Es probable que la red social protagonista de las mayores controversias en Colombia no vuelva a ser la misma con la compra de Elon Musk. ¿Qué significa que él quiera promover la libertad de expresión en ese espacio?
Más que un negocio parece una apuesta por la democracia y por la libertad de expresión, o por lo menos esa es la visión idealista de la compra de Twitter por parte de Elon Musk, el hombre que recién ha ascendido al primer lugar de los hombres más ricos del mundo con una fortuna calculada en 219 mil millones de dólares.
Musk, propietario de Tesla y de SpaceX, dos empresas de las nuevas generaciones por lo que significan la movilidad eléctrica y el turismo espacial; considera a Twitter como “la plaza pública digital donde se debaten los temas vitales para el futuro de la humanidad”. Pero la realidad en países como el nuestro es que es el escenario para los más agrios intercambios de ofensas y exacerbación del odio.
En el mundo, Twitter se convirtió en la principal tribuna para la sorpresiva victoria de Donald Trump en 2016, pero al mismo tiempo fue su mayor censurador cuando decidió borrar decenas de mensajes del expresidente de Estados Unidos, al punto de suspender su cuenta en enero de 2021, días después de que ocurriera la increíble toma al capitolio por parte de sus seguidores que alegaban fraude.
Los dos protagonistas políticos de los extremos en Colombia, el expresidente Álvaro Uribe y el candidato Gustavo Petro, han visto cómo Twitter ha borrado sus mensajes por considerar que incitaban a la violencia o eran falsos.
En el caso de Uribe, el trino que la cuenta le bloqueó decía textualmente: “Apoyemos el derecho de soldados y policías de utilizar sus armas para defender su integridad y para defender a las personas y bienes de la acción criminal del terrorismo vandálico”. Y en el de Petro, su trino aseguraba: “Las vacunas no sirven para el virus covid-delta, según primeras investigaciones”.
La duda que queda sobre la mesa es si la nueva política de Musk de promover la libertad de expresión en esa red social, implicará que estos bloqueos no vuelvan a ocurrir, que cualquiera pueda mentir sin que pase nada y que se levante la suspensión impuesta a Donald Trump.
Para 2021, Twitter reportó pérdidas por 221 millones de dólares, una cifra que si bien confirma que no es rentable, sí demuestra el interés de los magnates por adquirir medios de comunicación y en este casos redes sociales para ampliar su capacidad de influencia.
“Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización”, justificó en las últimas horas Musk al cerrar la transacción por la compañía que según cálculos menos alentadores tendrá solo 100 millones de usuarios activos, es decir, otros 200 serían cuentas falsas o inactivas.
La jugada del multimillonario metido en el negocio de las redes sociales ha llamado la atención de la Casa Blanca que en cabeza de Joe Biden ha emprendido una lucha para que esos gigantes de la interacción y de la información no sean ruedas sueltas. “El presidente Biden lleva mucho tiempo preocupado por el poder de las grandes plataformas de redes sociales, ella deben rendir cuentas por los daños que causan”, anunció en las últimas horas la portavoz del gobierno estadounidense, Jen Psaki.
La preocupación del gobierno Biden radica en las revelaciones sobre los impactos de Facebook que “avivan la división y debilitan la democracia”, de acuerdo a la filtración de los llamados “Facebook Papers” o en el caso de Instagram, que generaría depresión, ansiedad y pensamientos suicidas en los adolescentes, sin que hasta hoy haya habido una legislación para regular a los gigantes.
Ha sido a través de la misma red social donde Musk tiene más de 80 millones de seguidores, que se han hecho públicos algunos de los cambios en los que por lo menos el nuevo dueño estaría interesado. De ahí a hacerlos realidad, el camino que empieza a recorrerse será largo.
Edición de tuits
En un trino escrito cuando adquirió el primer 9% de la empresa, Musk había consultado a sus seguidores si estaban de acuerdo con la opción de editar los trinos que se publicaban en esa red social, para evitar que se publicaran con errores ortográficos o para cambiar el sentido de una frase que no se quería decir.
La encuesta de Musk en la que participaron 4 millones de cuentas de Twitter obtuvo un contundente 73% a favor de la posibilidad de editar los trinos, una posibilidad que tendría algunas condiciones, solo se podría hacer con un límite de tiempo -es decir, no se podrán editar esos trinos de hace años que hacían quedar mal a algunos políticos incoherentes- y los trinos que queden editados perderán sus ‘Retuits’ y los ‘Me gusta’. Como quien dice, daría lo mismo escribir uno nuevo.
Comprobación de usuarios
La interfaz antigua de Twitter mostraba a las personas sin foto como huevitos, de ahí vino la idea de que los perfiles falsos tenían esa forma. Y es que la red social no ha podido luchar contra la creación de lo que en Colombia se llaman “bodegas” u “oficinas” para que haya robots o personas asumiendo esas funciones para crear falsas tendencias en la red social.
Por eso, la compañía está trabajando, incluso antes de la llegada de Musk en un nuevo mecanismo de comprobación para poder tener un arrobar y evitar no solo la creación de tendencias que no lo son sino también de usuarios que suplantan a otros.
Más caracteres
Fue en 2017 que Twitter decidió duplicar los caracteres que permitía para enviar mensajes y evitar que se tuvieran palabras mal contraídas y mal escritas para alcanzar a expresar una idea. En ese momento pasó de 140 a los 280 caracteres que hoy tiene como límite.
Sin embargo, se especula que una de las modificaciones que planteará Musk es la posibilidad de aumentar ese número, sin que aún se sepa cuánto en medio de los aplausos de algunos y las críticas de los nostálgicos que quieren seguir manteniendo a Twitter como una red de ‘microblogging’.
¿Red privada?
Analistas de tecnología calculan que una reforma de fondo en Twitter podría ser llevarlo a ser una aplicación similar a Whatsapp en la que los usuarios solo compartan contenido con algunos de sus contactos que previamente han aceptado y no se disemine la información entre quienes no tienen permisos.
Sin embargo, lo que ha dicho en repetidas entrevistas Musk sobre lo que considera de su ahora red social como “una plaza pública”, haría descartar esta posibilidad de transformación que le daría la posibilidad de hacerse más rentable.