Tiene una sala de espera al aire libre bajo un frondoso árbol de mango.
En Colombia existen más de cuatrocientos aeropuertos, pero pocos son tan singulares como el Aeropuerto Nacional de Hacaritama, ubicado en el municipio de Aguachica, Cesar. Esta insólita característica convierte a Hacaritama en un ejemplo vivo del realismo mágico que impregna la obra del célebre escritor colombiano.
Este aeropuerto cuenta con una pista de aterrizaje y una pequeña estructura que alberga dos áreas: una destinada al chequeo manual de equipajes, ya que no dispone de una banda transportadora automática, y otra que funciona como área de espera antes del abordaje.
Lo que realmente llama la atención es que antes de ingresar a la sala de abordaje junto a la torre de control, los pasajeros deben esperar en un área improvisada bajo la sombra de un árbol de mango, ubicada cerca de la pista. Aquí, se han colocado sillas para quienes prefieren el aire fresco y la sombra natural del árbol al intenso calor típico de Aguachica. Este ambiente relajado también atrae a vendedores ambulantes que ofrecen una variedad de refrigerios, desde bebidas y café hasta fritos y mecatos, a precios asequibles.
Cuando llega la hora de abordar, los viajeros se trasladan desde la comodidad de la sombra hacia la sala de abordaje para subir a los aviones, que tienen una capacidad de hasta 48 pasajeros. Actualmente, es la aerolínea estatal Satena la única que opera en este aeropuerto.
Un video que fue publicado en redes sociales ha hecho que turistas quieran visitar este peculiar aeropuerto.
Vale la pena destacar que este aeropuerto duró varias décadas abandonado. Sin embargo, en 2019 un vuelo de la empresa Satena le volvería a dar vida a este lugar con la llegada de más de 40 pasajeros. Desde ese momento este terreno no ha parado de funcionar y se ha convertido para muchos en un atractivo turístico que hay que visitar.