¿Hay que quitarle la pensión a los expresidentes que participen en política? | Foto: Semana

Opinión

Que les quiten la pensión a los expresidentes

Por: Ricardo González Duque

Impopulares e ineficientes, a los expresidentes hay que darles donde más duele: el dinero. Una propuesta que complemente la de los senadores Sanguino y Marulanda podría quitarles la pensión a los que sigan haciendo política activa. Que escojan: plata o poder, no ambos.

Qué buena idea la que pusieron sobre la mesa los senadores Antonio Sanguino e Iván Marulanda de Alianza Verde para inhabilitar políticamente a los expresidentes y que de esa forma no presidan partidos para así librarnos de la pesadilla de que, a pesar de que sean muy impopulares, sigan dando ‘dedazos’ e intentando influir en el voto de los colombianos para elegir al próximo presidente.

César Gaviria mueve hoy los hilos para decidir si su no menospreciable Partido Liberal se va con Petro o Gutiérrez; Ernesto Samper intentó poner a su hijo como senador aunque fracasó en el intento; Andrés Pastrana alienta por todos los medios el discurso sobre fraude electoral por una supuesta alianza entre el petrismo y la empresa Indra; Álvaro Uribe se le juega toda porque la Presidencia la gane cualquiera menos Petro y Juan Manuel Santos, aunque quedó debilitado con sus precandidatos, también se mete en la campaña así sea de lejitos ahora con una eventual reunión con Fico. Todos están metidos de alguna manera.

La posibilidad de frenar legalmente esa participación en política comenzó realmente como una broma. Los dos congresistas aparecieron sonrientes en un trino de Sanguino que decía: “Hemos acordado con mi amigo y colega @ivanmarulanda presentar un Proyecto de Ley que prohíba a los Expresidentes participar en política y presidir partidos políticos”. Pero después la propuesta tomó tanta fuerza que hasta el autor del trino terminó dando explicaciones de lo que podría ser una reforma constitucional.

“Hay que ponerle un ‘tatequieto’ a esa suerte de perversión de nuestro sistema político”, aseguró Sangunio en referencia a la activiad de los expresidentes durante una entrevista para SEMANA, en la que agregó que podría bautizar el proyecto como ‘Belisario Betancur’, un homenaje al expresidente que decidió dedicarse a la poesía antes que intervenir en la política activa. El problema fue que se retiró tanto que se llevó a la tumba muchos detalles de la retoma al Palacio de Justicia en 1985. Pero esa es harina de otro costal.

La iniciativa por supuesto que tiene inconvenientes constitucionales. A pesar de la baja favorabilidad de los expresidentes – Santos 39%, Uribe 37%, Gaviria 24%, Pastrana y Samper 22%, según Invamer – y de que a los colombianos les produzca mamera saber de ellos, esas no son razones que justifiquen la restricción de los derechos políticos que incluye fundar o presidir partidos.

Pero algo se debe poder hacer. La ingeniosa iniciativa de los dos senadores se puede pulir y sería interesante darles a los expresidentes en donde más les duele: el dinero. Es bien sabido que ellos -e incluso las viudas- tienen el derecho a una pensión vitalicia equivalente al mismo salario de los congresistas, un dinero mensual que reciben sin tener que cumplir el requisito de la edad o tiempo de servicio -que sí aplica para el resto de colombianos- un beneficio defendido por la Corte Constitucional como un “premio” a quien ha ostentado la más “alta dignidad” del Estado. Iván Duque, por ejemplo, así termine el cargo con un respaldo de menos del 20% de los colombianos y esté a 17 años del momento legal para pensionarse, va a estar recibiendo media vida los más de 34 millones de pesos mensuales y sus consecutivos aumentos anuales.

Pues bien, una alternativa interesante sería eliminar esta pensión para aquel expresidente que siga activo en política: reuniones proselitistas, trinos, apoyos públicos, intervención o creación de partidos políticos, todo eso debería ser causal para que un expresidente perdiera los 34.4 salarios mínimos al mes. Ellos escogen: plata o poder, no ambos.

El país podría ganar por algún lado: o se libra del cinismo de las opiniones de expresidentes en temas que no supieron resolver cuando estaban en el cargo (Pastrana, que fracasó en el Caguán, hablando contra el proceso de paz de La Habana, por poner uno de los casos más emblemáticos) o se quita la carga de mantenerlos económicamente y evitar por ejemplo darle 12 mil millones de pesos a Duque, suponiendo que viva 30 años más, sin contar los incrementos anuales.

Sanguino y Marulanda no volverán al Congreso después del 20 de julio, pero sería bueno que algún congresista que ocupe una curul tome esta idea como suya a ver si es posible incomodar a los intocables expresidentes.

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