El presidente del Partido de la U se le midió a hablar a calzón quitado de la relación entre el sexo, el poder y la política. Conversación humorística sobre temas que parecen inseparables.
No pocos políticos para serlo, para elaborar el tejido de la seducción de masas, suelen crear un personaje de sí mismos, una especie de impostor que los reemplaza y los caracteriza. Casi todos esos personajes construidos para el público son ridículos por insustanciales y poco creíbles, por ser personajes de la ficción mediática. Ellos, porque en general son machos cabríos, parecen nunca tener eso que llaman “corpus”, es decir una real personalidad, y más bien transitan lánguidamente como el político “bondadoso y paternal” o el “férreo e intransigente” y así… Anodinos, hacen parte del relleno —no pocas veces sanitario— del panorama, captando clientelas vagas, permeables al lugar común.
Para bien o para mal, el senador y presidente del Partido de la U, Roy Barreras, es él mismo, creo que sin necesidad de acudir a montarse un alter ego chimbo. Le sobra y le basta con su desfachatez, con la descomunal talla de su lengua de ofidio, y aunque ha dado pruebas palpables de lo que los franceses llaman “tourner la veste”, o sea, ponerse el vestido al revés, no una sino varias veces, cada vez que lo hace queda más o menos bien trajeado, porque en el fondo sigue siendo él mismo. Virtud o defecto, le basta recurrir a su propia asociación mental, generalmente muy libre, como en esta entrevista que navega en las aguas azarosas de la relación sexo-poder-política, con unas respuestas que nos dejan entre el asombro y la risotada.
La gente que observa la política y el poder los relaciona con la potencia sexual. ¿La política y el poder arrechan?
¿Usted se refiere a que se trata de penetrar las masas, irradiar la semilla de una idea o seducir a la opinión pública? ¿O se refiere a que la mayoría de las veces los políticos terminan dejando metido al pueblo con sus promesas, con el viejo dicho de prometer para meter y después de metido no cumplir? Eso se aplica a cualquier concejal de pueblo y de ahí para arriba a todos los presidentes de la república desde el siglo XIX.
Me refiero a la enfermedad que decían sufría el expresidente francés Nicolás Sarkozy, el priapismo, la erección permanente. Que se le paraba todo el tiempo y que el poder se lo paraba.
De eso lo curó Carla Bruni, aunque me gustaba más cuando era cantante que primera dama.
¿A usted lo excita hasta llegar a una erección una sesión del Senado o un discurso?
No, eso sí es absolutamente imposible, probablemente todo lo contrario. Si usted quiere enfriarse rápidamente, lo único que tiene que hacer es ver una intervención de Juan Manuel Galán y queda congelado. Por supuesto que el poder y el sexo tienen una relación absolutamente primitiva, elemental. Las dos pulsiones que mueven al ser humano son el Tánatos y el Eros, y por supuesto cuando no se movilizan las pasiones del erotismo y del amor por Eros, aparece el Tánatos, la guerra, la disputa del poder. Y la política es eso, una expresión tanática, por eso también es una forma de suicidarse, porque quien se dedica a la política cada vez más se aleja de la sensibilidad, del erotismo, de la poesía, y termina convertido como Gregorio Samsa en un terrible insecto.
¿Usted puede hacer un símil entre el poder, la seducción, la reproducción de los votos y la excitación que eso le produce a un político?
Es como la relación entre un comprador y una prostituta, porque hay un acto un poco bajo en eso. Una cosa es la pasión de la seducción, que yo podría sentir como el vigor de Gaitán frente a las masas, o de Lleras Camargo, y otro la práctica más vil, la compra de una prostituta en una esquina. Y una cosa curiosa: la política se ha constituido porque se compran los votos. El sistema electoral colombiano es una red clientelar…
Comprar votos es un mal polvo…
Pero pésimo. Para quien tiene convicciones políticas no solo es insatisfactorio sino frustrante. A lo largo de los siglos se ha estigmatizado a la prostituta como si fuera la culpable; de hecho, la ofensa es decirle a otro “hijo de puta”. El cliente ni siquiera tiene nombre, ¿lo llamamos cliente, pervertido, insatisfecho, aburrido? Todos esos son calificativos demasiado tiernos para el perverso que es el que compra a la pobre mujer que vende su cuerpo por necesidad. Lo mismo ocurre en la política, en el sistema nacional electoral colombiano y en muchos países. Hay un líder barrial, un líder campesino que por necesidad vende su voto, es decir, se prostituye, y hay un comprador del voto que comercializa ese acto democrático. En eso no hay nada de pasión ni de excitación, sino una transacción vil: un polvo triste, que es “un polvo comprado”.
¿Cree que la mermelada es un lubricante?
¡No! Al contrario, es pegajosa.
¿Usted utilizaría la mermelada en algún evento sexual?
No, no, no, pero qué tal el pegamento.
Pero la parte dulce…
La mermelada aumenta de peso, causa diabetes, genera corrupción, pero además ha existido siempre. Hay mucha hipocresía en esta sociedad colombiana. Los que más critican son los más diabéticos de mermelada. La ha habido desde la época de Bolívar y Santander. Los más adictos de mermelada son los de cuello blanco.
