No puedo ver un pene ni en cine porque me da un ataque: sudo, tiemblo, me ahogo, siento ganas de vomitar, se me acelera el corazón...
Tengo 25 años y esto comenzó cuando intenté iniciar mi vida sexual, a los 17. Tenía un novio que quería y por el que sentía gran atracción sexual. Un día al salir de una fiesta nos fuimos a un hotel, nos besamos y nos acariciamos delicioso. De pronto él me sentó en la cama, se paró y se lo sacó. Yo comencé a temblar, le pegué sin darme cuenta y creo que me desmayé. Cuando desperté, el pobre estaba asustadísimo. Seguimos un tiempito más juntos pero le terminé porque no quería volver a sentir eso. Comencé de nuevo a tener novios dos años después, pero les decía que yo no iba a la cama con ellos hasta casarnos. Así, hasta que apareció mi actual esposo: me dijo que nunca me presionaría, y eso me mató. La noche de bodas fue una pesadilla. Tomé mucho y le pedí que apagara la luz para poder cumplir.
Duré varios meses así hasta que un día me desmayé en pleno acto, y él se dio cuenta. Entonces le conté y él me comprendió. Hoy tenemos un hijo de un año y medio.
La gente no se imagina lo que me pasa. Soy sociable y me encanta vestirme sexy. Cualquiera podría pensar que me gustan las mujeres, pero no: me encantan los hombres, aunque suene contradictorio. Hace poco descubrí que puedo tener varios orgasmos con sexo oral. Lo que me desespera es que yo no puedo retribuirle a mi marido. Llegué a pensar en que se buscara otra mujer para que lo complaciera o en hacer un trío. Como el baile me excita, lo que hago es que, cuando nos vamos de rumba, tomo bastante antes de tener relaciones... pero solo penetración y sin luz. No puedo seguir así o me voy a volver alcohólica. En este momento estoy en terapia de desensibilización gradual (tengo que ver penes y tocar consoladores). Sueño con salir adelante y liberar toda mi sensualidad reprimida para hacer muy feliz a mi pareja y, de paso, a mí.