Supe que en Facebook hay un grupo que se autodenomina algo así como “ex amigos de SoHo” y que lo conforma gente descontenta con la última edición en la que apareció Faustino Asprilla en un especial “para mujeres”.
Esto, sumado a los comentarios que recibí en la última entrada de mi columna, en los que decían que yo debía ser hombre porque las mujeres son incapaces de hablar así, me dejaron pensando en el machismo.
Muchos hombres (afortunadamente cada vez menos) son machistas. Muchos creen que las mujeres no merecemos tener placer o ser abiertas en cuestiones de sexo o tomar la iniciativa. Y comprendo, aunque no comparto, el machismo de los hombres.
Comprendo por ejemplo al lector que dice que no quiere una SoHo mujeres porque eso era lo único que no tenía que compartir con su esposa (tranquilo, eso no va a pasar). Comprendo al que no le guste ver un hombre como Asprilla desnudo (a lo mejor se sienten poca cosa luego de ver semejante ejemplar). Incluso entiendo (aunque de nuevo, no estoy de acuerdo) al tipo que dice que una SoHo mujeres no tiene por qué existir.
Lo que sí no puedo entender es que en ese grupo de “ex amigos” haya mujeres. ¿Qué fue lo que las impulsó a ser ex amigas? ¿Que hay un tipo desnudo en la portada? ¿Que una cantidad de columnistas, buenas plumas, mujeres inteligentes y preparadas hablen sobre cómo sería el mundo si los hombres tuvieran que padecer nuestras desgracias? ¿Tal vez les molestó un artículo sobre vibradores o uno sobre una mujer que decide disfrazarse de hombre para ver cómo es que viven ellos?
Lo peor de todo, señoras y señores, es que conozco a algunas de las “ex amigas” y temo decirles que no son ningunas vírgenes. Son mujeres abiertas sexualmente, que han tenido varios compañeros sexuales (algunos de ellos casados) y que han decidido escandalizarse por una revista en la que podrían ellas mismas escribir y aportar ideas.
El machismo no es territorio de hombres, definitivamente. O no sólo. Ahí también están las mujeres. Están las mamás, que le dicen a las niñas que es más importante ser bonita que ser inteligente para conseguir un marido. Están las esposas, que les dicen a sus maridos que no quieren ver una película porno porque creen que van a corromperse. Están las solteras, en fin, que dicen que un desnudo masculino es una porquería, cuando son las mozas de sus jefes.
No estoy apelando aquí a la solidaridad de género ni a una guerra frontal contra los hombres ni nada por el estilo (igual, no querría pelear con los hombres porque me gustan, porque los necesito, porque los quiero). No apelo a la moral, para nada, porque quién soy yo para hacerlo. Yo quiero simplemente decir que habría que ser consecuentes con quienes somos. Yo no me voy a poner a decir “abajo las minifaldas” si me encanta usarlas. Si hay una página de ex amigos de SoHo, creo que se debería crear una de ex amigos de la morronguería, y les aseguro que tendría muchos más afiliados.