Esta distinción fue otorgada en el marco del 37º Congreso Geológico Internacional (IGC), que tuvo lugar en Busan, Corea del Sur.
En el desierto de la Tatacoa, en la localidad de La Venta, Villavieja, Huila, se encuentra un sitio de gran relevancia científica que ha sido recientemente reconocido como patrimonio geológico mundial. Esta distinción fue otorgada en el marco del 37º Congreso Geológico Internacional (IGC), que tuvo lugar en Busan, Corea del Sur.
Durante el evento, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés), una entidad que asesora a la UNESCO y que es una de las principales organizaciones científicas del mundo, incluyó a este sitio colombiano en su lista de los “segundos 100 sitios de patrimonio geológico”.
El reconocimiento se debe, en parte, a la existencia de dos importantes yacimientos paleontológicos en esta región del desierto de la Tatacoa, según informó el Servicio Geológico Colombiano. Uno de estos yacimientos pertenece al período Pleistoceno, hace aproximadamente 16 mil años, mientras que el otro data del Mioceno Medio, hace alrededor de 13 millones de años.
Este último es especialmente significativo porque aporta pruebas de la existencia de una selva tropical en esa latitud de Colombia hace 13 millones de años, una selva que ya no existe y que en su momento albergó una gran diversidad de flora y fauna, incluyendo especies de mamíferos, reptiles, peces, aves, anfibios, invertebrados y plantas que nunca convivieron con los seres humanos.
Marianela Vargas, geóloga del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez del Servicio Geológico Colombiano, destacó la importancia de este sitio como una ventana al pasado geológico. “Aquí se pueden encontrar fósiles de una variedad y abundancia notable, incluyendo características que rara vez se conservan en el registro fósil”, señaló Vargas, subrayando la singularidad del lugar para entender la historia geológica del planeta.
Vargas también hizo énfasis en que estos fósiles no solo son relevantes desde el punto de vista paleontológico, sino que también ofrecen información crucial para los desafíos actuales de la humanidad, como el cambio climático. Los fósiles preservados en este sitio registran un periodo de calentamiento global conocido como el Óptimo Climático del Mioceno, que ocurrió hace entre 17 y 14,7 millones de años, seguido de un enfriamiento posterior denominado Transición Climática del Mioceno, que tuvo lugar entre hace 14,2 y 13,8 millones de años.
Para los especialistas en geología, estos eventos climáticos del pasado proporcionan valiosos modelos para entender los posibles cambios climáticos futuros y las respuestas de los ecosistemas ante tales transformaciones, aportando así lecciones importantes para la humanidad.
Para llegar al desierto de la Tatacoa hay que viajar hasta la capital del departamento del Huila, Neiva. Una vez allí, empieza la aventura de adentrarse en la naturaleza para llegar a este lugar, considerado el segundo más seco del país, únicamente superado por el desierto de La Guajira.
Un viaje de aproximadamente 1 hora y media, unos 50 km de distancia, separa la civilización de la crudeza del calor que se puede experimentar en la Tatacoa. Este último realmente es un bosque seco tropical que en un lejano pasado estuvo sumergido bajo el agua.
Su oscura arena refleja tonos grisáceos como sacados de una película antigua que contrastan con sus famosos colores rojizos y con un imponente azul en el cielo. Las temperaturas son de hasta 40 °C en el día y de aproximadamente 18 °C en las noches.
Este destino puede ser un espacio ideal para los amantes del deporte. Por ello, marcas como Reebok invitaron a diversas personalidades a ponerse a prueba en el desierto. No hay mejor forma de conocer los límites del cuerpo que exponerse a fuertes y exigentes situaciones, y la Tatacoa es un espacio indicado para vivir estas experiencias.