En las relaciones monógamas puede llegar un momento en el que pasa por la mente la posibilidad de tener otras parejas por un rato, ¿Le ha pasado?
La vida en pareja puede ser una compleja sociedad en la que se debe trabajar a diario. Miles de películas, novelas y libros “rosaditos” muestran que el amor todo lo puede o que existen los finales felices. Y si, pueden existir, pero llegar a ellos no es tarea fácil.
En relaciones monógamas hay que tener acuerdos, espacios y demás situaciones que nutran, maduren y prolongue la relación entre dos personas. Al proyectarse con alguien y estar juntos un buen tiempo puede que un día alguien despierte y piense: “¿Y su hacemos un intercambio de parejas?
Hay culturas y relaciones que permiten estar con más de una persona a nivel sentimental, pero, al menos en este lado del mundo, puede no ser tan común ni tan aceptado. En los romances tradicionales esto puede ser catalogado como infidelidad, si no se ha llegado a un acuerdo de esta magnitud. Los celos y la desconfianza se vuelven personajes principales.
Muchas veces, cuando hay problemas en el paraíso, irse con otra persona por un rato puede ser una válvula de escape, pero la forma en la que se haga puede marcar el fin o la mejoría de todo. Pero si se dialoga y se llega a un punto de equilibrio el intercambio de parejas puede nutrir y darle una vuelta a la relación.
En la actualidad, el trabajo, la tecnología, el caos del día a día pueden afectar las relaciones y generar problemas y situaciones que pueden llegar a deteriorarlo todo. Las peleas, la rutina, las redes sociales y otros factores son responsables en estas circunstancias.
Los expertos en el tema aseguran que esta práctica, también conocida como swinging, debe tener unos términos claros para que funcione. Es decir, que esto ayude y no destruya la relación. Si se toma como algo excitante y novedoso puede ser magnífico para todos.
Si ambos llegan al acuerdo de llevar a cabo un intercambio de pareja se deben poner términos y condiciones, se deben dejar la inseguridades a un lado, tomarse como un aprendizaje para salir de la monotonía y para reconocer todo lo que tiene la persona con la que se comparte la vida.
Cabe resaltar que esto podría no salvar un romance en apuros, es decir, puede que no deba ser la última carta antes de querer terminarlo todo. Pero si puede ser una forma de aumentar el deseo por el otro y de encontrar nuevas experiencias para compartir en pareja. Por ello, si esto le suena a usted y a su pareja pueden tomarse una licencia, avivar la llama y ver qué sucede.