11 de mayo de 2015
Entretenimiento
¿Existió realmente la famosa cucharita de Jorge Velosa?
¿Quién se la regaló? ¿En dónde se le perdió? Como la mayoría de las canciones del maestro de la carranga, 'La cucharita' está basada en una historia que tuvo lugar en Boyacá, y este libro ilustrado se la cuenta.
El periodista colombiano Germán Izquierdo Manrique se dio a la tarea de reconstruir la historia de la famosa cucharita de Jorge Velosa en el libro ‘La Cucharita. Historia de una canción‘, en él narra los hechos que dieron origen a la popular canción con la que los carrangueros de Ráquira saltaron a la fama.
El autor del libro visitó varias veces la vereda Velandia (Boyacá) para hablar con Gregorio Martínez, el campesino que le regaló la cucharita a Velosa. También entrevistó, en Bogotá, al mismo Jorge Velosa, quien le dio al libro el humor y lenguaje propio del campo cundiboyacense.
José Arboleda, artista a cargo de las ilustraciones, realizó un trabajo de campo fotográfico para que el libro fuera fiel tanto a la historia como al contexto en el que todo sucedió. Fue así como cuidaron, por ejemplo, la forma y la textura de las ruanas y los sombreros, símbolos por antonomasia de la identidad y la cultura cundiboyacense. También incluyeron referentes como el toche de pecho amarillo, un pájaro muy común en la región, y el chorote de barro, usado en el ordeño y las labores de cocina diarias del campo.
Para recrear la cucharita original contaron con la asesoría de Dagoberto Martínez, el único campesino en Colombia que actualmente fabrica cucharitas de hueso con la calidad y el cuidado de antaño.
La historia de La cucharita
En 1979 Jorge Velosa dirigía desde Chiquinquirá un programa radial llamado “Canta el Pueblo” al que campesinos de Boyacá y Cundinamarca enviaban coplas, cuentos, adivinanzas e historias que Velosa compartía con su audiencia. En una ocasión recibió, escrito a lápiz por un campesino llamado Gregorio Martínez, un cuento titulado “Sebastián y las princesas”. Velosa lo leyó con entusiasmo pero llegando al final ¡descubrió que al campesino se le había acabado el papel antes de poder terminarlo! Para conocer el final del cuento, decidió ir hasta la casa de Gregorio, en las montañas de Saboyá.
Germán Izquierdo nos cuenta que Gregorio y su esposa Inés le ofrecieron huevos duros a su ilustre visita. Era costumbre entre los campesino rociar la sal a los huevos con una cucharita tallada en hueso de canilla de vaca. En ese entonces las cucharitas de hueso eran consideradas un objeto de lujo pues ya eran pocos los artesanos que las elaboraban con buenos acabados. A Velosa le encantó la cucharita y terminada su visita se atrevió a pedirles que se la regalaran.