12 de junio de 2009
Zona Crónica
¿Qué tanto se leen los carteles de los desplazados?
SoHo les pidió a dos desplazados que por una hora cargaran un cartel en el que, en lugar de pedir ayuda y de contar su drama, ofrecía 1000 pesos a quien lo leyera. ¿Cuántas personas reclamaron el dinero?
Por: Felipe Martínez/ Fotografía: Juan Felipe RubioHace tres años, a Enrique y a César la guerrilla les dio 24 horas para abandonar sus hogares en el Baudó, en el departamento del Chocó, y tuvieron que venirse con sus hijos a buscar trabajo en Bogotá. Hoy, estos dos amigos de infancia trabajan vendiendo bolsas de basura en el semáforo de la carrera 30 con calle 94. Para esta edición, ellos fueron nuestros ratones de laboratorio y se unieron a esta propuesta de un lector de SoHo, Andrés Mauricio Muñoz, de cargar por una hora unos carteles que decían lo siguiente: "Soy padre de familia desplazado por la violencia, si lee este mensaje pídame mil pesos". Todo, con el único fin de ver realmente qué tanto la gente lee lo que cuentan los desplazados en los carteles. Llevaban en su bolsillo 10.000 pesos en billetes de 1000, por si acaso. Después de una hora de pasar entre los carros, que se detenían con la luz roja del semáforo, podemos contar lo siguiente:
• Un ciclo del semáforo de la carrera 30 con calle 94 dura 2 minutos: 55 segundos permanece en rojo, 1 minuto en verde, y los 5 segundos restantes en amarillo.
• Por cada lapso en rojo, Enrique y César alcanzaron a mostrar su cartel, cada uno, a 8 conductores diferentes.
• En una hora, el total de conductores a los que se les mostró el cartel fue, más o menos, de 480.
• Al final, solo 4 personas pidieron los 1000 pesos o preguntaron por la particularidad del mensaje. Es decir, un 0,83% del total.
El gesto más común frente al mensaje, fue subir la ventana, voltear la cabeza y fingir una conversación con el copiloto. Otros aceleraron un poco tratando de alejarse. Unos cuantos sacaron la mano y dieron una moneda aunque ellos con su cartel no estaban pidiendo limosna. En fin, si pensamos que la reacción más simple sería leer el letrero y enterarse de quién está parado al lado, en la mayoría de los conductores predominó la indiferencia.