30 de octubre de 2014
Testimonios
Yo fumé marihuana durante 21 días seguidos
La periodista española Samanta Villar cuenta cómo es vivir trabada todos los días. "No sé qué cantidad fumé en total, pero en promedio fueron entre cuatro y seis porros diarios".
Por: Samanta VillarFumé porro esporádicamente en la adolescencia y en la época de la universidad con mis amigos, pero nunca pensé hacerlo por trabajo. Soy periodista y en 2008, tras diez años de carrera, me eligieron como conductora y reportera de un nuevo proyecto documental del canal Cuatro de España, llamado 21 días, que tenía como objetivo hacer un periodismo diferente al que se veía en ese entonces en la televisión. (Marihuana ¿El viagra de las mujeres?)
El lema del programa era: “No es lo mismo contarlo que vivirlo”. Por eso, los reportajes trataban temas que se entienden mejor cuando se viven en carne propia. Había mucha expectativa sobre ese nuevo formato de periodismo de inmersión y debíamos impactar en las primeras emisiones para ganarnos al público. Por eso, durante la planeación de la primera temporada, pensamos en los temas más polémicos en España, entre los que no podía faltar el de la marihuana.
En las dos primeras entregas pasé 21 días viviendo entre cartones y otros 21 sin comer. Luego comencé mi maratón de 21 días fumando porro. Al principio estaba entusiasmada, sería un programa transgresor, sobre todo, porque nadie, jamás, había fumado porro en la televisión española. Yo lo haría durante 50 minutos seguidos en pantalla, con todo tipo de personas en mi país relacionadas con la marihuana. (Fumando marihuana con mi papá por primera vez)
No tuve ningún tipo de preparación. Simplemente empecé un día con un plan de rodaje nuevo y de ahí en adelante, a fumar cada vez que pudiera a medida que tenía encuentros con los invitados. Con los primeros porros me sentí relajada y alegre, pero al cabo de cinco días de andar fumada, sentí un poco de ansiedad. El cannabis me producía sed, cansancio y la sensación de que la gente me miraba todo el tiempo, como si pensaran que estaba loca o supieran que andaba bajo sus efectos. Nada de eso me gustaba.
Tras una semana empecé a sentir un agotamiento físico casi permanente, que no había padecido nunca. Me preocupé por las consecuencias de fumar tanto porro y hablé con un médico experto que me explicó lo que podría pasarme en ese tiempo, las modificaciones cerebrales del abuso del cannabis y las altas probabilidades de adicción. Seguí adelante. (El cóctel de marihuana)
Entendí que una cosa es fumar de manera recreativa, es decir, armar un porro porque a uno le apetece y relajarse en una reunión de amigos, pero yo tenía que fumar y además rendir con la rutina de las entrevistas a los invitados, pensar preguntas e ideas que funcionaran para el programa y estar atenta al rodaje. Es otras palabras, fumaba y debía cumplir con mi trabajo.
En algunos momentos tenía que pedirles a mis compañeros que me dieran las indicaciones más concretas posibles para poder grabar. Y claro, hubo instantes en los que las cosas se salían de control sin darnos cuenta. De repente parábamos de grabar porque todos nos veíamos muertos de risa, sin razón, seguramente bajo el efecto del humo del cannabis en lugares tan cerrados como los clubes de la comunidad cannábica.
Al llegar a la última semana, ya estaba hastiada. No quería ver un porro más, me parecía que llevaba mucho tiempo fumando y solo pensaba en que quería que todo terminara de inmediato. Entonces recordaba mi encuentro con el médico y pensaba que estaba lejos de terminar enganchada. Los 21 días fumando porro fueron para mí como una especie de terapia de choque: no sé qué cantidad fumé en total, pero en promedio fueron entre cuatro y seis porros diarios, y eso es demasiado. (¿Qué tanta marihuana se fuma en Colombia?)
Finalmente, el episodio de 21 días fumando porros salió al aire el 27 de marzo de 2009 y tuvo un éxito enorme: más de 2.290.000 personas vieron el programa. Pero más allá de eso, creo que cumplimos nuestro objetivo porque después de esa emisión empezaron a discutirse asuntos sobre la marihuana que antes no se hablaban y que eran importantes para el avance del consumo en libertad. Hubo un clima de convulsión mediática sobre el tema.
Aprendí mucho sobre la marihuana en esos 21 días, pero no creo que por voluntad propia vaya a fumarme un porro de nuevo en mi vida.