El deportista reveló en una entrevista todo lo que tuvo que vivir para poder cumplir su sueño y llegar a dónde está.
En los últimos días, Atlético Nacional se coronó como campeón de la Superliga 2023. Este es el título número 32 que reposa en la vitrina verdolaga. Cabe recordar que este es uno de los equipos más representativos de Colombia y Suramérica.
Entre sus líneas aparece un nombre que ha participado en los últimos logros del equipo antioqueño, Harlen Castillo, más conocido como ‘Chipi-Chipi’, el arquero. Este colombiano se ha destacado por su labro en el conjunto.
Recientemente, el portero de 29 años de edad contó lo difícil que había sido llegar a donde está. Para llegar a ser el guardameta de Nacional tuvo que lucharla y vivir momentos difícil en su vida, por ejemplo, aguantar hambre y hasta vivir en la calle.
En entrevista con el periódico El Colombiano, Castillo habló de sus anhelos y de lo complejo que es para muchos futbolistas empezar.
“Llegas a una ciudad donde todo es nuevo, en la que no estás acostumbrado, donde todo es plata. Para dirigirme a los entrenamientos me tocaba coger una o dos rutas de bus y a veces irme sin comer y no podía competir de la mejor forma porque llegaba débil”, expresó.
“Cuando estuve en el DIM y salí. Me quedaba donde un tío en Robledo, pero surgió un inconveniente con él, porque mi papá era el que se encargaba de mandar cosas allá y en esa época ellos habían discutido. Y sin mi familia saber nada en el Chocó, me fui de la casa y prácticamente viví en la calle como un mes, andando de acá para allá; guardaba mis cosas en un negocio y me mantenía trabajando en lo que fuera para seguir jugando fútbol”, reveló.
‘Chipi-Chipi’ tambien reveló que: “nadie lo supo, hasta ahora, y fue un momento complicado de mi vida, porque estar en la calle no es fácil, me tocaba cuidarme de muchas cosas y más que tenía que buscar amistades y compañeros que me dejaran descansar para, al otro día, madrugar a entrenar y después a trabajar y buscar dónde quedarme de nuevo. Prácticamente estuve así como un mes”.
“Transportaba y cargaba cajas de licores de la empresa del amigo que me guardaba las cosas. Hacía domicilios y con eso me sostenía para pagar habitaciones por noche o pagarles a otros compañeros de mi pueblo, porque acá en Medellín hay mucha gente del Chocó que también me colaboró en esos momentos”, contó respecto a su forma de sobrevivir aquellos días.