Federico Gutiérrez es genuinamente un hombre tranquilo e informal, lo demuestra con sus frases y comportamientos. En esta entrevista con SoHo, ‘Fico’ habló de su vida de barrio, de la grosería que más dice, de una infidelidad y hasta de OnlyFans. Además, responde en qué se parece a Duque y si alguna vez fue a El Ubérrimo, la finca de Uribe.
La cuatro letras que componen el apodo con el que Colombia conoció a Federico Gutiérrez en la campaña electoral, sintetizan muy bien la personalidad y la historia de vida de este paisa de 47 años, el de menor edad con opciones de llegar a la Casa de Nariño a reemplazar al presidente más joven de la historia reciente. ‘Fico’ es una contracción del nombre, lo que retrata su informalidad y sencillez.
“¿Hola, cómo estás?”, “¿Bien o no?”, “¿Qué más papá?”, son expresiones de Gutiérrez que revelan su relajo para vivir aunque no para trabajar y que se convirtieron en su sello desde cuando fue alcalde de Medellín y estaba en la calle saludando al que se encontrara, una práctica que parece auténtica, que no se nota impostada y que es una fórmula que le sirvió tanto que la convirtió en eslogan este año para mostrarse como “el candidato de la gente”.
‘Fico’ se identifica con un acento arrastrado, característico de su región natal, pero su tono coloquial no es necesariamente sinónimo de que sea grosero. O por lo menos así lo aclara cuando responde cuál es la ‘palabrota’ que más utiliza: “Ah…jueput*. Esa se me sale de vez en cuando, pero nunca para insultar a alguien. Es como ‘Ah, jueput* hombre’. Yo trato bien a la gente y me gusta que me traten bien”, responde con mucha naturalidad desde el hotel del norte de Bogotá donde se está quedando en los últimos días de campaña.
Otro de los sellos indiscutibles de Gutiérrez es su pelo, una característica que parece ser una condición para quienes son alcaldes de Medellín, como bromearon algunos por lo parecidas que son las cabelleras de ‘Fico’, Fajardo y Quintero, aunque los tres no pueden ser más diferentes; cada uno alineado en la derecha, el centro y la izquierda, respectivamente. Al igual que Sansón, el personaje bíblico que perdía su fuerza si le cortaban el pelo, a Federico no le gusta hacerlo para no quedarse sin esa identidad, así que se demora mucho en volver a donde su peluquera: “Voy cada que me ve por ahí en televisión y me pone un chat regañándome: ‘oiga Fico está muy peludo, venga pues’. Eso es por ahí cada mes y medio. Voy, me motila un poquito y ya”, cuenta con algo de humor.
Y aunque la cercanía al medio siglo de vida hace que se le asomen algunas canas, él no se las quiere tapar: “No tiene cuándo, papá. Las canitas yo las dejo. Pa’ qué taparlas, eso es de otros”, una alusión a la tintura mostaza de su contrincante, el ingeniero Rodolfo Hernández. “Si se me cae el pelo que se me caiga también” y señala las entradas que tiene en su cabeza, por lo que frente a una eventual calvicie solo agrega: “Uno se puede echar una que otra guevonadita ahí, uno de esos splash que a veces mandan, pero no hay ni tiempo. Eso sí, jamás me pondría un peluquín, eso es muy raro”.
Bogotá le cambia el vestuario habitual a Federico Gutiérrez, durante sus días en la capital se le ve con un traje azul oscuro, una camisa azul claro y zapatos negros de cuero que no son tan cómodos como alguno de los cinco pares de tenis que dice tener y que le encanta usar para hacer deporte, pero también para caminar las calles hablando con la gente.
A pesar de su conocida simpatía con el expresidente Uribe, al que incluso invitó a ser su “alto consejero de seguridad” cuando fue alcalde de Medellín, hoy lo niega hasta en los Crocs; dice que no usa ese tipo de zapatos y además dice que no ha ido nunca a El Ubérrimo, la finca del exmandatario en el departamento de Córdoba donde habitualmente hay un desfile de sus fieles escuderos. A ‘Fico’ en tarima no se le vio con Uribe y siguiendo esa línea, para no cargar la cruz del desprestigio, él solo apunta a responder una cosa en la que se parece al presidente Duque: “Los dos somos muy amables”.
Aunque hizo activismo en la universidad cuando estudió Ingeniería Civil, la vida de Federico no se desarrolló en cuna de oro, ni en una familia de trayectoria política, sino en un barrio de clase media de Medellín, según cuenta él, en uno de esos en los que cerraban la cuadra para jugar fútbol o para las fiestas de diciembre. “Vivir en barrio es delicioso. Yo era de los que salía con un balón, una tulita, unos guayos, una botellita con agua, gorra, tenis y una bicicleta. Me iba desde temprano, jugaba 3 o 4 partidos y volvía en la noche”.