Se dice que los grandes líderes políticos han tenido moza, mozo o mozas. ¿Es cierto de alguna manera que la promiscuidad proviene del hecho de la exposición pública del político? ¿Que el político en últimas utiliza —sea hombre o mujer— el acceso al poder para comérselos a todos o todas y tener moza o mozo?
Pues hay una tradición muy francesa en eso, y es que todos los reyes de la antigua Francia y los actuales presidentes, empezando por Hollande y siguiendo con Sarkozy, han seguido esa tradición de tener oficina principal y sucursal. No sé en Colombia, pero aquí hay una cosa dramática y es que la gente abusa del poder económico, político y acosa y acorrala. Por ejemplo, en un caso muy sonado, no sé quién correteó a quién para serle franco o se corretearon ambos y alguien se mamó de la correteada. El poder resulta para algunos afrodisiaco, y se equivocan terriblemente, porque la mayoría de los políticos son pésimos polvos y probablemente la mayoría sean escasos de fortaleza en la medida en que viven metidos en una cosa mecánica y aburrida que, como le digo, no tiene nada de excitante.
Usted es una persona conocida por lengüilargo, es decir por hablador…
Hasta ahora ninguna de mis parejas se ha quejado de eso...
¿Eso lo haría a uno pensar que usted es un buen minetero?
Como le digo, hasta ahora nadie se ha quejado de que yo sea lengüilargo. Me he casado tres veces y las dos veces que me divorcié me echaron por culpa de la política.
Pasemos a otro tema que tiene que ver exactamente con lo que estamos hablando, que es el tema de la fidelidad, dividida en dos partes o hasta en tres.
La fidelidad siempre va en tres partes.
¿Usted es un hombre fiel?
Soy monogámico, he tenido la virtud y la posibilidad de casarme con las mujeres que amo y es simplemente una necesidad de compartir la vida conmigo.
¿Usted ha tenido solo tres amantes en la vida, tres relaciones sexuales?
No, no, no tres relaciones sexuales, no, porque tengo cinco hijos.
No polvos, sino ¿con tres personas no más ha estado usted en la vida?
Tampoco, ni que fuera el procurador.
¿Usted qué opina de la sexualidad del procurador?
Estoy convencido de que es un hombre coherente, católico, apostólico, romano, fiel, monogámico, y ese es un modelo con virtudes conservadoras. Y no le casque tanto, que va a ser candidato presidencial.
Pero esos solo tiran para reproducirse. ¿Qué hace entonces con la sexualidad, destituye a Petro?
La sublima, pero Gandhi también sublimó la sexualidad, le parecía muy animal.
Hay críticos suyos que dicen: “Roy Barreras es un camaleón que pudo haber sido de izquierda en su juventud, luego fue liberal, luego se volvió uribista, luego volvió a ser de la U, luego otra vez liberal”. Si eso es verdad, sus parejas se deben sentir muy bien, porque tirar con usted debe ser como tirar con varios y siempre distintos…
Sabe que no lo había pensado, pero creo que eso sería una gran virtud. La verdad, mucho menos variado y diverso de lo que mis críticos imaginan. Jamás me he cambiado de partido voluntariamente.
¿Usted no fue mamertico?
Voté por la lista AD M-19 de muchachos en el 91, estaba convencido de que había que hacer la paz. Estudié en la Universidad Nacional, fui a la plaza Che Guevara y organicé marchas de batas blancas y seguí la senda de Guillermo Fergusson. Luego, los sobrevivientes del Nuevo Liberalismo fundamos algo, y en el peor sitio del mundo: Cambio Radical, en el teatro La Comedia.
¿Cambio Radical es eso, una comedia?
En esa época Vargas Lleras no estaba…
Interesante una comedia con todo y Galán…
Los que estábamos en La Comedia éramos herederos de Galán, luego se volteó la cosa…
¿Usted entonces siempre es el mismo o crea personajes sexuales, se disfraza, hace performances en su vida sexual?
Nunca se me ha ocurrido, pero gracias por darme esas ideas; voy a proponérselas a mi señora. Por ejemplo, podría disfrazarme de plebiscito, y a ver cómo es ese disfraz.
Hay un tema de interpretación sexual: el plebiscito de pronto le toca a dedo.
No me hable de dedo, que tuve una experiencia que todo el mundo debe tener alguna vez: tuve que es ir a mi examen anual de próstata y escribí un tuit que decía: “Es el colmo, no me dejo meter los dedos a la boca de Timochenko y tengo que venir al urólogo”.
Hablando de sus colegas políticos y de estas liviandades, le tengo una cortísima lista de posiciones políticas que pueden ser posiciones sexuales también. ¿Cómo se imagina la versión política de un 69?
Petro y las Farc, él uno a la cola del otro.
¿La clásica: el misionero?
El procurador, por supuesto.
¿El proverbial y ancestral cunnilingus?
Para eso hay que ser lengüilargo, ¿quién será el más lengüilargo? ¡Benedetti!
¿La penetración per angosta via, anal?
Eso es como el gran capital, los grandes empresarios colombianos, porque están por detrás y terminamos siempre clavados todos los colombianos.
