó con Kamasutra TV?
Cuando viajé en 2006 al Festival Erótico de Barcelona, me di cuenta de que en ese momento había una crisis muy fuerte, porque todos los contenidos audiovisuales estaban migrando a internet: las empresas estaban cerrando, la gente que estaba dedicada a la industria del porno se estaba quebrando. ¿Y yo arrancado con un canal de televisión? Absurdo. En ese contexto, logramos vender el canal a Argentina, pero tuvimos que cerrarlo, era complicado. Barcelona me sirvió para conocer la industria y coger berraquera. Pensé que si en España podían hacer porno, acá también: yo tenía los recursos, el talento, a las colombianas que son muy guapas… había llegado la hora de hacer buen porno colombiano.
¿Cuál fue la primera película que hizo?
Una película lesbi, pues era más fácil que hacer una con un tipo, se llamó Primas paisas. Era la historia de una reunión de primos: una se quejaba del marido, la otra decía que se estaba metiendo en el cuento lesbi, sacaban juguetes que habíamos comprado y listo, así se dio. Después hicimos Casino foyal, Careputica roja, Polvo de hadas… ya no ponemos nombres tan clichesudos.
¿De dónde sacaban a las actrices?
Hicimos una reunión con unas chicas que presentaban en Kamasutra TV, les contamos que íbamos a comenzar a hacer porno, y se le midieron.
¿Quién escribía los libretos?
A mí me dicen que parezco Raúl Gasca, el todero del circo, porque desde el principio me ha tocado hacer cámara, fotos, libretos, todo. Aunque en esa película tenía un camarógrafo y un equipo de producción que me ayudaban.
Hacía de todo, ¿hasta actuar?
No, nunca he actuado.
¿Nunca le interesó?
No, sería muy mala puta, no sería capaz de fingir un orgasmo.
¿Fingen mucho?
Sí, es que el porno no es real. Muchas veces la actriz acaba de conocer al actor y no va a tener un orgasmo con cualquier tipo. Muy pocas veces he visto que ella llegue a un orgasmo.
¿Cuándo empezaron a meter hombres en las películas?
Por esa época. Hicimos una muy buena que se llamaba Paseo sexual: es la historia de un paseo millonario donde las escenas de cama son explícitas.
¿Hay penetración?
Sí, vaginas, penes, penetración.
¿De dónde salían los actores?
Para esa utilizamos actores naturales. Los camarógrafos llevaban a sus amigos, y empezó a regarse la voz: todo el día llegaba gente.
¿Cómo era el casting?
Era muy intimidante. En esa época, el tipo llegaba a una sala, se quitaba la ropa y le poníamos una película porno, porque necesitábamos ver que tuviera una erección fácil. Luego, le hacíamos unas preguntas, mirábamos si la cosa estaba funcionando bien y le hacíamos un registro fotográfico. A veces nos pedía que esperábamos a que se le parara, pero no podíamos: un buen actor se baja el pantalón y tiene una erección de una, pero si le toca consentirse una hora, no sirve.
¿Y hoy, cómo han cambiado los castings?
Tenemos una página oficial con un formulario donde el que quiera se registra. Si nos interesa, cuadramos un casting. Ahora, si es un hombre, él tiene que llevar a la actriz con la que va a hacer la escena de prueba. Eso lo hacemos porque las actrices cobran y a la mayoría de tipos no les funciona en el casting, entonces perdemos mucha plata. Además, hay hombres que van porque creen que es una buena manera de tener acción gratis, piensan: “Voy allá y me lo chupa una actriz porno”. Hay gente muy loca.
¿Loca?
Sí: mujeres que mandan fotos con los hijos, hombres que mandan fotos de su ano…
¿Se fijan en la pinta del tipo?
No tanto. Más en la erección fácil y en que no eyacule en tres minutos. Hay producciones en que no se necesita ni siquiera mostrar al actor, solo el pene y la actriz.
¿Qué tamaño de pene debe tener un actor porno nacional?
