Aunque Reino Unido quitó la visa a los colombianos y Estados Unidos evalúa hacerlo, la historia de los que no la han conseguido está llena de sacrificios, adversidades y muerte. Reconstruimos una de esas experiencias.
Un recorrido eterno, días sin comunicación, el riesgo de muerte y la realidad de terminar en manos de los agentes de migración, es la desoladora realidad que les espera a quienes deciden migrar de forma ilegal, una travesía que se ha disparado en los últimos años al punto que se alcanzado números nunca antes vistos: por lo menos 120 mil colombianos han sido capturados intentando entrar de forma subrepticia a Estados Unidos.
Una de esas historias es la de Tatiana López, una bogotana de 30 años que desde hace siete vende ropa en el centro de la ciudad y quería cumplir el sueño de vivir en Florida junto a su pareja y ganar en dólares para sacar adelante a su familia. Ella es una de esas que cruzó el paso de ‘los mojados’ como les dicen a los migrantes que atraviesan el Río Bravo, pero su suerte la deportó a Colombia al menos con vida.
Llegar a Estados Unidos es un anhelo que muchos colombianos tienen por las oportunidades que hay en esa nación, sin embargo, la aprobación de la visa no es un proceso garantizado y además no es para nada barato. Con el cambio actual del dólar sacar la visa B-2, que es la de turista, tiene un costo de 160 dólares, al cambio de hoy unos 768 mil pesos.
Y ese precio es solo el costo del intento por sacarla, porque ahí se deben sumar los costos de de otros documentos que se deben tener como el pasaporte o si se quiere hacer el proceso con un asesor que le garantiza la aprobación, los precios de estos tramitadores están entre los 200 mil pesos y los 700 mil, por lo que haciendo cuentas costaría el doble.
No obstante, parece que se ve una luz de esperanza para los colombianos, ya que el gobierno ha empezado a trabajar en la posibilidad de eliminar este requisito que facilitaría la llegada de muchos turistas, pero por la difícil situación de tránsito ilegal que tiene el país norteamericano, esta opción puede complicarse.
Con este incierto y muchas veces costoso panorama recorrer miles de kilómetros sin importar los obstáculos o el peligro al que se tengan que enfrentar, es la única opción de cientos de migrantes.
Dentro de esa crisis migratoria SoHo conoció la historia de Tatiana y David, una pareja que tuvo ‘el sueño americano’, pero intentar alcanzarlo se convirtió en una pesadilla. A pesar de padecer todo lo que implica tratar con criminales, Tatiana logró llegar con vida a Estados Unidos, pero terminó siendo deportada al mismo punto de origen.
Tatiana es una mujer trabajadora que desde muy joven se ha esforzado por alcanzar lo que se propone y trabajando en el centro de Bogotá se pudo dar sus gustos con lo que ganaba vendiendo ropa. Como cualquier colombiana que quiere mejorar sus condiciones de vida, su nuevo objetivo era el de irse fuera del país con su pareja para ganar en dólares y vivir el anhelado ‘sueño americano‘.
Su historia empezó en 2019. Tatiana se había trazado la meta de salir del país lo más pronto posible, así que siguió trabajando duro para ahorrar lo suficiente y poder hacer el trámite de la visa, ya que en aquel momento no la tenía.
Ya con el dinero a disposición y llena de ilusión empezó el proceso, pero no fue tan fácil como esperaba, pues aún con todos los documentos en regla sus esperanzas se fueron al piso cuando le devolvieron su carpeta y en ella reposaba el sello de “denegada”.
A partir de ahí se empezó a cuestionar y perder la ilusión porque aparentemente no había razón para la negación; era una persona con ingresos estables, no tenía ningún problema jurídico ni deudas, tenía un trabajo fijo y todo lo que debe tener “una persona honesta” tal como dice, pero aún así todo salió mal.
Y es que a pesar de que Colombia es un importante aliado para Estados Unidos, es también el segundo país en el que más se niegan las visas. Según el Departamento de Estado de EE. UU., el primer país con más rechazo de este documento es Venezuela con más del 59 %, pero Colombia no está muy lejos, pues más del 40 % de solicitudes no son aprobadas.
Además, en los últimos años más de 2 millones de personas de 160 países, según datos de Aduanas y Protección Fronteriza, han sido capturados intentando pasar por la frontera con México de manera ilegal; entre esos, solo en 2022 han sido capturados 116 mil colombianos. Sin embargo, ese cruce que ha recibido a miles de latinos ha propiciado la muerte de cientos.
