Fredy Valencia llevaba a sus víctimas al cambuche ubicado en los cerros orientales.

Historias

Los monstruos en Colombia sí existen y son los asesinos seriales

Por: Soho

La portada del libro del que le hablaremos en este artículo es de color rojo, como la sangre de cientos de víctimas que han cobrado a lo largo de las historia los asesinos seriales en nuestro país.

Para muchas personas, la tierra que ha visto nacer a los criminales más brutales de la historia es Estados Unidos, por las decenas de casos de estos cínicos personajes que han sido retratadas en documentales, series y hasta películas. Pero si le preguntamos a Esteban Cruz Niño, antropólogo e historiador, cuál es el lugar que ha parido a los peores asesinos en serie, sin duda, su respuesta es Colombia.

“Puedo decir que los asesinos colombianos matan más que los norteamericanos. En la lista de los más sangrientos de la historia, sin duda, hay tres colombianos: Pedro Alonso López, Garavito y Daniel Camargo Barbosa”, asevera Cruz.

Y es que reducir las víctimas a los números es algo que puede interpretarse como un gesto de frialdad, pero para que la gente entienda la gravedad del asunto es necesario. “Si tú sumas la lista de los asesinatos que estas tres personas cometieron, la cuenta sobrepasa las 500, eso es horrendo. Cuando tú miras que Ted Bondy dejó alrededor de 37 víctimas, es un montón porque no debería haber ninguna, versus Garavito, que mató a 300 personas, ahí vemos la realidad”, cuenta el escritor.

Sin duda, estas cifras dejan claro que los asesinos en serie de Colombia son los más prolíficos de la historia y para Cruz esto se debe a que “nuestra sociedad es desigual, no solo económica y socialmente, sino también jurídicamente. Entonces, claro Garavito engañaba a los niños que estaban en la calle, hijos de campesinos, que si desaparecían no pasaba nada. Pero si su primera víctima hubiera sido el hijo de Roy Barreras, el de Uribe, el de Petro o el de Carlos Vives, seguro hubiera sido su primera y única víctima”.

Este libro cumple 10 años, fue reeditado con nuevos casos por la editorial Penguin y estará disponible en la Feria del Libro. Pese a que ha sido uno de los libros más difíciles que ha tenido que escribir Esteban Cruz, decidió participar en esta reedición con dos asesinos más.

“Fue un libro muy difícil de escribir, porque uno queda muy afectado. O sea yo lo escribí hace 10 años y no quise volver a esos temas, hasta ahora. Una cosa es la brujería, los temas de ovnis, pero otra es hablar de la verdadera maldad humana. Esto es cruel, el tema de los asesinos en serie. La gente no se da cuenta de eso. Yo duré dos años detrás de esas historias, haciendo entrevistas, recopilando textos judiciales, hablando con fiscales y con abogados”, relata Esteban Cruz.

Garavito y su niñez

En este capítulo se reconstruye a este personaje desde que era niño, para ello, Cruz habló con sus víctimas. Ha sido uno de los textos más difíciles para el escritor. “Yo lo escribí y no pude volver a revisar los escritos. Yo soy muy juicioso releyendo mis cosas, pero en este caso no pude. O sea revisé las fechas, pero ya después de escribir lo que escribí, yo dije eso es tan horrible que yo mismo no soy capaz de volverlo a leer”.

Sin embargo, al mismo tiempo, Cruz asegura que haber hecho este ejercicio es muy interesante porque nadie ha realizado esta investigación. Para el escritor, en algún momento va a haber una serie sobre Garavito, solo espera que sea cuando ya esté muerto.

No a las estrellas negras

Si hay algo difícil al momento de hablar de asesinos en serie es la manera de evitar volverlos ídolos. A un ser tan malvado “no se le puede convertir en una estrella negra, porque muchos de estos personajes se han vuelto “Black star” y son gente que debería tener todo el castigo del mundo, nadie debería recordarlo con compasión. Entonces lo que yo hago en el libro es mostrar los casos, pero dejar claro que son realmente malos”, recalca Cruz.

El Sádico de El Charquito

Daniel Camargo Barbosa es otro de los asesinos seriales más crueles que ha dado nuestro país. Fue un hombre tan peligroso pero tan inteligente que terminó en la Isla de Gorgona y de allí se escapó. “Llegó a la costa del pacífico y en lugar de que lo capturaran se fue caminando hasta Quito. Después cogió un bus a Guayaquil y allí mató a 34 niñas y luego lo capturaron”.

Cruz asegura que su investigación arrojó que Daniel estudio en el colegio León XIII de Bogotá. “Cuando fui a averiguar, hace 10 años, expresé que quería ver los archivos de todo el año, pero me aseguraron que el nunca estudió allí; es más, los archivos los borraron”.

Camargo era un hombre lleno de odio hacía las mujeres, por eso las mataba. Cruz dice que cuando Daniel Camargo era pequeño su padre, a manera de castigo, lo disfrazaba de niña.

El loco de la piedra

Este caso se gestó en plena pandemia y puso en evidencia que los asesinos seriales en Colombia siguen naciendo. “Yo sabía, hace 10 años, cuando lancé la primera versión de este libro, que con el pasar del tiempo surgirían otros asesinos. Lo dije y la gente se reía. Desde ese momento hasta hoy se han capturado cuatro”, recalca Cruz.

En época de cuarentena, en Medellín empezaron a aparecer muchos habitantes de calle con el cráneo destrozado, en ese entonces, según cuenta Cruz, la gente decía que estos crímenes eran producto de la limpieza social. Pero comenzaron a salir historias muy raras, una de ellas era que por las noche llegaba un hombre de cabello largo y comenzaba a reírse de los habitantes de la calle.

Este sujeto terminó matando con ladrillos a varios habitantes de la calle, fue detenido debido a que fue muy descuidado al momento de delinquir y quedó registrado en videos de seguridad. Asimismo, lograron reportarlo con las autoridades cuando estaba atacando a una persona.

El fetiche de los seriales

Hay muchas teorías sobre por qué los asesinos seriales coleccionan objetos de sus víctimas. Para los antropólogos, el fetiche es un objeto al que se le da poder. “Las gafas de mi víctima, eran las gafas de mi víctima y las pongo como un trofeo, porque más que un trofeo es un recuerdo de algo especial. El asesino en serie guarda estas cosas. Garavito coleccionaba los dedos de sus víctimas, otros cortaban las fotos de los carnés. Por ejemplo, el monstruo de Monserrate dormía encima de las mujeres que asesinaba, coleccionaba sus cuerpos”, asevera Cruz.

Para finalizar, Esteban Cruz deja claro que este libro está dedicado a las víctimas y no a los victimarios. “Tampoco queremos tratar a los asesinos en serie como estrellas. Esto está dedicado para las personas que murieron y a sus familias”.

Sin duda, este libro busca que sus lectores reflexionen y sacudan su conciencia para que se den cuenta de que este fenómeno es real y hay que prestarle mucha atención. “Va a seguir pasando, tenemos que cuidar a las personas que queremos y tenemos que desarrollar en el país una política carcelaria y de prevención del delito que nos ayude a evitar a que volvamos a tener asesinos de 300 personas, que si bien es imposible que no existan, que por lo menos tengamos una acción rápida”.

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