Tamaño latino: más o menos 16, 17, 18 centímetros. Los penes muy grandes no son tan funcionales y a las actrices no les gustan, les da miedo. Uno entiende, les va a doler porque no lubrican.
¿Está diciendo que las actrices no se excitan durante las escenas?
Pocas veces están arrechas. A veces se ve a la mujer cansada, malgeniada, por eso intento que la actriz y el actor se gusten de verdad.
Desde los primeros castings hasta ahora, ¿hay actores que hayan hecho una carrera importante?
Entran y salen. Mi hermano Johnny era un buen actor. A él nunca se le bajó la polla, jamás. Pero se enamoró y ya no quiere saber del tema.
¿Por qué terminó su hermano metido en eso?
Johnny trabajaba conmigo en producción. Un día, un actor me falló, entonces le dije que actuara. “A mí me da pena —me decía—, ¿y si no se me para?”. Pero lo hizo, y sin ayuda de una pepa ni nada. Yo me salí porque no era capaz de verlo, cuando de pronto veo a Christian Cipriani, mi esposo, aplaudiendo y gritando: “¡Qué actorazo!”.
Es un negocio familiar…
Sí, y no solo por mi esposo, mi hermano y yo; la mamá de Christian es nuestra contadora; el papá, que es ingeniero, se encarga de todos los portales; mi papá es un agente retirado del ejército y nos ayuda mucho en la producción; mi mamá cuida a mis hijas, ¿qué más ayuda que esa?
¿Vincularía a sus dos hijas a la empresa?
Si quieren. Es un trabajo como cualquier otro, en el que necesitamos mucho talento. No es solamente la parte actoral, es una industria con escritores, recepcionistas, maquilladores, fotógrafos...
¿Cuántos años tiene su hija mayor?
Nueve.
¿Hablan del tema sin problema?
Si uno le mete misterio, lo transmite, como si fuera algo oscuro, ilícito. Ella obviamente comprende lo que yo hago. A veces me voy a hacer compras con ella, y dice: “Mamá, mira esa ropa interior para tu producción, ¿no te sirve?”. Cuando estaba más pequeña, una compañera de colegio le preguntó en qué trabajaban sus papás, y respondió que eran productores de cine y televisión. Yo le pregunté si le había dicho algo más, y me contestó: “No, no le dije que tú haces porno”. Entonces le pregunté qué significa porno, y me dijo: “Tú sabes, gente desnuda…”.
¿Cuándo empezó a trabajar con su esposo?
En Kamasutra TV: empezamos a charlar, a salir, y lo invité a que hiciera parte del canal con un programa de técnicas sexuales.
¿Él sí actúa?
No, tampoco. Se encarga de las producciones, y es muy bueno: se consigue lo que sea, hace de todo.
Los dos se mueven en el ambiente del porno, ¿a ninguno le dan celos?
Es que el ambiente de una escena no se presta para uno sentir celos. Uno está concentrado, pensando en la producción, y no tiene tiempo para excitarse. La gente me pregunta si me he excitado, pero no, ya quisiera. Lo mismo hablo con mi esposo, no es que llegue una vieja y se le pare.
¿Cómo manejan la intimidad?
Mi sexo es increíble, y ha ido avanzando gracias al tema, pero no porque aprendamos más o porque lleguemos arrechos. No. Es porque nos abrió más la mente y la capacidad para sentir las cosas de otra manera. Hemos explorado mucho.
¿Después de esas exploraciones, todavía tiene fantasías por cumplir?
Sí, tengo una fantasía, pero no sé si sea capaz de cumplirla: quiero tener sexo con un negro, pero tiene que ser un negro muy bien dotado.
¿Por qué no va a ser capaz?
No sé, pero acá va una anécdota: mi esposo sabía que yo quería experimentar eso, y una noche en Los Ángeles nos fuimos de rumba con unos actores negros, y mi esposo los invitó después a la habitación. De pronto se empezaron a acariciar y yo entendí que Christian pretendía que cumpliera mi fantasía, pero yo no quería, empezando porque yo tendría que escoger al tipo, el que yo quisiera.
