El reconocido bartender, Alex Ramírez, estuvo a cargo de la creación.
Bazzar es una obra que está inspirada en el circo de antaño; este reconocido show le rinde homenaje a las raíces de Cirque du Soleil, donde los acróbatas se elevan por el cielo. El espectáculo de 100 minutos ya se ha presentado en países como Brasil y Chile, y ahora llega a Colombia con un montaje que incluye más de 700 toneladas en equipamiento.
Como parte de la llegada al país, Hendrick’s Gin se unió a la emblemática compañía canadiense para desarrollar “Trapecista de Sueños”, un coctel inspirado en los acróbatas intrépidos que se toman los aires recreando invenciones sin fin.
En entrevista con Soho, Alex Ramírez, quien estuvo a cargo de la creación del coctel, dijo que busca a transportar a las personas a esa magia que transmite el show, “es una bebida para todo aquel que disfrute elevarse en la magia de los sueños o mejor, la magia de ir de nube en nube como los trapecistas de este espectáculo”.
Se trata de un trago refrescante que puede disfrutarse en cualquier momento del día o la noche.
“Con este coctel buscamos destacar sus peculiares notas cítricas con un mágico elixir de toronja rosada, un toque de miel de abeja, tres monedas de pepino y una nube de algodón de azúcar para finalizar”.
Esta creación hace parte de “El peculiar viaje de los sueños”, donde se fusionan, por un lado, el mundo curioso e inusual de los cocteles en el que se producen experiencias surrealistas, encantadoras, que evocan momentos artísticos, teatrales y, por otro, el concepto de Cirque du Soleil, donde la fantasía, la imaginación y el escapismo cobran vida.
En el año 1984, tres jóvenes que trabajaban haciendo presentaciones callejeras a diario, decidieron unir esfuerzos para crear una empresa dedicada a la producción de espectáculos basados en el arte circense. Hoy en día, esa empresa es considerada como la mayor productora de circo y teatro del mundo.
El acordeonista y tragafuegos canadiense, Guy Laliberté, puso los cimientos de este proyecto con una combinación de vestuarios llamativos, luces y detalles mágicos, un fondo original de música y una coreografía muy estricta. Algo que siempre ha llamado la atención en sus funciones es que nunca han utilizado ni un solo animal, aspecto muy llamativo del show.
Ese mismo año contratan como director artístico a Guy Caron, fundador de la Escuela Nacional de Circo de Montreal, quien comenzó a diferenciarse de otros shows circenses gracias a la incorporación de melodías emotivas.
Así las cosas, Laliberté y Caron reinventaron el circo centrándose en la interpretación de los artistas y eliminando todo aquello que pudiese distraer o incomodar al espectador. Además, pensaron que el circo no solo debía entretener al público infantil, sino que personas de cualquier edad también podían disfrutarlo.