Investigamos los diferentes besos que existen para que enciendas la fogosidad con tu pareja
El pasado 13 de abril en SoHo aprovechamos la ocasión para celebrar el día del beso internacional, consultamos con el experto Ezequiel López, que se hace categorizar como un besólogo y nos comentó que existen diversos tipos de besos.
Entre ellos, los que engloban a todos se encuentran en tres grados: los suaves, los moderados y los intensos, de ahí considera que los besos son un termómetro erótico para entender como se encuentra el nivel de la pasión en cada relación. Por eso es importante identificar los tipos de besos que hay.
Se trata de unir los labios y succionarlos como si fueran una fruta. Lo más interesante de que sea un beso directo es que se mordisquea suavemente y hasta se acaricia con la lengua.
Se trata de juntar las cabezas y luego moverla pero en direcciones opuestas para que no haya choque con la nariz, girar en forma opuesta es la táctica de este tipo de beso, de hecho mientras más se incline la cabeza, mejor será la penetración con la lengua.
Es un beso no tan usual y consiste en que uno de los dos toque con la lengua, los dientes, las encías, el paladar, la lengua y todo lo que pueda. Esta forma se llama también “lucha de lenguas”.
Es uno de los más tiernos y tiene que ver cuando uno de los dos deposita sobre los labios muchos besos pequeños en la parte externa de la boca, hasta en las comisuras y que recorran la boca.
Según el Kamasutra, son besos que se dan en una parte ajena a los labios: garganta, pecho, mejillas, ojos, frente, nuca, clavícula, raíz del cabello, cuello y otros.
Es cuando uno de los dos sujeta el labio superior del otro, mientras el amante le devuelve el beso y la besa en la parte inferior.
Es un toque ligero con la lengua en la boca del otro y apenas si se hace un contacto con los labios.
Es un beso que no muchos conocen y se trata de dar beso en las sienes, es decir, donde nace el pelo, mientras su pareja duerme y se va despertando con suavidad.
Es un beso que se produce debido a extrañar al otro; en su ausencia, el amante besa su retrato.