Las curvas acentuadas, la piel sin la menor imperfección, cada músculo, cada pelo y cada hueso definidos son únicos en estas imágenes. Para descubrir el porqué, solo tiene que observar con atención, parte por parte, los cuerpos. Conozca la pintura hiperrealista del mexicano Omar Ortiz.
Lo que está viendo no son fotografías sino el hiperrealismo mágico del artista mexicano Omar Ortiz. La primera reacción que se tiene al ver las obras de este pintor nacido en Guadalajara es hacer zoom. Y es fácil, solo hay que ‘googlear’ su nombre en el celular y guardar o capturar la imagen para agrandarla en la pantalla. El resultado puede ser revelador: estrías, venas, enrojecimientos, vellos… Los detalles son exactos a los que se ven a diario en un cuerpo real desnudo. Y todo, hasta el brillo de los ojos de cada mujer, es obra de las manos mágicas del pintor mexicano Omar Ortiz.
Enfoque. (140x140 cm)
Sus cuadros desafían la famosa frase de Oscar Wilde: “La vida imita al arte mucho más que el arte imita a la vida”. Sus creaciones, pertenecientes a la escuela hiperrealista, desafían la mente de cualquier observador.
"Me defino como un pintor realista o hiperrealista —no me importa la etiqueta — con una búsqueda constante de lo que considero la belleza o la estética en a figura femenina".
A sus 40 años, este artista nunca pinta por encargo. La decisión de la mujer que va a pintar, hasta volverla increíblemente “real” en un lienzo, es solo suya. La fórmula para lograrlo, según sus palabras, es 50 por ciento dedicación y 50 por ciento talento. Esto último lo descubrió cuando se graduó como diseñador gráfico de la Universidad de Guadalajara y tomó clases de pintura: “Por más que intentaba ser abstracto, o hacer caricatura, terminaba detallando, detallando, detallando, tratando de lograr una reproducción de la realidad. Siento que es algo natural”.
¿Cómo se puede pintar hiperrealismo?, le preguntan mucho. “No hay una varita mágica”, responde Ortiz. Aunque, viendo sus pinturas, podría decirse que sí.
Gemelas. (180x180 cm). Proceso
Una obra comienza con una fotografía, porque todas las modelos existen. Luego llegan días de trabajo para lograr sombras, colores, curvas y pliegues de un cuerpo real. Una técnica que Ortiz ha desarrollado de manera autodidacta. “El pintor debe ser como un loco que deambula por el mundo observando las cosas no como lo que son, sino como formas y colores. Preguntarse por qué la piel de una persona se ve de una forma en interiores y exteriores, o por qué los colores son distintos en la mañana y en la tarde”.
Female Deity in red.