El hombre contó la escalofriante anécdota que vivió cuando estuvo en manos del asesino serial.
Luis Alfredo Garavito, también conocido como “La Bestia”, es un famoso asesino en serie colombiano que fue condenado por la muerte de al menos 200 niños y jóvenes entre 1992 y 1999. Fue un terror que azotó a los menores que llegaban a sus manos.
Garavito utilizaba el engaño y la manipulación para atraer a sus víctimas, la mayoría fueron niños de entre 8 y 16 años de edad. Los torturaba, abusaba y asesinaba. Su caso es considerado uno de los más sanguinarios y perturbadores en la historia de Colombia.
Garavito fue condenado inicialmente a 1853 años y 9 días de prisión, pero al ser una pena inviable en Colombia le dieron 40 años de prisión en una sentencia histórica en 1999. Debido a su colaboración con las autoridades, su condena se redujo y hasta se dice que podría salir libre tras haber cumplido 24 años en prisión.
En alguna ocasión aseguró que las cosas sucedían de la nada. “Yo sentía un impulso, nunca planeé un hecho así. Todo sucedía de repente”, dijo. Este hombre es uno de los asesinos mas famosos del país y seguro aparece entre los más sanguinarios del mundo.
Por estos días su nombre vuelve a ser noticia porque tras cumplir 24 años de condena, podría quedar libre. Algo que ha enfurecido a muchos, pues un personaje como este no debería tener la posibilidad de soñar con ser libre. Sin embargo, el mismo Garavito habría pedido seguir tras las rejas por temor a ser asesinado por sus crímenes afuera.
Luis Alfredo pasa sus días en la cárcel ‘La Tramacúa’ en Valledupar mientras un cáncer lo consume lentamente. Ya le hizo perder un ojo y los años, se podría decir, lo han ido castigando a su manera. Si no se cumple la libertad de la que se habla, Garavito cumpliría su condena al cumplir los 82 años de edad.
Hace algunos años un sobreviviente habló de su experiencia con ‘la Bestia’ en el Programa televisivo ‘Los Informantes’. En 1979 cuando apenas tenía 9 años de edad estaba jugando en Caicedonia, en el Valle del Cauca con otros niños, cuando sintió que una mano lo atrapó.
“Al señor no lo vi llegar por ningún lado, me mostró un machete y me dijo, ‘no vaya a decir nada porque lo mató’”, relató. Fue llevado a la fuerza a una choza donde Garavito lo abusó, golpeó y torturó.
Garavito lo abrazó fuertemente durante toda la noche para que no escapara. En el silencio de la noche escuchó a su “santa madre” pasar por el sitio y llamándolo a gritos, pero su temor a ser asesinado le impidió moverse del lugar y de los brazos de su agresor.
El pequeño le preguntó al depredador en que momento lo dejaría libre y este respondió: “Cuando suenen las campanas, eso fue una eternidad para mí, sonaban a las cinco de la mañana”, recordaba este hombre.
Cuando le preguntan las razones por las que no lo mataron asevera que fue porque “accedí 100 % a lo que él quiso, con el asco del mundo. Yo no le lloré, nunca le supliqué”.
Han pasado muchos años desde aquel día, pero William no lo olvida. De hecho, asegura que quiere verlo a la cara “para demostrarle que yo fui más inteligente que él, para mostrarle que soy una gran persona, que no pasó lo que todo el mundo dice que tiene que pasar, que porque a mí me violaron y yo no soy violador”.