Pregúntense lo siguiente, con honestidad: ¿cuántos de ustedes piensan que saben agarrar unas tetas? ¿A cuántos de ustedes les preocupa si nos ajusta bien un brasier, o si nos duelen cuando está por llegarnos el periodo, o cuando dormimos boca abajo, o si nos da pena porque son muy chiquitas o muy grandes? Como no voy a saber la respuesta, me permito entonces, después de dejar planteada la reflexión, referirme a mi experiencia con mis tetas.
Lo primero que deben saber es que las tetas sí duelen. Duelen, permítanme contarles, porque nuestras hormonas nos traicionan. Sangran mientras aprendemos a amamantar. A veces son tan sensibles que cualquier roce molesta. Y en algunas ocasiones, simplemente no queremos que las toquen. A veces, incluso, incomodan. Es impensable usar un strapless sin temer, cada tanto, que se me va a descolgar una teta. Las tetas se salen de los bikinis, a veces no se ven bien con cierta ropa, las caídas tienen que ajustarse con un brasier de varilla inmundo y las muy grandes hacen doler la espalda. Así pues, tener tetas no es simplemente un asunto de sexo, señores.
Por lo demás y para serles franca, mis tetas me gustan, no me incomodan y no me trastornan por una razón puntual: nunca las relacioné como la razón de mi existencia, salvo cuando lacté a mi hija y entendí que la vida que parte de las tetas en ese momento paga cualquier cosa. Por lo demás, y en lo que se refiere a los hombres, si les gustaban mis tetas chiquitas, perfecto; y si no, como siempre he dicho y aplica no solo para las tetas, si no les atrae lo que tengo, vayan y busquen en otra parte lo que se ajuste a sus gustos. En el sexo di algunas “instrucciones” que fueron bien recibidas, pero confieso que unos personajes entraron y se fueron de mi vida creyendo que les hicieron algo rico a mis tetas. Insignificantes hombres que no ameritaban la instrucción. El que logra ver las tetas como algo más allá de un par de cosas que cuelgan de forma atractiva tiene ganado el corazón de su mujer.
No se fíen, señores, del silencio de las mujeres. Pregunten y aprendan.