A través de la dinámica de preguntas y respuestas, la modelo y DJ relató la verdadera relación que tiene con este tipo de sustancias
Natalia París es una de las mujeres más bellas de Colombia y su paso por el mundo del modelaje fue motivo para que muchos jóvenes durante varias generaciones soñaran con poderse acercar a ella.
En la actualidad está enfocada en sus otras dos pasiones: ser empresaria y ser DJ y vale la pena recalcar que en ambas actividades también ha cosechado varios éxitos.
Las redes sociales se han convertido en una herramienta muy importante para Natalia, pues a través de ellas da a conocer a sus seguidores muchos detalles de su vida sentimental y laboral, lo cual atrae la atención de sus cientos de fans.
Por eso, aprovechando el afecto de quienes la siguen a través de sus cuentas en redes, decidió aventurarse y hacer parte de una de las dinámicas que actualmente tienen mayor acogida en este medio.
La dinámica se realizó a través de su cuenta de Instagram en donde le dio la oportunidad a sus fans de hacerle preguntas acerca de su vida privada. Lo mejor de esto es que había carta abierta, es decir, ellos podían preguntarle lo que quisieran a la empresaria.
En medio de la actividad hubo un usuario que decidió hacerle una pregunta muy particular a Natalia, a través de la cual le preguntó si ella había consumido ‘hongos mágicos’ en algún momento de su vida.
La respuesta de la Dj fue positiva, sin embargo, añadió una aclaración importante: lo había hecho con intenciones netamente espirituales, ya que siempre ha sido “muy curiosa”.
Y es que este tipo de sustancias son muy populares dentro del mundo espiritual y dentro de la medicina alternativa, de manera que su efecto va más allá de pegarse una ‘elevadita’ por placer.
La psilocibina, compuesto que contienen los hongos mágicos, tiene propiedades curativas las cuales ya han sido exploradas por varias culturas ancestrales. Aunque su consumo puede traer beneficios terapéuticos, lo cierto es que se debe acudir a ellos en caso de que un experto lo recomiende para el tratamiento de cierto tipo de enfermedades como la depresión o la ansiedad.
Según estudios realizados por el Imperial College de Londres, si se administra de forma controlada, en un entorno clínico y con las dosis adecuadas, puede “reconfigurar” el cerebro de las personas con depresión y eliminar los pensamientos negativos que retroalimentan la enfermedad.
Pero aparte del ámbito científico, algunas personas los consumen por sus propiedades alucinógenas y así experimentar un viaje psicodélico y, en algunos casos, alcanzar experiencias religiosas o de autoconocimiento, razón por la cual no es legal su consumo en muchos países del mundo.