Un desmayo durante una jornada laboral le cambió la vida a este hombre de 35 años.
Su nombre es Camilo y antes de conocer la fecha de su muerte se dedicaba a la enfermería profesional, a la que se dedicó luego de verse obligado a suspender su carrera militar tras recibir dos impactos de bala en su pierna derecha durante un operativo, que le impidieron cumplir el sueño de hacer parte del Ejército Nacional.
“Yo tenía la creencia homofóbica de que los enfermeros son gay, entonces me daba vergüenza aprender de eso, yo quería era estar en la acción. Pero le hice caso al capitán y estando de servicio estudié enfermería mientras solucionaba mi futuro como soldado, porque quedé mal de la pierna después de los balazos”, le contó al diario El Tiempo.
Sin embargo, lo que no imaginaba era que su batalla apenas había empezado, pues a inicios de 2016 comenzaron sus problemas de salud después de haber culminado su carrera y lograr llegar al altar con el amor de su vida.
Según su relato, al principio solo fueron dolores de cabeza leves y algunos mareos que atribuyó a sus extensas jornadas de trabajo, pero luego esos dolores se hicieron más fuertes hasta que un día se desmayó y quedó tendido en el suelo.
Cuando despertó, Camilo ya llevaba seis meses en coma y a su lado estaba su mamá, quien le contó que le habían hecho una cirugía en el cerebro para extraerle parte de un tumor que tenía y que causó que la mitad derecha de su cuerpo quedara paralizada.
Posteriormente, enfrentó una fuerte lucha contra la depresión porque además de sus complicaciones de salud, se enteró que su esposa se había ido y no sabían en dónde estaba. Al poco tiempo, los médicos le revelaron su desalentador diagnóstico: no podría ser intervenido de nuevo para acabar con ese tumor que se expandía en su cerebro.
Afortunadamente, Camilo recuperó su movilidad después de dos años de terapias y tratamientos, pero el tumor hasta el momento le sigue causando problemas de salud que con ayuda de su mamá ha podido lidiar a diario.
“Finalmente, cómo yo ya me lo esperaba porque no veía nada de mejoría, el oncólogo y el neurólogo me dijeron que ya no había mucho más que hacer. Podía seguir el tratamiento, pero realmente no estaba respondiendo correctamente a él”, dijo antes de mencionar que le habían dado cinco años de vida.
Al conocer la probable fecha de su muerte, Camilo decidió tomar la decisión de trabajar como conductor a través de las plataformas digitales de transporte como Uber, Didi y Cabify, todo con el objetivo de brindarle lo que más pueda a su madre.
“Todo lo que trabajo lo guardo y cuando llegue el día, sea en junio como me dijeron o después, se lo dejaré a mi mamá. Además de todos los buenos momentos que estamos pasando ahora, quiero dejarle algo que la ayude cuando yo ya no esté”, manifestó.