El ron, esa esencia destilada de la dulzura de la caña de azúcar, tiene una historia tan cautivadora como sus sabores. Sus raíces son las tierras tropicales del Caribe y América Latina-
Sin duda el ron es un ícono cultural y una bebida exquisita que ha trascendido las fronteras.
A lo largo del tiempo, el ron ha sido moldeado por distintas culturas y territorios, generando versiones únicas. En Colombia, una marca relevante es el ron SantaFe, que ha marcado su propio camino en la historia de esta bebida.
El origen del ron tiene un velo de misterio, siendo mencionado inicialmente en Barbados, Puerto Rico y Jamaica. En realidad se desconoce en qué país nació este elixir de azúcar.
Elaborado a partir de la caña de azúcar, este elixir fue conocido inicialmente como “kill-devil” o “Rumbullion”. A medida que ganaba popularidad, se convirtió en una moneda de intercambio durante la colonización y cautivó a esclavos y piratas en el Caribe.
La palabra “Rum” apareció por primera vez en inglés en 1667, consolidando su identidad y presencia en la región. A medida que viajaba por diferentes lugares, cada país dejaba su impronta en su elaboración, incluyendo a Colombia.
Licores de Cundinamarca, en su constante búsqueda de excelencia, presentó en 1994 el Ron Rumvero, marcando un hito en la producción nacional. Luego, en 1997, llegó al mercado el SantaFe Ron Añejo, un producto que encarna la calidad y el refinamiento, siendo considerado uno de los mejores licores del país.
El ron, con su legado ancestral y su adaptabilidad a diferentes tradiciones, ha fusionado culturas en cada sorbo. El SantaFe, con su aroma y sabor inconfundibles, representa la riqueza de esta bebida que ha cautivado paladares y corazones, contribuyendo a la historia sabrosa del Caribe y de Colombia.