Desde escándalos por borracheras, tríos inesperados o el típico infiel que es sorprendido por su pareja, estas son algunas de las anécdotas que se viven en estos lugares hechos para amar por ratos o amanecidas.
Septiembre, con la excusa del mes del amor y la amistad, es uno de los meses en los que se registran altas demandas en los moteles del país. Conseguir un cuarto para llevar a la pareja durante esta celebración se vuelve una tarea titánica para aquellos que quieran tener una velada romántica y apasionada con la oficial, pero también para aquellos que simplemente quieren hacerle el amor a la amistad.
SoHo habló con algunos empleados de moteles y también recopiló anécdotas de los usuarios de estos lugares. Las historias que podríamos encontrar en estos lugares darían los ingredientes necesarios para crear un bestseller: drama, comedia, romanticismo, violencia y sexo, son los elementos que compondrían estos relatos y que nos harían ver más allá de las cuatro paredes de estos edificios de aura clandestina.
En el 2018, un video se hizo viral en Colombia. La grabación se realizó en una conocida calle de Chapinero donde dos mujeres y un hombre escapaban por la ventana de un reconocido motel, llamado Amarte. Lo que relataron los empleados del lugar fue que el trío había pagado la amanecida, pero habían pedido unas horas extras.
“Se nos volaron sin pagar. Ellos habían cancelado la amanecida, porque el cobro se hace por medio de facturación automática, pero cuando se les cumplió el tiempo se les dio el aviso y ellos pidieron que los dejaran un tiempo más”, relató en ese entonces uno de los empleados del motel.
La historia del trío escapando por la ventana le dio la vuelta al país y dejó claro que en estos lugares pasa de todo y que cada edificio de estos tiene miles de historias por contar.
Esta tal vez es una de las historias más comunes dentro de las instalaciones de uno de estos lugares. Todo administrador o personal de servicios varios, sin duda, tiene una anécdota que contar similar a la que le ocurrió a la amiga de Cristina Lombana.
“Mi amiga sospechaba que su pareja le era infiel. Mágicamente se le desaparecía por horas o una vez a la semana y su excusa era que tenía exceso de trabajo”. Sin embargo, como todas las mujeres y su sexto sentido, Carolina Rodríguez, como llamaremos a la protagonista de esta historia, sospechaba que algo no andaba bien y sentía que se le asomaban un par de cuernos en su frente.
Por eso, decidida a seguir a su pareja, pidió ayuda a unos amigos, entre ellos a Cristina y a un Policía que estaba fuera de servicio. Todos se fueron en un carro tras el presunto infiel y por unos minutos le perdieron la pista. “Todo apuntaba a que estaba en un motel de Chapinero, uno de nosotros alcanzó a ver que el carro entró en el parqueadero”, relata la joven amiga de Carolina.
Esperaron segundos, minutos y varias horas, el carro no salía ni por las curvas, así que el amigo de Carolina, que era Policía, decidió entrar y mostrar su placa para que lo dejarán revisar el parqueadero y así confirmar lo inevitable: la infidelidad. “Él le dijo al administrador que estaba en una investigación y necesitaba verificar si un carro sospechoso estaba en el parqueadero, así que lo dejaron ingresar”, relata Cristina.
En efecto su amigo, el policía, entró al parqueadero y encontró el carro del esposo de Carolina. Sin más preámbulos le confirmó que el auto estaba allí, pero a pesar de que esperaron horas y horas para encarar al sujeto, este nunca salió, al parecer había alquilado la amanecida. Así que la mujer se fue con el corazón destrozado y con la impotencia de no haberle dado su merecido.
Una empleada de un motel en Cúcuta nos contó la historia de una joven que conoció a un hombre por una aplicación de citas y decidieron tener sexo casual. “El rato que pasaron fue muy bueno, tanto así que el sujeto le propuso a la mujer que siguieran un rato más y, luego, para disfrutar del momento, iría a comprar un trago... Luego de varios segundos, minutos y horas, el caballero nunca apareció, dejando la cuenta sin pagar”.
