“Si alguien sabiendo mi historia se salva de contraer el VIH, mi propósito estará logrado”, afirma Alex, el protagonista de esta historia.
Las palabras flotan en el aire, Alex habla de un encuentro sexual que nunca podrá olvidar: el que sostuvo con otro hombre que acababa de conocer en un bar en España.
Era 2014 cuando él encontró por primera vez a este joven simpático, rubio y de ojos claros, que, para entonces, tenía unos 25 años. Ambos estaban en un reconocido bar, se habían conocido a través de una aplicación de citas y habían empezado a coquetear antes de verse.
Luego de varios tragos y entrada la noche, la conversación cambió de tono y empezaron a hablar de sexo; las palabras del joven cambiaron drásticamente, dice Alex. “Decía no querer usar protección y yo me negaba a que pasara de esa forma”, agrega. Sin embargo, el joven seguía insistiendo hasta que cedió y dijo que estaba de acuerdo con que lo hicieran con condón.
Se fueron al apartamento en donde Alex se estaba hospedando y allí tuvieron sexo con protección, pero a la mañana siguiente decidieron volver a hacerlo y esta vez Alex se dejó convencer de que fuera sin preservativo.
“Después de eso, un mal presentimiento se apoderó de mi cuerpo. Él me bloqueó y nunca supe más de él, los mensajes de texto no le llegaban a su celular y pensé que algo malo pasaría”, explica.
Dos meses después de regresar a su país natal, se enfermó. Entonces, con el recuerdo de lo que había hecho dándole vueltas en la cabeza, decidió someterse a un chequeo médico. Cuando recibió la noticia de que su prueba de VIH había resultado positiva, entró en una tristeza profunda.
“Tengo que decir que aún tengo miedo, pero es parte de mi proceso. Soy el único responsable de lo que pasó, hoy puedo decir que tengo un poco mas de siete años viviendo con la enfermedad, aunque pueden pensar que son muy pocos, para mí ha sido una lucha”, manifiesta Alex.
Asegura que hoy tiene la fortuna de mirar hacia el pasado y reconocer sus errores; además, siempre agradece por un día más de vida. “Me doy cuenta de que no es suficiente saber que tengo VIH, tomar medicina, ir al médico y quedarme callado entre los rincones de mi mente, a veces cuento mi historia para que a nadie le pase lo mismo”, puntualizó.
El condón es el escudo más efectivo a la hora de prevenir el VIH, pues además de protegernos de cualquier enfermedad de transmisión sexual como sífilis y gonorrea, es un método totalmente impermeable a la hora de protegernos de infecciones.
Aunque no es un método 100 % seguro, es el que nos proporciona una mayor efectividad, variando entre el 90 % y 95 % teniendo en cuenta un buen uso de este y su fecha de caducidad, porque, como cualquier producto que hay en el mercado, este también se vence.
Las cifras de uso del preservativo durante las relaciones sexuales no son muy alentadoras, se evidencia un rango del 20 % al 30 % a nivel nacional.
Según la encuesta Nacional de Demografía y Salud, en el último año solo 31.7 % de las mujeres utilizaron condón, mientras que un 46.7 % de los hombres aseguraron haberlo usado.
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