¿Alguna otra fantasía?
Hacer una orgía, me parece bacano el sexo grupal. Pero, de nuevo, yo escogería al grupo. No que me impongan uno.
¿Ha tenido sexo con mujeres?
Sí, pero no me considero bisexual; uno es bisexual cuando tiene la capacidad de amar o tener relaciones sentimentales con otra persona. Me parece divertido, pero nunca lo he hecho sola, siempre con mi esposo. Él me dice que si quiero tener una novia que lo haga, que me vaya a motelear, pero a mí me da pereza.
¿Él se da la libertad de hacer eso también?
No, y eso que yo le he dicho. No creo en la fidelidad, para mí es más un tema de lealtad. Yo soy leal, lo admiro y lo respeto mucho. No creo que uno cumpla 30 o 50 años de matrimonio sin acostarse con nadie más, porque el deseo existe.
¿Quiénes son mejores en el sexo, los hombres o las mujeres?
Los hombres. Lo que pasa es que con las mujeres se crea un ambiente de erotismo y de juego, pero no como para decir que es mejor.
¿Cuánta gente suele estar en la grabación de una escena?
Mientras menos gente, más hacemos. Contratar a muchas personas es una embarrada. Por lo general, hay una maquilladora; otra chica, que se encarga de peinar, buscar, vestir; el asistente, que está con las luces, los cables; yo, que tomo las fotos para que se ensayen posiciones y demás; y mi marido, que entra cuando yo salgo para hacer el video.
¿Les dan instrucciones a los actores antes de grabar?
Sí, les explicamos todos los movimientos, para eso son las fotos: “Tienes que voltearte, el culo pararlo así, cerrar las piernas, cruzar...”.
¿Ha trabajado con Nacho Vidal?
Sí, somos amigos. Él no me cobra.
¿Por qué es tan famoso?
Nacho Vidal es una leyenda. Las escenas con él tienen mucha magia: a las mujeres nos gusta ser bien folladas, y él transmite eso. Tiene experiencia, es morboso, me encanta.
¿Cuál es la mejor actriz colombiana?
Tengo a una chica que se llama Laura Montenegro, que no es la típica actriz de estereotipos. Lo que pasa es que cuando nos compran contenidos en Estados Unidos, por ejemplo, quieren mujeres muy naturales, normales: ahora el éxito del porno es que se acerque más a la realidad, que la gente piense que la actriz puede ser su vecina, su profesora, su secretaria. Entonces, las chicas con las que trabajamos son normales: hemos tenido azafatas, deportistas…
¿No les estresa la identidad?
Puede que sí, pero no hay nada que hacer. A veces me dicen que si pueden grabar con máscara o antifaz. Pero no, este no es El show de Cristina ni el programa del Padre Chucho.
¿Los actores que los buscan quieren ser estrellas porno o lo hacen por necesidad?
Diría que el 70 %, por necesidad. A veces llegan mamás con hijos en el hospital, y las entiendo, porque una mamá hace lo que sea por sus hijos, pero esa mujer no lo va a disfrutar, y yo me voy a sentir abusando de ella. Prefiero trabajar con una chica que quiera ser una estrella.
¿Cuál es el éxito de una buena actriz?
Que tenga actitud, que sea buena persona. Evitamos trabajar con las odiosas, chocantes, las que llegan muy vivas: “Es que a mí me pagan tanto…”. Un ejemplo: si el actor necesita una mamada extra antes de la escena y la chica no está dispuesta, ¿cómo se le va a parar?, pobrecito. Buscamos energía en la gente.
¿Qué es más difícil de conseguir, mujeres u hombres?
Conseguir hombres funcionales. Finalmente, mujeres siempre hay.
Defina “hombre funcional”.
Que su aparato reproductor funcione.
