Multi ethnic family gathering for Christmas dinner, freshly cooked turkey resting on baking tray, family looking and smiling, anticipation, preparation, social media | Foto: Gary Burchell

Opinión

¡Obvio que nos encanta la Navidad!, y a los que no, que se aguanten

Por: SoHo

Luces, música y comida, llegó una de las épocas favoritas de la gente. Es momento de desempolvar el saco navideño y afinar la voz para cantar villancicos. Uno de nuestros periodistas ‘christmas lovers’ cuenta por qué ama tanto esta fecha.

Por: Jharoccy Vásquez

Periodista enamorado de las fiestas decembrinas de SoHo

¡Llegó Navidad! Y sí, amigo Grinch, le estoy hablando a usted que quizá se crea diferente por ‘odiar’ una de las épocas más queridas del año, en la que se renuevan sentimientos y se comparte todo el amor y la alegría que inspiran estas fechas con los otros, sin importar de quien se trate.

Pero antes de que salte a criticar la época con sus mil razones, hoy le daré algunos motivos para que cambie su modo de pensar y, de seguro, para cuando termine este texto, resultará amando las fiestas decembrinas, incluso más que Santa Claus.

La Navidad es quizá una de las temporadas más esperadas del año; cuando ponemos un pie en diciembre —incluso antes—, solo podemos sentir el ambiente festivo que emana de todas las calles y las grandes tiendas que se adornan de árboles gigantes, resplandecientes luces y coloridos adornos. Las fiestas, la comida y las reuniones con familiares, amigos y pareja, dejan de ser un evento ocasional y en estas fechas se repite casi a diario.

La emoción que se siente cuando en la radio empiezan a anunciar diciembre y lanzan algunos de los clásicos bailables es inconmensurable. Las casas, los parques y el comercio en general, se empiezan a vestir de Navidad y un olor a natilla y buñuelos empieza a apoderarse del ambiente, haciendo que desde el 30 de noviembre aliste con ilusión mi saco navideño con el que empezaré a lucir la Navidad.

Y aunque muchos dicen que es una celebración infantil, pasan los años y el sentimiento sigue siendo el mismo. Para mí llegaron las sonrisas, los regalos y fuertes abrazos, que combinados con las tradiciones, hacen de este un tiempo lleno de felicidad en el que me disfruto hasta los comerciales navideños.

¿Qué emociones nos despierta la Navidad?

Sin dudarlo, esta es una de las épocas del año con mayor carga emocional, despertándonos sentimientos como añoranza, amor, felicidad, deseo, entre otras, que hacen que la nostalgia esté a flor de piel, aunque depende mucho de nosotros el cómo queremos vivir estos días.

Reencuentros, besos, deseos y reuniones con seres queridos que no veíamos desde hace mucho tiempo, son solo el preámbulo de una festividad que nos llena de júbilo y buenos momentos. Entonces, ¿cómo no emocionarse? Bueno, quizá si usted, al igual que Shrek, está envuelto en sus capas como una cebolla, no podrá sentir el fervor de estas fechas.

Este ambiente de disfrute en el que se recapitula todo el año y se habla de los nuevos proyectos que tenemos planeados para el siguiente es todo un deleite; sumado a esto, podemos comer como si no hubiera un mañana, pues en cada novena y encuentro se brinda al menos un pasaboca.

Sin embargo, lo que más me motiva es el deseo de celebrar y, por estos días, se puede sacar cualquier excusa para dejar a un lado el estrés diario y hacer una oda a la vida con comida y trago, pensando en lo bueno que nos ocurrió durante el año y recordando las navidades que ya pasaron.

Bailar con las tías, reunirse a hacer los tamales o la cena navideña, decorar, realizar las novenas... ¿De verdad le disgusta la época? Porque le guste o no, la Navidad siempre nos trae recuerdos del pasado, por lo que quizá sea buena idea reconciliarse con su yo de hace unos años.

Así que ya sabe, si es de los que odia la fecha creyéndose el Grinch, debería volver a verse la película, porque así podría darse cuenta de que él nunca odió esta época, lo que siempre le disgustó fue que la relacionaba con hechos negativos de su infancia y que se condenó a pasar la noche buena en la soledad de su montaña mientras los ‘quién’ celebraban unidos.

Sin embargo, solo bastó que le dieran una probadita de la celebración para convertirse en un amante más de la Navidad. Por eso, no se asuste, no se amargue, no saque su discurso anticapitalista, solo permítase disfrutar y compartir, ya verá que su caso se resolverá tan alegremente como el del Grinch.

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