No es un dato menor que la próxima ministra de Ambiente sea quien haya promovido un día sin carne en Bogotá. ¿Pondrán en práctica la petición del papa Francisco para comerla menos?
Un plato con un buen pedazo de carne se ha convertido en un símbolo de lujo en Colombia equirable a tener un avión propio. Por supuesto que es una exageración, esta sí tan grande como el incremento del precio de ese alimento en un 35% en el último año, de acuerdo al reporte del DANE que lo ubicó como el quinto producto que más se encareció. Vivimos, entonces, semanas largas sin carne.
Sin embargo, la paradoja de los colombianos consumiendo menos carne por lo cara que está (pasamos de 20 a 17 kilos pér capita en 20 años) puede terminar beneficiando al planeta frente al cambio climático por la contaminación que genera la industria ganadera, que está en un deshonroso primer lugar, incluso superando a la del transporte, al aportar algo más del 14% de los gases de efecto invernadero.
La otra paradoja la pone el papa Francisco, un argentino cuyo país es el primero en el mundo en el consumo de carne con 50 kilos anuales pér capita y les ha pedido a los jóvenes acciones para lo que él llama “el cuidado de la casa común” que implica reducir su ingesta. En una carta enviada a la Conferencia de Jóvenes de la Unión Europea les ha dicho textualmente que “es urgente reducir el consumo no sólo de combustibles fósiles, sino también de muchas cosas superfluas; e igualmente, en ciertas zonas del mundo, sería conveniente consumir menos carne, esto también puede ayudar a salvar el medio ambiente”.
Una petición que en Colombia podría enfurecer a los ganaderos que en varias ocasiones han puesto el grito en el cielo frente a las acciones de ambientalistas y animalistas con quienes el Papa coincide mucho más.
En Colombia una de esas acciones recientes fue la aprobación en Bogotá del “Día Distrital Sin Carne”, una jornada promovida en el Concejo de la ciudad por una persona: Susana Muhamad, que será la ministra de Medio Ambiente del presidente electo, Gustavo Petro, desde el próximo 7 de agosto y ese no es un detalle menor. En su momento, ella explicó que ese día no era obligatorio y que buscaba sobre todo crear pedagogía sobre el impacto en el cambio climático.
La idea del “Día sin carne” fue caricaturizada por algunos líderes de opinión que vieron erróneamente una imposición a sus gustos personales y también por el líder de Fedegan, José Félix Lafaurie, quien calificó de “estupideces” este tipo de jornadas que además avaló la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. “Primero establecerán un día sin carne y luego, como Venezuela, serán todos los días sin carne, ni leche, ni trabajo, ni nada”, escribió molesto en Twitter al tiempo que aseguró que la “ganadera no es la enemiga”.
La entonces concejal Muhamad defendió la jornada al citar el informe sobre el cambio climático que proponía como una de las soluciones que las personas “den un un giro en su dieta” para bajarle al consumo de ganado y otras carnes.
Veremos si la ahora ministra, que ya ha hecho adelantos sobre no permitir el fracking y el glifosato, también se le medirá a extender a poner en práctica la carta del Papa y extenderá el día sin carne de Bogotá a todo el país. Por precios o por el cambio climático, parece una realidad que para muchos vendrán más semanas largas sin carne.