¿Durante cuánto tiempo?
Unos 45 minutos sin venirse.
¿No hay escenas donde cortan para que el tipo descanse?
Claro: cuando el actor está que ya, nosotros tenemos señales para que pare. Cristian les dice que piensen en su mamá dándoles la sopa, y yo me muero de la risa.
¿Han trabajado con Esperanza Gómez, Isabella Obregón, Franceska Jaimes?
Con Franceska, sí. Hicimos la primera escena que grabaron Franceska y Nacho antes de hacerse pareja.
¿Cuánto cuesta hacer una película porno en Colombia?
Un película no, una escena, que es lo que se hace hoy en día. Una escena de dos horas puede costar cinco o seis millones, más o menos.
¿Es fácil recuperar esa plata?
Es volumen, ese es el éxito de las producciones. Yo no voy a hacerle a un cliente solo una escena; hago un contrato por un número de escenas. Trato de hacer por lo menos tres en un día y sacarle jugo a la producción.
¿Cuánto le pagan a un actor?
Eso es bastante variado: cuando vienen actores estadounidenses, les pagamos entre 500 y 800 dólares. Nosotros necesitamos grabarlo 45 minutos, ya en edición se recorta y queda en 30 o 28 minutos.
¿Y a un colombiano?
Desde 300.000 pesos. Entonces, si pueden hacer tres escenas al día, se harían 900.000 pesos. Me han dicho que es muy poquito, pero es que ellos deberían pagarnos, porque les estamos enseñando. Hay gente que pide mucha plata, pero nosotros sabemos cuánto se paga en el mundo: Penthouse es una de las empresas que mejor paga y a una porn star le da 1500 dólares por escena.
¿Cómo funciona el negocio del porno?
Hay varias modalidades: una es que nosotros tenemos sitios propios donde hacemos nuestras escenas y la gente las puede descargar, dos de las páginas son de pago. Pero nosotros somos también una productora que hace contenido para gente de afuera. Si nos llaman de Penthouse y nos dicen: “Necesitamos una producción, negros con travestis, negros con blancos, con chicas superoperadas, culos exagerados…”, pues buscamos y mandamos a la gente que esté disponible.
¿Cuál es la escena más bizarra que han hecho?
Cuando grabamos a una transexual que se había cortado el pito, estaba operado. Eso fue muy fuerte.
¿Qué es lo más aburrido para grabar?
Las escenas de lesbianas. Yo las mando como un regalo para el cliente, como una ñapa, no se venden bien.
¿Qué es lo que más se vende?
Cosas muy reales, situaciones creíbles, como la chica que llegó en un taxi a actuar y se calentó en la grabación.
¿Todo el porno que se ve en internet es producido?, ¿lo que uno piensa que es amateur no es amateur?
Nada es amateur, todo tiene un contrato. Hay gente a la que de verdad le excita pensar que eso pasó, pero es falso.
¿Hay prepagos en este oficio?
Creo que el 95 % de las actrices porno acá son trabajadoras sexuales.
¿Trabaja con modelos?
Algunas chicas nos han dicho que están empezando en el modelaje y quieren hacer algunas escenas. Muchas piensan que eso no se ve en Colombia, pero es absurdo creer que un contenido que está en internet no va a llegar nunca, así esté en una página rusa. Si existiera un bloqueo para ver eso en Colombia, muchas se hubieran dedicado a hacer porno.
¿Alguna famosa que haya hecho porno?
Sí, pero no voy a contar quién. Solo digo que yo estaba acompañando a unos gringos en una producción y llegó una famosa e hizo una masturbación. Como media hora después se arrepintió, armó un problema y ordenó que borraran las memorias de las cámaras.
¿Cómo funciona el tema del pago en Colombia?
Hay mucho fraude. Ahí estamos pintados los colombianos, nos acostumbramos a todo gratis. Aquí no somos grandes consumidores todavía.
¿Los canales porno siguen siendo rentables?
