Se trata de un tipo de ritual de purificación para terminar y abrir nuevos caminos llenos de esperanza.
Entre las tradiciones decembrinas más populares en Colombia y Latinoamérica se encuentra la quema de los populares muñecos de año viejo, que muchos consideran como un tipo de ritual de purificación para terminar y abrir nuevos caminos llenos de esperanza.
Algunos historiadores señalan esta costumbre tuvo sus orígenes en Ecuador, mientras que otros indican que proviene originalmente de Europa, lo cierto es no puede faltar en las celebraciones de los colombianos desde hace un largo tiempo y los suelen hacer de trapo, periódico, aserrín y hay hogares en los que les dan su propio toque con algunos accesorios como gafas, ruanas y otros elementos característicos de la cultura de cada región.
También aseguran que la quema de muñecos ya se realizaba en la antigua Roma, pero con el paso de los años se fue expandiendo hasta llegar a España, derivada de antiguos rituales paganos como los saturnales de los romanos o los celtas del país Ibérico, para finalmente llegar a Ecuador.
“El concepto de años viejos viene de la influencia europea”, comentó Odi Gonzales, profesor de estudios latinoamericanos y andinos en la Universidad de Nueva York, en diálogo con el periódico ‘The New York Times’.
En este mismo medio, la especialista en política y tradiciones, María Belén Calvache, agregó que existen registros en Ecuador: “Sobre todo la gente de Otavalo, que hacía una quema de viejos en diferentes fiestas de solsticio en diciembre, marzo y junio, en el que quemaban al señor feudal”.
Del mismo modo, señaló que los primeros años viejos se quemaron en el siglo XIX y representaban la culminación de la celebración católica que solamente duraba 10 días, del 28 de diciembre al 6 de enero, una temporada en la que era común ver a las personas con máscaras y disfraces en las calles.
Para el 31 de diciembre un grupo de personas enmascaradas y vestidas de blanco sacaban a las calles muñecos de trapo enormes que representaban a ancianos borrachos y, posteriormente, los quemaban.