El cantante de música popular hizo una serie de confesiones que dejaron a más de unos impactados.
En un nuevo espacio con el medio Semana, en diálogo con Vicky Dávila y Jairo Lozano, Yeison Jiménez contó algunas impactantes historias que vivió antes de ser famoso, cuando la pobreza y la violencia hacían parte de su cotidianidad.
Durante la intensa e interesante conversación que tuvo con los periodistas hizo un pequeño énfasis en cómo llegó hasta donde hoy en día se le ve, lleno de éxitos musicales como “Aventurero”, “Tenías razón”, “Los dos la quisimos”, “Un perro enamorado”, “La última farra”, entre otros.
Este hombre ha demostrado que no solo es un buen artista, sino que también tiene dotes para los negocios y la economía. Ejemplo de ello fue el anuncio que hizo hace algunas semanas revelando que inauguraría un nuevo negocio, nuevos consultorios para el cuidado óptico.
Sin embargo, no siempre tuvo plata, por el contrario, tuvo que pasar por circunstancias de dificultad que hoy recuerda con gratitud. “Yo me crie en una cantina, mi mamá tenía un bar. Apenas hace un año los terminó porque ya me cansé de rogarle. Le dije, madre, ya no más, o sea, toda la vida con bares… Eso me lleva a tener un oído muy comercial”, expresó en un primer momento.
Cabe mencionar que el hombre llegó a Corabastos para vender arepas cuando tenía apenas 13 años, él expresa que tuvo dos vidas porque cuando fue joven todo era muy peligroso: “Había acabado de llegar a Bogotá de Manzanares (Caldas) y llevando esas arepas me quedé cinco años y medio. Todos los días de tres de la mañana a once de la mañana y estudiaba en la tarde. Vengo de una familia que no tenía televisor ni nevera, menos casa propia. Realmente, salí de abajo”, explicó nostálgicamente.
El cantante explicó que toda su familia siempre fue muy trabajadora, pero que hubo un punto en el que todos, tanto su madre, como su hermana y el mismo, se entregaron totalmente al licor. Por su parte, él empezó a fumar a los 14 años y a los 19 el alcohol era su bebida i mamá siempre ha sido una mujer extremadamente trabajadora, pero todos nos entregamos al licor, todos éramos borrachos, mi hermana, mi mamá, yo... Empecé a fumar a los 14 años, a tomar a los 19 años. Yo era el borracho chévere porque siempre mantenía plata. Además de que trabajaba, también robaba, entonces tenía dinero.