15 de mayo de 2017
Instantánea
Las cicatrices que esconden los deportistas colombianos
Deportista que se respete se ha caído, se ha lesionado y tiene marcas que así lo comprueban. SoHo buscó a seis deportistas nacionales de alto rendimiento y retrató esas cicatrices que les ha dejado el deporte y que los acompañarán por siempre.
Por: Revista SoHoSebastián ‘Tatán’ Mejía
Motociclista / 32 años
Perforación del intestino delgado
Estaba en Nicaragua, en un campeonato de supercross, una de las categorías más difíciles del motocross, porque son circuitos pequeños con saltos complicados. Preciso tenía que hacer tres saltos muy seguidos, y el último fue corto y peligroso. Caí de frente contra el timón y me pegué durísimo en la zona abdominal. Me trasladaron a un hospital, en el que increíblemente me mandaron para el hotel, pues pensaron que era solo un golpe menor. Yo vomitaba y gritaba del dolor. Y fui tan de buenas que justo en la habitación de al lado estaba un doctor cubano que me oyó, pidió verme y me diagnosticó con peritonitis. Me llevó a la clínica y él mismo me operó. Estuve dos semanas allá y, luego, dos semanas más en otra clínica en Colombia. Puedo decir que le debo mi vida a ese doctor. (Los 5 deportes con los que puede quemar más calorías)
Fotografía: Jorge Oviedo
Santiago Botero
Ciclista de ruta retirado
44 años
Fractura de cráneo
Yo seguía estudiando Administración de Empresas en la universidad Eafit, en Medellín, y mientras tanto me preparaba para los Juegos Universitarios de 1994. Una tarde, al final de mi entrenamiento, venía bajando hacia Medellín por el Alto de las Palmas, di una curva a la derecha y me encontré de frente con un taxi que iba subiendo y que intentaba pasar a un bus. Me choqué durísimo contra el parabrisas, reboté y caí al piso en un estado de semiinconsciencia. El taxista me llevó de inmediato a la clínica. Yo sangraba por la boca, por la nariz, y tenía la mitad del cuerpo paralizado. Apenas llegué, me metieron a cirugía para tratar de quitarme el hematoma cerebral (el nombre técnico es hematoma subdural entre el cerebro y el craneó). El resultado podía ser mortal. Duré tres semanas en la clínica, donde afortunadamente evolucioné bien. Dos meses después, ya estaba otra vez encima de mi bicicleta. (Los lujos de los deportistas más excéntricos)
Fotografía: Luis Felipe Escobar
Carlos Ramírez
Bicicrosista / 23 años
Fractura múltiple de muñeca
Me he quebrado dos veces el hueso escafoide de la muñeca izquierda. La primera, a los 12 años, cuando ya me la pasaba encima de una bicicleta. La segunda fue después de quedar campeón mundial juvenil, a los 18, en un entrenamiento, cuando caí sobre la mano. Me han tenido que operar cinco veces de ese hueso: los médicos me han abierto para repararlo, para limpiarlo, para quitarme el tornillo que me habían metido. La última operación, la más compleja, fue después de los Olímpicos de Río, donde obtuve medalla de bronce. Me tuvo casi tres meses por fuera de competencia, porque debía evitar cualquier contratiempo que me obligara a empezar de cero. Hoy, por suerte, estoy recuperado. (Sufrimiento y gloria: 5 documentales de deportistas que tiene que ver)
Fotografía: Luis Felipe Escobar
Marcelo Gutiérrez
Ciclista de downhill / 26 años
Luxación de clavícula
Una de las caídas más fuertes que he tenido —y no han sido pocas— sucedió en 2015, en Japón, cuando estaba grabando unos videos promocionales. Apenas en el primer día de grabación, perdí el control de la bicicleta y me metí una caída durísima contra el piso. De inmediato me llevaron al hospital, pero nadie hablaba ni español ni inglés, y fue un camello que entendieran qué me había pasado. Finalmente me contaron que tenía una luxación de grado 2 en la clavícula, una perforación en el pulmón y tres costillas fisuradas. Me tocó quedarme casi dos semanas allá sin hacer mucho. Lo increíble fue que al regresar a Colombia, competí en los Juegos Nacionales; fue un riesgo muy grande para mi cuerpo, pero me gané la medalla de oro. (Por qué las tenistas gimen en los partidos)
Elkin Soto
Futbolista / 34 años
Fractura de ligamento cruzado y menisco
En mayo de 2015, cerraba mi última temporada en el Mainz de Alemania y jugábamos un partido vital ante el Hamburgo. Yo quise patear el balón, pero un rival se me atravesó y me puso el cuerpo sobre el muslo. De inmediato, la rodilla se salió de su lugar y, al caer al suelo, sentí como un corrientazo. Los médicos del equipo intentaron meter la rodilla en su posición, pero era tanta la tensión en los músculos que fue imposible. Al día siguiente, el Mainz me extendió el contrato un año más, aunque estaba a días de finalizar, para que pudiera recuperarme con su ayuda. Fue un gesto muy bonito. Tuve una primera operación, tres días después del accidente, para buscar estabilidad en la rodilla, y a finales de julio me operaron el ligamento cruzado. A pesar de que muchos no lo creían, el 15 de mayo de 2016, justo un año después, volví a jugar.
Fotografía: Andrés Valencia
David González
Skater / 26 años
Quemadura de primer grado
Skater que se respete se ha pegado totazos bravos. Y yo no soy la excepción. La cicatriz más llamativa que tengo se la debo a una quemadura de primer grado que sufrí al rasparme muy duro el brazo derecho cuando grababa un video en Estados Unidos, más exactamente en Long Island, California. El piso estaba un poco mojado, y en un caño, después de un salto, perdí el control de la tabla y caí de lado. Fue un raspón tan severo que me mandó al hospital. Allá estuve diez días con una gasa que me tapó la herida, hasta que pude volver a salir, volver a montar tabla. (Búsquese una mujer que lo mire como ella)
Fotografía: Jorge Oviedo
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