Pienso que el apoyo más grande ahora es la web, hasta para los canales de televisión. Nosotros todavía tenemos la idea de montar un canal porque amamos la televisión.
¿Ve esos canales?
Tengo que ver las escenas nuevas.
¿Le excita?
Creo que el porno es bueno para verlo en pareja, porque uno aprende muchas cosas. Eso ayuda a veces a que la gente se suelte más, se desinhiba sexualmente, aprenda movimientos, tocadas, posiciones. Aunque mi esposo dice que es mejor verlo solo.
¿Por qué?
Porque dice que los hombres lo ven para echarse una paja y ya, que después se les quitan todos los pensamientos sucios y cochinos. Mejor dicho, que es para los hombres que quieren ser fieles. Ver porno solo ayuda, claro, uno se excita, se masturba y ya.
¿Cada cuánto se masturba?
Muy frecuentemente. Por ejemplo, cuando mi esposo está dormido y quiero conciliar el sueño, me relaja mucho. Pero más que masturbarme, tengo sexo muchas veces a la semana, me encanta.
¿En qué piensa cuando se masturba?
Yo hago películas todo el tiempo, todo lo veo con doble sentido. Siempre está corriendo una cinta en mi cabeza. Si estoy acostada y el odontólogo está ahí, entonces empiezo a armar historias.
Que se convierten en películas…
Sí, casi siempre.
¿Existe el porno para mujeres?
Quiero hacerlo.
¿Cuál sería la diferencia entre el porno para hombres y para mujeres?
La diferencia es que el porno lo voy a hacer yo, desde mi punto de vista. No va a tener una intervención masculina ni en producción, ni en fotografía. Vamos a tener hombres, pero todo va a ser dirigido por mí. Voy a tener siempre en cuenta que nosotras las mujeres nos demoramos como 15 minutos para entrar al estado de excitación, es como el preludio. Es algo que a los hombres a veces les parece aburrido, pero nosotras necesitamos más historia, más magia, más piel. Quiero meterle fantasías muy femeninas.
¿Qué fantasías son muy femeninas?
El trío, más con dos mujeres y un hombre que con dos hombres y una mujer. Creo que muchas mujeres lo han pensado, pero tienen miedo de contárselo a sus parejas; y al revés: hombres que sueñan con tener sexo con dos mujeres y tampoco lo dicen… hay falta de comunicación.
¿Cómo ve la industria porno colombiana comparada con la de otros países latinoamericanos?
En Latinoamérica somos líderes, hay muchas actrices de Brasil, Argentina y Venezuela que se quieren venir a trabajar.
¿Dónde se consume porno colombiano?
En Estados Unidos.
¿Entonces las actrices que quieren ser estrellas porno ya no tienen que irse a Los Ángeles?
Para llegar a Los Ángeles, deben haber ganado experiencia acá o se las come el mundo.
Usted le propuso al Tino Asprilla hacer una película porno, ¿por qué?
Necesitábamos un actor negro que fuera poderoso. El Tino salió en SoHo y tiene tremendo aparato. Además es de mente abierta, excéntrico. Le hicimos una propuesta oficial de 20 millones y dijo que por esa plata ni lo mostraba. Lo que él no sabía era que le pagábamos 20 millones, pero por toda la producción, no por una escena.
¿Con cuáles personajes famosos le gustaría hacer una película entonces?
Tiene que ver mucho con la personalidad, así que con Marbelle, con Carla Giraldo... o de pronto con Petro.
¿A mediano o a largo plazo se ve trabajando en esto?
Sí, yo quiero crear una empresa familiar y tener un edificio con mi nombre.
¿Todavía sueña con salir en algo parecido a “Juan sin miedo”?
Por ahora, en SoHo. Pero, repito, soy una persona muy sexual y de mente muy abierta. Cualquier cosa puede pasar.
AGRAdECIMIENTOS INCUBOS BY CATALINA AZUERO CL. 74 N.o 4-11 PISO 3 TEL: 3204140654