Entrevistamos a tres referentes de este apasionante mundo y, también, a un youtuber bogotano que creó el primer Airbnb que recrea la casa de serie animada de Los Simpson. Conversamos con ellos sobre su estilo de vida y esto fue lo que nos contaron....
Poseer ciertos objetos o animales exóticos era un signo de estatus entre las comunidades de antaño, pues este era un modo de ‘alardear’, así lo señala el portal de National Geographic. Fue precisamente con los primeros coleccionistas que nacieron los museos, de hecho, poseer un gabinete de curiosidades daba a entender que se encontraban en una posición económica holgada, pues podían dedicar tiempo y dinero para coleccionar y estudiar sobre cosas “inútiles”.
Francisca López Torrecillas del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, realizó un estudio sobre las adicciones y encontró que los coleccionistas pueden tener el Síndrome de Diógenes (que tiene que ver con la adicción a las compras), enfermedad que afecta al 12 % de la población.
Una de las más grandes coleccionistas de juguetes de terror en Bogotá es Patricia Parra, ella es consciente de que se crea una codepencia innegable, “pero quiero dejar algo claro y es que no me considero una persona acumuladora, con el tiempo me he vuelto más selectiva, me gusta que el visitante pueda gozar de mis figuras y no tenga que estar esculcando por ellos en un arrume de piezas”, señaló Parra.
Asimismo, considera que el coleccionismo es una definición extensa que nace de nuestra niñez, “alguna vez quisiste tener ese juguete y cuando llegaste a trabajar, luego de conseguir esa figura, deseas tener toda una colección, así te vuelves un coleccionista. En mi caso, me casé con los personajes de cine, en especial de terror”, explicó la coleccionista. Vale la pena destacar que Patricia tiene más de 4000 piezas dentro de las cuales destacan las figuras de Chucky, de las que tiene 50 ejemplares.
‘Lupi’ o Ricardo Pulido, coleccionista de juguetes y figuras de acción, por su parte, considera que la pandemia fue lo peor que le pudo pasar a los coleccionistas, pues muchos tuvieron que vender sus colecciones y esto ayudó a que el tema se pusiera de moda.
“Las personas comenzaron a verlo como una gran oportunidad de negocio, entonces en este momento —para mí—, coleccionar está de moda, pero se debe entender que más allá de invertir dinero y tiempo, tiene que ver con una pasión. Pienso que a un coleccionista lo define el orden, la limpieza, el interés genuino respecto a cada una de las piezas, su visión y su comprensión sobre lo que se tiene y la razón del porqué lo tiene”, indicó Lupi.
Camilo Espinel, también coleccionista de la serie animada Los Simpsons, fue uno de los que tuvo que guardar toda su colección en cajas con la llegada de la contingencia sanitaria en 2020, desde entonces le ha sido muy difícil reorganizar las figuras en un nuevo espacio. Según él, desde tiempos inmemorables ha coleccionado todo tipo de piezas de esta producción y además imita sus costumbres, modas y frases. Es tanta su pasión que terminó casándose con su esposa en Krustyland en Orlando, Florida. Su matrimonio manejó la temática de Los Simpsons y Homero fue el elegido para casar a esta pareja y la luna de miel en Krustyland de Los Ángeles, California. Sin duda, un verdadero aficionado.
No pasa lo mismo con el creador de Simsonlandia, el youtuber Ami Rodríguez, quien no se denomina a sí mismo ni coleccionista ni aficionado, pues según él, le falta mucho para llegar a serlo, más bien vio una oportunidad de negocio y la aprovechó para ofrecerle al público una experiencia única. Seleccionó un apartamento ubicado cerca del aeropuerto, encontró un conjunto residencial nuevo y lo volvió temático.
“No soy fan de la serie animada porque de pequeño me prohibían verla, decían que era ‘diabólica’, así que tuve que verla en mi adolescencia que no es lo mismo. He visto que cuando vienen los verdaderos aficionados nos hacen críticas sobre los detalles, la verdad, eso nos encanta porque la idea es que sea lo más parecido, sin embargo, hay cosas como el mármol de la cocina que no podemos modificar o el color del piano, que por costos y riesgos tenemos que dejar tal cual. Lo importante es que tratamos de que cada detalle de esta casa sea lo más parecido a la caricatura. Siento que el 95 % es idéntico”, explicó el joven de 28 años.
En ese sentido, cuando le preguntamos a los “verdaderos” coleccionistas sobre lo que opinaban de este tipo de propuestas, obtuvimos interesantes respuestas. Camilo, por su parte, piensa que “es chévere que alguien lleve su afición tan lejos. Sería interesante que el lugar tuviera más lugares referentes a episodios clásicos o relevantes de la serie. En algún momento hablé con él para ofrecerle productos, pues creo que podría venderle a sus huéspedes algunos souvenirs. Sé que hay otra casa real totalmente igual en Nevada, hay un teatro donde puedes ver Los Simpsons en 4D en Carolina del Sur, Estados Unidos, y en Colombia algunas tabernas parecidas, incluso en los montajes que hago para ferias como SOFA y Comicon es posible sentirse como en la taberna de Moe”.
Patricia también lo ve de forma positiva, para ella “el coleccionismo es extenso y puede verse de cualquier manera, al ser cinéfila, mi sueño era ir a una de las casas donde se grabaron las películas. Incluso mi esposo me preguntó: ‘¿si tuvieras la oportunidad de hacer algo diferente y que tuvieras mucho espacio, que harías?’, recuerdo que le respondí: ‘yo simularía las casas de todas las mejores películas para que la gente anduviera y dijera por ejemplo: ‘¡uy estoy en la casa de Chucky! o ¡uy estoy en la casa de linda Blair! donde se hizo el exorcista’. Entonces, un coleccionista no surge por tener una gran cantidad de piezas —eso es un error—, hay colecciones muy pequeñas con grandes coleccionistas, lo que quiere decir que el coleccionismo no se mide por la cantidad, sino por el gusto”.
Lupi, en cambio, lo ve tal y como lo ve Ami, como un negocio “pienso que el hecho de tener una camiseta de los Simpson no quiere decir que sea un coleccionista de Los Simpson, el hecho de tener un restaurante temático, no quiere decir que él sea un coleccionista ni que le guste, simplemente es un negocio, en los negocios es común que alguien tenga un negocio de Sándwich pero el creador sea un vegetariano. Simplemente se trata de un negocio”.
Queda claro entonces que en el mundo del coleccionismo no hay reglas y hay un abanico de posibilidades para aquellos que comienzan a adquirir una suma importante de piezas. De hecho, no importa si tiene una gran o menor cantidad, lo importante es que sienta la pasión por recolectar.
Por negocio o no, ‘la fiebre de los coleccionistas’ es una realidad en el país y es un hábito que se encuentra en auge.