En medio de esa situación desoladora, muchos latinos a los que les niegan la visa también se niegan a renunciar a ese sueño, por lo que empiezan a buscar otras maneras para llegar al norte y es ahí donde empieza el trayecto en el que muchos perecen.
“No es un secreto para nadie que existe la posibilidad de viajar (hacia Estados Unidos) pero es de una manera más cara, más difícil y más peligrosa pero que puede ser exitosa y que muchas personas lo han hecho y a muchos les ha ido bien y han podido llegar y quedarse allá”, dice David, en conversación con SoHo y relata cómo empezó todo el viaje por el camino largo.
Al inicio todo fue una averiguación con gente que conocían y ya estaba en Estados Unidos. Desde allá les consiguieron datos para empezar a gestionar la llegada, porque aunque Tatiana junto a su novio eran muy unidos, él sí tenía visa y no se iba a ir por ‘El hueco’ con ella.
Al principio dice que “sí nos dio miedo, susto, nervios porque igual no nos íbamos a ir los dos, la idea no era esa porque entonces iba a salir más caro, pero nos vendieron una posibilidad interesante que nos llamó la atención y lo analizamos y todo y dijimos que sí que de pronto valía la pena, que quizá nos puede ir bien por ahí”.
No obstante, admite que fue una decisión difícil, era cuestión de dejarla viajar sola y como todo lo que no es legal, siempre hay riesgos.
El viaje no iniciaba desde Colombia, en realidad el negocio empezaba al llegar a México, ahí sí empezaba la verdadera travesía. Tal como relató el novio, ella tomó un vuelo hacia el país azteca y dentro del territorio ya se tenía que mover hacía el norte porque el primer destino era Monterrey y luego Reynosa, donde se encontraría con la gente que la ayudaría a cruzar “segura”.
Por esa razón, la cuenta empezó a correr con un vuelo hacia Ciudad de México, en donde hacía escala hasta Monterrey; esa primer factura fue de más de 3 millones de pesos y en adelante los cobros fueron en dólares, pero en promedio llevaba 12 millones de pesos, es decir, unos 2500 dólares que terminaron en nada.
“Lo que ocurrió en el camino fue quizá una de las experiencias más traumáticas para ella y también más dolorosas para mí saber todo lo que le pasó. Después de todo eso uno no puede hacer nada, no es como que se pueda denunciar por extorsión, por secuestro, por nada, porque todo lo que estaba haciendo también era ilegal entonces solo era asumir y ahora cargar con eso el resto de la vida”, expresa David en su desgarrador relato.
Ni ella ni él revelan muchos detalles de lo sucedido porque todo pasó muy rápido. Tatiana desde su experiencia prefirió eliminar los recuerdos que la traumatizan porque su paso por México fue toda una tortura que implico pasar hambre, incomodidad y hasta abusos de todo tipo.
Incomunicada y durmiendo en el piso de una casa o quizá una bodega fría y oscura a la que fue llevada por los famosos coyotes, que son los que hacen el trabajo de pasar a los migrantes a la frontera, allí tuvo que pasar algunos días antes de cruzar la frontera y durante su estadía fue bastante maltratada, cosa que nunca había vivido, ya que en Colombia a pesar de todo siempre vivió bien.
Junto a decenas de desconocidos que estaban pasando por lo mismo que ella y en medio del llanto de niños pequeños, le quitaron prácticamente todo el dinero que tenía por “el hospedaje” y el cobro del trayecto que le garantizaba el ingreso a Estados Unidos, pero durante esa estadía también hubo violencia de la que prefiere olvidarse y no comentar.
Cuando por fin salió de ese lugar ya con muy pocas ganas de seguir soñando para irse a Estados Unidos, con el último aliento cruzó el Río Bravo que es casi el último paso antes de tocar suelo estadounidense. En un bote junto a otros migrantes, tuvo que deshacerse de las pocas pertenencias que tenía, pues para poder cruzar debe ir lo más “ligera”.
Luego de un recorrido de algunos minutos, ya habían cruzado los 15 metros que tiene como máximo de anchura el afluente, pero su suerte ya se había acabado, pues fue capturada por Migración y llevada presa por algunas semanas hasta que su situación migratoria se resolvió y la deportaron a Colombia, al mismo punto de partida.