Adolfo ‘El Tren’ Valencia fue el primer colombiano que jugó en el fútbol alemán. Lo hizo con el poderoso Bayern Múnich, en la temporada 1993-1994. Y no le fue nada mal. ‘El Tren’ jugó 26 partidos, fue el goleador del equipo con 11 anotaciones y conquistó la Bundesliga, un título que ningún otro futbolista del país ha levantado.
Tan valorado fue por el club, que para el histórico partido que Colombia le ganó 5-0 a Argentina, en 1993, los alemanes lo enviaron con dos hombres que se encargaron de su seguridad, aunque después fue el propio jugador el que se encargó de eludirlos, como lo hacía con sus rivales en la cancha. (El inglés que prefirió el fútbol colombiano al europeo)
El paso del ‘Tren’ por el equipo bávaro fue efímero, pues, como el mismo lo ha reconocido en varias oportunidades, no logró adaptarse al país ni a su cultura y por eso se marchó, rápidamente, al fútbol español.
Para que esto mismo no le pase a James Rodríguez, Valencia le dejó cinco consejos al ‘10’de Colombia para que triunfe dentro y fuera de la cancha. Esperamos que James tome nota.
A mí el club me puso las clases de alemán a mediodía, después del entrenamiento, y yo me quedaba dormido. Llegaba cansado. Por eso no aprendí mucho. Aunque, la verdad, a mí no me gustaba socializar, me la pasaba más en la casa, con mi familia. (Frases del fútbol colombiano para sentarse a reír o llorar)
Con mis compañeros nos comunicábamos a través de un traductor que me tenían, pero en la cancha, cuando les decía come here (ven acá, en español), ellos ahí mismo me pasaban el balón, ya sabían lo que les quería decir. De igual manera, en los movimientos nos conocíamos, en Alemania me enseñaron a jugar sin balón.
Los números en alemán sí los aprendí rápido. Me los sabía del 1 al 20 para pedir la cerveza, que allá es algo muy normal, hace parte de su cultura. Entonces les daba el número y después en inglés les decía beer (cerveza), pa’ que me entendieran.
Usted sabe que cuando uno juega bien, las mujeres andan detrás. A mí siempre andaban correteándome. ¿Y yo qué hacía? Nada, siempre estuve firme. No les decía nada porque uno habla con los ojos, entonces cuando les ‘pelaba’ los ojos, era pa’ que ellas vinieran. (¿Qué tan triste es la vida de un árbitro colombiano?)
Bayern me mandó al partido contra Argentina, en el 93, con dos hombres que se encargaban de mi seguridad. A nosotros nunca se nos pasó por la cabeza ganarles 5-0 allá.
Entonces resulta que cuando salí a festejar con mis compañeros en el hotel, los alemanes me dijeron: “Adolfo, usted está amarrado. Si te perdés, nos perjudicás”, y yo les dije: “No, acá no hay otro remedio, me tienen que esperar en el hotel”. Además le había ganado una apuesta a una chica argentina y ahí me tenía que jugar otro partido. (Las camisetas más valiosas de la colección del Tino Asprilla)