Pero hasta ahí no llega el cuento, la mujer no tenía suficiente dinero para pagar la cuenta, así que tuvo que llamar a varias amigas para que le prestarán y así poder cancelar el monto adeudado de aquél rato de pasión que terminó, por qué no decirlo, en estafa.
Layla, así llamaremos a la protagonista de este relato, logró descubrir la infidelidad de su esposo gracias a que el muy despistado usó la tarjeta de crédito para pagar la cuenta del motel. “Yo sospechaba que tenía un amorío con su secretaria y justo se me perdió el día de la secretaria, por eso no dudé en ingresar a la aplicación de su banco. Me di mis mañas para descifrar la clave en tres intentos y logré entrar. En ese entonces las compras en lugares como estos aparecían con el asunto de Inversiones XXX, así descubrí que mi pareja me era infiel y con su secretaria”.
En este relato, la esposa de Jorge cuenta cómo recibió la llamada de un amigo como salvavidas.
“Imagínense que llamó a Jorge, a las 4 a. m., un amigo a decirle que por favor lo ayudara que necesitaba que fuera y le llevara dinero… le dio la dirección y cuando llegó, resulta que el man no tenía dinero para pagar el motel. Había dejado la billetera y le tocó ir a Jorge a pagarle la cuenta”, recuerda Renata con tremendas carcajadas.
La protagonista de esta historia prefirió contar el relato como si le hubiera pasado a una prima suya, pero la verdad creemos que es una táctica para encubrir su historia.
“Una vez... unas primas salieron con unos chicos, a una le gustaba mucho uno de ellos y a la final de la rumba, una de las parejas decidió que quería ir a un motel. Pero como la otra prima no podía llegar sola a la casa, les tocó ir a los 4, cada pareja en una habitación. Dos durmieron, los otros dos hicieron cosas (supongo 😂) y luego salió a buscar a su prima como si estuviera en el colegio. Todos los empleados del lugar se enteraron de que eran primas porque ella decía “estoy buscando a mi prima”, hasta que le dijeron en qué piso estaba. 😂
“Tengo una prima casada. La muy bandida estaba en un motel con un policía y cuando iba a salir vio al esposo. El esposo sospechaba y la estaba esperando afuera. Al policía le tocó llamar a la estación a decir que se llevaran a ese hombre por sospechoso y mientras se lo llevaban para la estación, mi prima, la muy bandida, logró irse para su casa”.
Seguramente son incontables las historias increíbles que ocurren alrededor de estos sitios que mezclan sensualidad y clandestinidad y que son los favoritos de muchos colombianos que buscan escapar de la rutina y demostrar el amor en diversas formas. En SoHo le dejamos una guía de los mejores sectores donde funcionan los moteles en las principales ciudades de Colombia, por si está allá y se hace el desubicado.
La capital colombiana tiene varios sectores que son conocidos por tener una amplia oferta de moteles, entre ellos se encuentran Chapinero, Venecia, El Restrepo, Engativá y Kennedy.
Hay un sector en la capital de Risaralda que es muy conocido por prestar este tipo de servicio, es tan popular que tiene chiste y todo. “Cuando alguien está perdido y aparece, uno le dice ¿Dónde estaba? ¿a la salida de Armenia o qué?”, contó Martina habitante de esta ciudad, cuando le preguntamos por este sector.
La capital de la salsa, como en otras ciudades del país, cuenta con varios lugares que prestan este servicio. Sin embargo, Menga y la Autopista Sur son los sitios más reconocidos.
En la Arenosa hay dos sectores muy reconocidos por tener una amplia zona de moteles: La 38 y Juan Mina.
La ciudad de la eterna primavera cuenta con varias zonas que prestan este servicio. Sin embargo, las más destacadas son cerca al Estadio y en zona circundante al Poblado.