Un bar pop-up en el corazón de Londres convierte la fantasía de ser James Bond en una experiencia de lujo. Hasta diciembre, los fans podrán vivir el glamour, los cócteles y la memorabilia del agente secreto más famoso del cine.
Imaginen esta escena: están en Londres, caminando entre las vitrinas del icónico Burlington Arcade, cuando una puerta se abre para transportarlos al universo de espionaje más famoso del cine. Así es, el mundo de James Bond ahora tiene su propio santuario de alta coctelería: The 007 Bar, un refugio de lujo para fanáticos, curiosos y agentes secretos en potencia.
Al entrar, los recibe una atmósfera cargada de detalles exquisitos. Tres esculturas artesanales inspiradas en el Aston Martin DB5 marcan el camino, y una alfombra con frases icónicas de Bond es la antesala a un festín sensorial. Porque aquí no solo se bebe, se juega a ser Bond —con trago en mano, mirada de acero y un aire de misterio.
El espacio se divide en dos bares temáticos que parecen extraídos de una película de espías. Cada uno ofrece cócteles de autor con ese toque Bond que, honestamente, cualquiera de nosotros intentaría replicar en casa sin lograrlo del todo. La memorabilia desplegada también es digna de un museo: entre los tesoros, el legendario lingote de oro de Fort Knox, los zapatos de golf de Goldfinger, y hasta el sombrero de Oddjob. Detalles cuidadosamente seleccionados para hacer que cada visitante se sienta parte de la leyenda.
Como si fuera poco, la joya de la corona: una colección de relojes Omega, con piezas míticas como el Seamaster Diver 300M Commander’s y la edición limitada de 2019. Y para los verdaderos coleccionistas, un lujo al alcance: sets de whisky Macallan 60th Anniversary Decades, más una cápsula Fabergé de Octopussy que pide a gritos ser parte de cualquier bar privado.
Pero atención: este templo pop-up de Bond estará abierto solo hasta el 31 de diciembre de 2024. Así que, si alguna vez quisiste tener un brindis como un agente secreto, esta es la señal