El taco del hotel Grand Velas, en Los Cabos, México, cuesta 25.000 dólares. Tiene caviar, langosta y oro.

Historias

Yo preparo el plato más caro del mundo

Por: Juan Licerio Alcalá Foto cortesía hotel Grand Velas, Los Cabos.

¿Pagaría 75 millones de pesos por un taco? En un hotel mexicano lo preparan y, aunque le cueste creerlo, ya lo han vendido tres veces. Acá, su creador nos cuenta qué lo hace tan especial y, sobre todo, tan costoso. ¿Quiere probarlo? Empiece a ahorrar.

Antes que nada, tiene que saber que existen platos aún más caros que el mío. Hay un postre de chocolate que cuesta 34.500 dólares (unos 100 millones de pesos colombianos) y un cannoli de oro por el que tendría que pagar 26.000 dólares (casi 80 millones). Pero en el precio de esos platos hay una trampa: no son costosos por sus ingredientes, sino porque vienen acompañados por diamantes. Mi plato no es así: no tiene ningún truco raro, todo es comestible y sus ingredientes son de una calidad tan alta que valen cada peso. Déjeme contarle por qué. (Gianluigi Donnarumma, el arquero más caro del mundo)

La idea de preparar el taco más caro del mundo nació aquí, en Frida, el restaurante del hotel de lujo Grand Velas. Queda en Los Cabos, sur de México, una de las zonas más turísticas del país. ¿Por qué se nos ocurrió? Porque queríamos tener un platillo que fuera nuestra tarjeta de presentación, algo representativo de México, y qué mejor que un taco. Pero también queríamos que lo disfrutara cualquier persona de cualquier rincón del mundo; que si un asiático o un europeo, por ejemplo, lo probara, reconociera algunos de los sabores típicos de su región. Por eso, nuestro taco, que cuesta 25.000 dólares, el equivalente a 75 millones de pesos colombianos, tiene los mejores sabores de mi país, pero también de otras partes del mundo.

Déjeme le explico cómo funciona esa mezcla global de ingredientes y de sabores. La tortilla de maíz es de una cosecha especial del estado de Oaxaca, tiene hojuelas de oro y, como si eso no fuera suficiente, le agregamos otras láminas de oro de 24 quilates que traemos del Estado de Guerrero. Antes de que se asuste, sepa que el oro —al igual que la plata— es completamente comestible y se funde a tal punto que queda incluso más delgado que un pelo. Tiene un ligero sabor a metal, pero no muy fuerte, y es fácil de digerir.

El relleno merece un capítulo aparte y mezcla ingredientes asiáticos con sabores típicos mexicanos. Primero, tiene ternera Kobe, de Japón. Se dice que las vacas que dan esta carne, de raza wagyu, son masajeadas con sake y alimentadas con cerveza. Poco de esto es cierto, pero lo que sí pasa es que se mueven muy poco. Además, como son sacrificadas tan jóvenes, la textura de la carne se deshace en los dedos. Y ni hablar del sabor que tiene. Pero esta no es la única proteína. Como quería ponerle un marisco, probé muchos hasta que di con la langosta azul, de Baja California, en la frontera con Estados Unidos, que es la que usamos en el taco. (El vuelo en primera clase más caro del mundo)

Sigamos con la ruta gastronómica. De Londres trajimos el caviar Almas, el más exclusivo y caro del mundo —son las huevas de un pez muy raro, el beluga albino del mar Caspio, en Irán—. De Francia son el queso brie de trufa negra, la trufa blanca y el foie gras —por si no sabía, hígado de un pato que ha sido sobrealimentado—. Y de España vienen el azafrán de La Mancha y la sal

Sa79au que, aunque ya suene repetitivo, es la más fina del mundo, ya que es una mezcla de flores de sal y hojuelas de oro de 24 quilates. (El cuadro más caro de la historia)

Faltaba algo de aquí de Los Cabos. Por eso, decidimos usar flores locales y vegetales orgánicos cultivados en esta misma tierra, como el tomate verde. Y todavía nos queda la salsa, que preparamos con chile morita de Oaxaca, café de civeta de Indonesia —que se saca de las heces de este mamífero, que no digiere del todo el grano del café— y tequila Pasión Azteca Ultra Premium. También lleva otros ingredientes, como ajo, cal y agua Bling H2o, que pasa por un proceso de filtración de nueve pasos y se obtiene del manantial English Mountain, en Tennessee, Estados Unidos.

Si todavía se sigue preguntando por qué es tan caro este taco, le voy a dar algunos precios de sus ingredientes, y en moneda colombiana, para que entienda. Apenas 10 miligramos de oro comestible, el equivalente a una pastilla muy pequeña, cuestan unos 130.000 pesos. Un kilo de carne Kobe puede llegar al millón de pesos. Un kilo de caviar cuesta entre 63 y 100 millones. El frasco de sal está a un poco más de tres millones. La botella de tequila cuesta 526 millones. La botella del agua que usamos, por su parte, puede encontrarla a casi 200.000. ¿Ahora entiende por qué vendemos un solo taco a 25.000 dólares?

Preparar el taco fue como armar un rompecabezas. Probé muchísimos ingredientes hasta que di con los que eran; para ser aún más exactos, probé 12.000 dólares en comida. Si me preguntan por el sabor, diría que es como pedirle a un colombiano que describa un buen café: sabe a tierra, sabe a lluvia, sabe a especies… Eso sí, puedo asegurar que el resultado es el que esperábamos: un plato con un balance y una delicadez exquisitos.

Ya lo he preparado tres veces: dos para un evento benéfico en el que recaudamos casi 83 millones de pesos y otro para un comprador anónimo. Ah, y si quiere se lo preparo a usted con mucho gusto; solo tiene que avisar con tiempo y pagar 75 millones de pesos. (Los 5 carros subastados más caros)

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