30 de abril de 2014

Testimonios

Un soldado

En tiempos de guerra cualquier cosa es cariño. Cuando uno decide ser soldado (así suene a lo mismo de siempre), todo empieza a tener un sentido diferente.

Por: José Édgar González

Menú


1. Desayuno
Muffin de naranja
Chocolate con queso 30 g

2. Almuerzo
Pollo a la jardinera 180 g
Pan de avena 100 g
Refresco hidratante 36 g

3. Comida
Gulash 180 g
Galleta integral 100 g
Refresco hidratante 36 g

4. Energéticos
Panela 125 g
Leche condensada 100 g
Bocadillo 100 g
Almendras tostadas 25 g
Turrón 25 g
Ciruelas pasas 10 g

5. Complementarios
2 pastillas purificadoras, pastilla multivitamínica, cuchara, dos servilletas, sal, azúcar, café instantáneo


Durante tres años estuve patrullando la zona del Caquetá. Cuando me tocaba estar en el monte, mi dieta y la de unos 20 soldados más que me acompañaban se basaba en arepa frita (cocinada con areparina), una jamoneta y si acaso un chocolate en agua. A veces, si la situación se complicaba, lográbamos sobrevivir a punta de arepa, caldo Knorr o solo granos, pues la entrada de víveres se complica, no se puede armar el helipuerto y toca andar bajo presión. Instalábamos bases móviles, desayunábamos en un lugar, cocinábamos el almuerzo en otro y dormíamos en una zona apartada. Allí se trabaja bajo las órdenes del comandante; si el enemigo está cerca, se implementa el 50/50, esto significa que la mitad del grupo duerme y la otra mitad presta seguridad (los turnos se cambian cada seis horas). La hora para despertarse es a las 4:30 a.m. y nos repartimos en grupos para montar el dispositivo de seguridad.

Si uno se hospeda en una base militar, el panorama cambia por completo; los desayunos son generosos: huevos revueltos, arepa, salchicha guisada y caldo. Si tenemos suerte y acceso a un pueblo, compramos pollo, pescado o carne y preparamos sancocho. Cuando pasamos por fincas, entramos y le pedimos a la persona que atiende que nos venda gallinas o marranos, pues uno a veces llega del monte con cinco días comiendo solo arroz, lentejas o fríjoles.

La ración de campaña la mandan cuando tenemos trabajos especiales. La bolsa viene con varios alimentos empacados al vacío que no necesitan cocinarse. Esto nos mantiene nutridos por 24 horas. Una Lechera y un bocadillo en la selva saben a gloria. Sin embargo, a veces la estadía se alarga por el difícil acceso, y toca hacer rendir la ración para dos o tres días, esto depende del peligro. Extraño la sazón de mi hogar, aunque admito que cuando los compañeros cocinan con amor, todo sabe mejor.

Contenido Relacionado

Testimonios

Yo trabé a mis amigos con una torta de marihuana

"Lo que yo les hice a ustedes aquel domingo de junio de 1980 no tiene nombre ni perdón": Eduardo Arias.

Testimonios

Historia de mi propio aborto por Virginia Mayer

¿Qué pasa por la cabeza de una mujer que toma la decisión de abortar? ¿A quién acude? ¿Cómo asume el procedimiento? ¿Cóm...

Testimonios

Nunca es tarde para el ejercicio

¿Sabía que después de los 40 los músculos empiezan a perder masa muscular y, por ende, fuerza? Si no hace ejercicio, es ...

Testimonios

Humberto de la Calle antes de entrar a la política

¿Sabía usted que antes de ser vicepresidente, ministro o incluso abogado, el actual negociador de paz fue un abanderado ...

Testimonios

Por qué escogí una carrera en pornografía

A Carly Rae su trabajo como actriz porno la salvó de una depresión y le devolvió la confianza. Pero no todo ha sido buen...

Testimonios

Así salí del clóset y me casé

El escándalo sobre las cartillas para fomentar el respeto a la diferencia sexual en los colegios —que ha incluido marcha...

Testimonios

Yo me colé en la final de la Champions (y alcé la copa con James)

Diez filtros de seguridad y miles de policías no fueron impedimento para que el italiano Gaspare Galasso se colara en la...

Testimonios

Nairo secreto: 10 cosas que nadie sabía

El periodista inglés Matt Rendell fue, hasta hace unos meses, jefe de prensa del equipo de ciclismo Movistar, y debió vi...