Varios de los forenses, policías e investigadores que vieron las perturbadoras escenas del crimen, quedaron totalmente traumados.
Jeffrey Dahmer es uno de los asesinos seriales más temidos, odiados y al mismo tiempo amados del mundo entero. Su modus operandi era bastante perturbador, desde violaciones a cuerpos muertos, desmembramientos y hasta comerse la carne de sus víctimas, hace que hoy en día siga siendo uno de los más recordados.
Literalmente cada parte del apartamento en el que el hombre cometió la mayoría de homicidios era una escena diferente del crimen, por lo que recoger cada evidencia, foto, hueso o parte del cuerpo de las víctimas fue muy complicado y algo realmente impactante.
En su habitación encontraron un barril lleno de ácido en el que desaparecía parte de los cuerpos de sus víctimas, un colchón lleno de sangre y en su mesita de noche varias fotos en las que se ven los hombres muertos y desmembrados.
En la sala y cocina, que quedaban juntas, encontraron platos en los que comía la carne de sus víctimas, sartenes en donde las cocinaba, las drogas que usaba para desestabilizarlos, cuchillos y otras herramientas con las que los asesinaba, cierras, entre otras.
Una de las partes más impactantes fue la nevera, allí encontraron manos, pies y presuntamente una cabeza.
En otros lugares como el baño o la sala hallaron rastros de sangre y señales de forcejeos entre dahmer y sus muertos.
Para quienes no conocían el caso de este asesino en serie, les impactó bastante el saber que una de sus víctimas era un inmigrante de tan solo 14 años, llamado Konerak Sinthasomphone a quien la policía le pudo haber salvado la vida, pero que confiar en el psicópata lo descuidaron y dejaron que fuera uno más en la lista de Dahmer.
El hombre lo engañó, lo llevó a su casa, lo drogo y posteriormente lo desnudo, sin embargo, en un descuido el pequeño logro escapar pero bastante desubicado.
Fue la hija de la vecina del hombre quien le trató de ayudar, pero como estaba tan mal no podía ni hablar. La señora pudo llamar a la policía y al llegar se toparon también con Dahmer, quien pudo convencerlos de que supuestamente él era su novio y que lo que había sucedido es que se había pasado con los tragos.
Los uniformados los escoltaron hasta el apartamento del hombre, quien en ese momento tenía 31 años y aunque había hasta un olor de cuerpos podridos, los dejaron allí.
En ese momento, Konerak se convirtió en la víctima número 13, cuyo cuerpo fue violado y posteriormente comido por el “Monstruo de Milwaukee”.
Otro de las víctimas que también le dolió al mundo entero fue Tony Hughes, un hombre sordo mudo que no le produjo ni un poco de empatía a Dahmer para que le perdonara la vida.
El hombre que nació en 1959, originario de Wisconsisn, quedó sordo y mudo poco después de nacer por una reacción a algunos medicamentos que le recetaron en su momento. El hombre era humilde, carismático y bastante según su mamá.
De acuerdo con el propio asesino, se conocieron en un bar gay, allí coquetearon, lo diferente del caso es que comenzaron a entablar una relación porque Hughes estaba buscando algo “serio” por lo que no había accedido ir a la casa de Dahmer.
Sin embargo, fue cuestión de días para que accediera y efectivamente fue su sentencia de muerte. Según varios agentes del FBI, fue identificado por sus registros dentales, y se recuperaron su cráneo y sus vértebras.