Este ha sido uno de los casos más impactantes de este 2022.
Después de 50 días de la exhumación del cuerpo de Maximiliano Tabares, un pequeño de seis años que fue víctima de un ritual satánico al que asistían sus familiares (mamá, padrastro y abuela) en Remedios Antioquia, Medicina Legal entregó su conclusión pericial que da cuenta de las causas de su lamentable muerte, que durante varios días fue todo un misterio para las autoridades.
Según el reporte entregado por el director Seccional de Antioquia, Daniel Parada Bermúdez, el pequeño fue torturado y golpeado hasta morir como consecuencia de un trauma craneoencefálico provocado con una varilla.
“De acuerdo con la conclusión pericial que expide Medicina Legal, la causa de la muerte fue un trauma contundente en cráneo, la cual generó una fractura diastásica con objeto contundente”, señala el dictamen. Además, indica que están evaluando a quienes de los seis capturados, entre ellos la mamá del menor, su padrastro y abuela, se les imputará el delito de homicidio.
Es importante mencionar que a los acusados inicialmente se les imputó el delito de desaparición forzada agravada, pero luego de encontrar el cuerpo del menor mientras se adelantaban las investigaciones de la secta satánica que causó su deceso, a algunos se les imputará homicidio agravado.
“Se pudo constatar que varios miembros del núcleo familiar, entre ellos la propia madre del niño, la abuela junto con su compañero sentimental y el padrastro del niño hacían parte de una secta conocida como ‘los Carneros’, que, además de prácticas esotéricas, se dedicaban al negocio de la minería. El padrastro sería justamente el líder de la secta y, al parecer, impartía órdenes y ejercía control sobre los demás”, informaron desde la Policía.
Su cuerpo fue hallado enterrado en Segovia, Nordeste antioqueño, el pasado 27 de octubre y, tras una serie de análisis que realizó el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se pudo confirmar que el cadáver había sido encontrado 36 días después de haber sido reportado como desaparecido por su misma progenitora, quien le aseguró a las autoridades que no lo había vuelto a ver desde el 21 de septiembre.
A la mujer, llamada Sandra Patricia Caro, le imputaron los delitos de desaparición forzada agravada a título de autora y tortura a título de cómplice. Por su parte, al padrastro le imputaron los delitos de desaparición forzada agravada y tortura; mientras que a su abuela materna le fue imputado el delito de tortura a título de cómplice.