25 de agosto de 2014
Testimonio
Prostibulos en Bogotá: La Whiskería de la 49, Soy Jairo Alarcón el dueño
Este negocio es rentable. Podemos llegar a vender un viernes o un fin de semana entre 30 y 40 millones de pesos.
Por: Jairo AlarconYo recogia cafe en una finca de Santa Rosa de Cabal, en el departamento de Risaralda. Llegué a trabajar a Bogotá en 1974 como portero en un negocio que se llamaba El Nuevo Alí.
Ese lugar es lo que hoy es La 49 (Forty Nine), donde también fui mesero. Era una casa vieja, chiquita y de siete mesitas. Luego me lo arrendaron, y después de ocho años logré hacer un capital y lo compré. Recuerdo que lo adquirí en 20 o 30 millones de pesos.
Tengo cinco hijos, uno de ellos estudia Medicina Deportiva en La Habana, Cuba. El otro estudia Ingeniería en la Universidad Javeriana, los dos siguientes cuidan una finca de descanso en Santa Rosa de Cabal y uno menor de tres años está en el colegio.
He entendido con este negocio que la prostitución y la diversión de hombres tiene que ser la mejor. Debemos ofrecer una diversión amable a personas que no tienen nada que hacer y vienen a ver chicas bonitas o a hablar con ellas. Jamás me he enamorado de una mujer de acá, pero uno no puede decir que no, hombre. Esto ha sido tan bueno que hasta algunos pacientes de la clínica Marly han pasado la cuadra en muletas y salen recuperados.
Acá tengo entre 150 y 200 chicas diariamente. Tenemos cinco pisos, cada uno de 1000 metros cuadrados y dos de ellos destinados a la rumba. En el tercero tenemos salas de lujo y de acompañamiento; en el último, suites presidenciales, y contamos con 18 habitaciones. De frente son 10 metros y de fondo, 90. Somos el único sitio en Colombia que tiene salida de emergencia, se entra por la carrera 13 y ese camino nos comunica con la calle 50 y la avenida Caracas. En este lugar trabajan 50 personas, y es vigilado por 32 cámaras de seguridad que solo reviso yo. De agua pagamos tres millones de pesos al mes; de gas, 700.000 y de energía, cuatro millones más. También se usan cerca de 1000 condones, que Profamilia nos vende.
Una chica puede cobrar lo que ella quiera. No tiene precio fijo, pero normalmente cobran entre 300 mil y 500 mil pesos. El cliente paga por habitación 60 mil pesos. El total de los clientes que llegan a mi negocio son 70% colombianos y el resto, extranjeros.
Acá venía mucho un amigo mío, el exjefe de seguridad del expresidente Andrés Pastrana, Royne Chávez, alma bendita. También muchos famosos.
Este negocio es rentable. Podemos llegar a vender un viernes o un fin de semana entre 30 y 40 millones de pesos. A diferencia de muchos dueños de prostíbulos, me encanta la vida nocturna y no me quejo como otros. Creo que mi diosito me dará las fuerzas para trabajar unos diez añitos más.
No me gusta el cine porno, prefiero una película de acción y las de terror, que las he visto todas. No leo, por lo que no tengo un libro favorito. Eso sí, la Biblia es el único que me llama la atención, ahí deposito mis dudas sobre la vida de manera solitaria, me concentro y tomo mis propias decisiones sin tener personas alrededor. Creo en el Señor de los Milagros de Buga y en el papa Juan Pablo II. Ahora que fue ascendido a santo, me sentí muy feliz porque sé que se lo ganó a pulso. Él me ha ayudado mucho.
De todas las colombianas, la paisa, la caleña y la pereirana son las más sexis y solicitadas. En la Forty Nine a nadie se le ha parado el corazón. No he traído a curas para que bendigan mi negocio. Hago mis propios riegos con maticas. No conozco la relación sexual más larga, pero hay clientes que han durado dos, tres y cuatro días encerrados y rumbeando. Duermen, descansan, se duchan y la siguen pasando bueno.
Algunos clientes han llegado a gastarse entre 20 y 30 millones de pesos. Una botella de whisky vale 465 mil pesos, para que se hagan una idea. Tenemos desde cervezas colombianas hasta vinos extranjeros. La niña más juiciosa y activa puede ganarse más de diez millones de pesos al mes, y en la noche puede echarse seis o siete polvos.
De acá han salido muchas chicas a ser grandes modelos y presentadoras de televisión. No sé la cantidad, pero son muchas las que hoy día están en la pantalla nacional. Prefiero no decir sus nombres.