21 de julio de 2010

Ovejas

No tenemos la menor idea de cómo se llama la segunda bebé probeta, ni nos interesa. De igual forma, Dolly solo hay una: el resto son simples ovejas clonadas.

Por: Antonio García
| Foto: Antonio García

El 5 de julio de 1996, a las cinco de la tarde, en Roslin, Escocia, nació el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. Era una oveja y fue bautizada Dolly en honor a la cantante de música country Dolly Parton, famosa por el tamaño de sus tetas. La célula a partir de la cual fue clonada pertenecía a la ubre de otra oveja, por tanto el científico Ian Wilmut, quien condujo los experimentos que la llevaron a existir, decidió bautizarla con este peculiar nombre. Las ovejas siempre han sido una categoría genérica, indistinta: contar ovejas es un remedio utilizado mundialmente contra el insomnio; en los cuentos infantiles siempre representan el rebaño desprotegido y alienable, susceptible de irse detrás de cualquiera o perecer en las fauces de un lobo. Las ovejas casi nunca tienen nombre propio. Son ovejas y ya. La oveja negra es un símbolo, pero basta con saber su color, no cómo se llama. Dolly, en cambio, fue una oveja individualizada. Inundó los televisores de todo el globo y es seguro que salió en más portadas de revista que la perra Lassie, el delfín Flipper e incluso King Kong. El 14 de febrero de 2003, tras siete años de fama y reconocimiento, Dolly fue sacrificada, pero su recuerdo es indeleble, quedará para siempre en la historia de la ciencia y de la humanidad. Todos, en su momento, sabíamos quién era o la habíamos visto, y actualmente pueden verse fotos suyas en internet, pues se trata de la oveja más fotografiada en la historia ovina mundial. Por si fuera poco, puede verse disecada en el Royal Museum de Edimburgo, donde reposa dentro de una urna de vidrio.

Después vendría una oveja clonada y transgénica llamada Polly, pero nunca brilló tanto como su antecesora. Tampoco corrieron con la misma suerte Bonnie, Sally, Rosy, Darcy y Cotton, los hijos que parió Dolly durante su vida. Es apenas predecible que esto sucediera, pues ya se había agotado la novedad. Hecha esta famosa copia genética, las ovejas podían retornar a su acostumbrado anonimato y prestarse para ser contadas en noches de insomnio o acosadas por lobos feroces que no distinguen entre una y otra.

Sin embargo, Dolly no hizo nada por sí misma salvo existir. Era famosa porque se trataba de un clon y nada más. No tenía inteligencia para aportar ideas en el laboratorio, ni ayudó a redactar los protocolos, ni se ocupó en dar conferencias… Nada. Para ella era suficiente con estar ahí, balar, comer, cagar. Bastaba ser idéntica al modelo del que fue clonada. En su exiguo cerebro jamás se preguntó a qué dios rezar. Tampoco conoció esos versos de William Blake que dicen Corderito, ¿quién te hizo a ti

/ ¿Sabes o no quién te hizo a ti

/ Te dio comida y te hizo vivir/ en prados con agua de eterno fluir/ Te dio vestidos deliciosos/ los más suaves, radiantes, lanosos/ Te obsequió esa voz tan tierna/ que a todos los valles deleita/ Corderito, ¿quién te hizo a ti

/ ¿Sabes o no quién te hizo a ti?.

En la política colombiana ya existe "esa ovejita Dolly que le clonaron genéticamente a Uribe seguramente a espaldas de su señora Lina", como sabiamente lo describió Antonio Caballero en un artículo para la revista Semana. Su nombre es Andrés Felipe Arias y responde al apropiado y triste apodo de Uribito. La única diferencia con Dolly es que Arias sí podría responderle a Blake quién lo hizo a él: Álvaro Uribe Vélez.

Valga como ejemplo un caso similar: sabemos que la primera bebé probeta de la historia se llama Louise Brown, pero no tenemos la menor idea de cómo se llama la segunda bebé probeta, ni nos interesa. De igual forma, Dolly solo hay una: el resto son simples ovejas clonadas. No hay gloria para el segundo clon. Esa curul ya la tiene Uribito, esa tonta gloria es de él. Si Juan Manuel Santos quiere lograr un lugar en la historia de este país, si pretende ser alguien y no un mero factótum de quien lo parió, deberá demostrar que no es una fotocopia de Uribe, una prolongación de él, un mero copy-paste. Deberá, en suma, restaurar la institucionalidad, acabar con la repartija burocrática, respetar a la oposición, desagraviar a la Corte Suprema, reparar a las víctimas, combatir la corrupción, sanear las relaciones con los países vecinos, decir la verdad, alejarse de José Obdulio, Ernesto Yamhure, Roy Barreras, Rodrigo Rivera, Benedetti, el PIN y tantos lobos con piel de oveja que lo rodean, que en cualquier momento lo pueden devorar. ?