“Desde Belén Alameda toda la vida me decían ‘Fico’: mi mamá, mi papá, mis hermanas, mis amigos y después en el colegio”, cuenta sobre el origen casi natural de su apodo y ahora marca de campaña. “Pero cuando mi mamá me decía Federico Andrés, es que ya se había emberracado, que estaba brava”, termina entre risas. Algo así como cuando doña Florinda hacía lo mismo con ‘Quico’, el entrañable personaje de ‘El Chavo del 8′.
En las últimas semanas ‘Fico’ ha recorrido los pasos de sus padres cuando ha hecho manifestaciones en el Eje Cafetero. Su papá, don Hernán Gutiérrez, era de Armenia y su mamá, doña Amparo Zuluaga, de Pereira, una región donde hace cuatro años ganó Sergio Fajardo y en la que él está marcando con fuerza en esta campaña. “De ellos recuerdo la felicidad, pero ya no están conmigo. Mi mamá se me murió en 2015 cuando yo empecé la campaña a la Alcaldía, le dio un cáncer y falleció a los mesecitos, una situación muy brava. Y mi papá murió en 2019 cuando estaba terminando la administración, o sea se me fueron rapidito”.
A los 18 años llegó a su vida Margarita Gómez, su esposa y mamá de sus dos hijos, Emilio y Pedro, la mujer con la que tuvo una primera temporada de una relación que bien podría calificarse de inmadura, aunque se volvieron a encontrar a los seis años para casarse. “¿Infiel?...De pronto por allá cuando estábamos chiquitos, pero una bobada pues, nada raro”, responde Gutiérrez a la razón por la que terminaron primero. “Igual tuve poquitas novias, conocí a Margara cuando ella todavía estaba en el colegio, terminamos, tuve por ahí dos o tres parejas, volvimos y me casé”, resume a vuelo de pájaro su vida sentimental.
En medio de la conversación, ‘Fico’ muestra el chat con ella, a quien tiene guardada como ‘Esposita’ en Whatsapp. A pesar del ajetreo de la campaña, se escriben constantemente, se envían noticias pero también material de publicidad que ambos se encuentran, la última foto que se compartieron fue de un beso que se dieron en el cierre de campaña que realizó en Medellín. “La acabo de llamar ahora a saludarla, me hacen mucha falta”.
“No me he metido a OnlyFans porque Margara es la que maneja la tarjeta de crédito -se ríe- Mentiras que no”, bromea Gutiérrez quien dice que sí sabe de qué le hablan cuando le mencionan la página web: “Qué me voy a hacer el guev*n que no sé qué es, son temas de plataformas para adultos, es una industria que está creciendo, hay muchas personas trabajando en esto y es una buena fuente de ingresos para muchos”, aunque confiesa que los impuestos para este tipo de actividades es algo por hablarse.
A Federico Gutiérrez le gusta interpretar ‘Mañanitas de invierno’ del polémico Poncho Zuleta; el vallenato es su género favorito, al punto que en la pandemia aprendió a tocar acordeón. Una imagen suya con el instrumento la han utilizado sus contradictores en campaña para compararlo con el presidente Duque, quien en 2018 alardeaba de que tocaba guitarra. Pero también el reguetón está en sus preferencias, sobre todo porque Medellín se ha convertido en ‘la meca’ del género urbano: “Los conozco bien, yo admiro a Jose -J Balvin-, soy buen amigo de él, a Maluma, a Karol G que me parece brutal, una tesa que da buenos mensajes. Mire estos nuevos artistas que han salido, Ryan Castro y Bless, a mí me gusta la historia de ellos porque es decirles a los jóvenes: oiga, aquí los sueños se pueden cumplir”.
En muchas ocasiones, ‘Fico’ ha repetido que la única comida que no le gusta es la poquita, un dicho muy paisa que retrata lo ‘todo terreno’ que puede llegar a ser, aunque finalmente se decide a revelar un plato que es de su gusto: el mondongo.
A pesar de la incertidumbre por lo que pueda pasar en la elección del 29 de mayo, Gutiérrez dice que quiere seguir viviendo en Colombia y que sus hijos quieran mucho al país, una visión que contrasta con la de cientos de miles de sus seguidores que aseguran que si él pierde contra Gustavo Petro se irían de Colombia.
El candidato de la derecha y el de Uribe como lo califican sus contradictores o incluso medios internacionales o ‘el candidato de la gente’, como le gusta a él hacerse llamar; es un hombre al que le gustan los deportes: trotar, jugar fútbol, montar en bicicleta: “Yo hasta hace un año cogía la ‘bici’ y me iba a montar cinco o seis horas seguidas”, cuenta. Pero como en la política, no le gusta estar en los extremos. “Soy miedoso para las alturas, yo no soy capaz”, dice sobre el paracaidismo, una práctica extrema de la que ha hablado hasta el cansancio por estos días para asegurar que con Petro habría una caída libre sin paracaídas. Dos miedos suyos que juntó en uno solo.