Pero ¿usted le está dando por el culo al capitalismo?
Ellos nos dan a nosotros, ¿o tiene alguna duda de que nos dan todos los días?
¿La popular posición del perrito por detrás, por vía vaginal?
¿Gente que va en coche, cierto? Cambio Radical, mal montado.
¿O sea que el perrito es Vargas Lleras?
Estoy diciendo que va montado, tiene un poder ajeno, que es el del presidente Santos.
Y por último, la provincial cabalgada, ¿que vayan encima de usted?
Ah, la cabalgada, ¿también femenina, no?
Esos placeres de montar al tipo o de montársela.
Si se trata de montársela a todo el mundo, creo que Claudia López.
¿Hay en la política colombiana tríos o una sexualidad swinger y promiscua?
Claro. Se llama la puerta giratoria, que es un intercambio constante de parejas, personajes que un día yacen con el sector privado y otro día yacen con el público. Los swingers son políticos que realmente están al servicio del gran capital.
Poder patriarcal, fálico. ¿Hay una dependencia del político a la sexo-política, hasta llegar a ser presidente, por ejemplo?
Quien vive de la adicción al poder estará siempre insatisfecho.
¿Y los embriagados de poder?
Hay una enfermedad, y usted, que estudió Psiquiatría, conoce la paranoia.
¿No cree que hay un cierto nivel de delirio de grandeza, de persecución y de pérdida parcial de la realidad de quienes dejan de ser una serie de yoes para convertirse en un solo ego?
Hay quienes desconectados de la realidad solamente viven de su propio ego insatisfecho, convencidos de que tienen algún poder y olvidando que el poder es efímero y que lo importante no es el individuo sino el cargo que tiene. He conocido muchos exsenadores y exministros que al otro día de que les quitan el puestico, nadie los saluda y ni les pasan al teléfono.
Esa descripción minuciosa que usted ha hecho es una sociopatología… ¿Como la de Álvaro Uribe?
La obsesión por el poder que convierte a seres humanos que quizá fueron nobles en seres casi que monstruosos no respeta ideología. Me parece que Santos tiene otra obsesión, la paz, y está orgulloso del papel del traidor de clases.
Lo de traidor es en general, él traiciona cualquier cosa…
Pues el que conoce a Juan Manuel Santos sabe que está buscando construir la paz desde hace más de 25 años, lo acusaron de conspirar contra Samper por eso. Creo que Santos es absolutamente coherente con su posición con la paz y con otra cosa que no ha tenido tiempo de despegar: la despenalización de las drogas. Uribe es un patriarca con todas las connotaciones de ese matriarcado, y creo que es un hombre absolutamente convencido de su visión del país, es decir, es un hombre que cree en una patria en mayúscula, y en ese sentido es un patriota que piensa que hay que defender esa patria de unos enemigos.
¿Uribe tendrá éxito en la seducción?
Sin duda.
¿Y usted por qué sabe?
Porque es un hombre al que lo quieren mucho en Colombia, y le advierto, muchos lectores de SoHo sin duda le tienen aprecio al presidente Uribe, y entre los que lo quieren hay mujeres, y entre esas las mujeres habrá alguna que sueñe con él.
Hablando de placer, una partícula fundamental de la sexualidad y del amor, allí está la satisfacción de darlo y recibirlo. ¿A usted le gusta más darlo o recibir, el placer?
Pues le quiero decir que solo puedo experimentarlo en los momentos más felices de mi vida, que son cada uno de los nacimientos de mis hijos y el día en que terminé mi primera novela, que curiosamente se llama En polvo eres y en polvo te convertirás.
A propósito de polvo, ¿qué figura de la política podría ser parecida a algo tan rápido y tan fugaz como un polvo de gallo?
Se me ocurren ahora varios eyaculadores precoces, que son los que andan de precandidatos presidenciales y ahora solo llevamos un año y medio del gobierno. El primero es el vicepresidente, que es precandidato presidencial desde que nació, eso sí es precoz. Creo que los precandidatos presidenciales son eyaculadores precoces por naturaleza, y deberían esperar a que hagamos la paz y después venirse cuando toca.
¿Cuáles personajes de la política le parecen a usted que pueden ser contaminantes y a quiénes se les podría recomendar la utilización permanente, definitiva o total del condón?
Creo que el peor contaminante de la política fue la parapolítica, es decir, la compra de la política por cuenta del narcotráfico y de la mafia, que significó volver rutinario matar para acceder al poder. Se me ocurren otras enfermedades: el populismo, que debería usar preservativo en la lengua permanentemente a ver si dejan de hablar tanta carreta…
¿Estar arrecho permanentemente por el poder es doloroso?
Me parece que un dolor puede terminar en cirugía para poder drenar los cuerpos cavernosos que no se llaman cavernosos por misión de la derecha, por la caverna, sino porque están hechos de cartílagos.
¿Cuando habla de los cuerpos cavernosos, hace referencia a Andrés Pastrana?
De pronto tiene alguna relación con eso. Lo cierto es que es doloroso y además no produce ningún placer.
¿Y el onanismo, la masturbación, los actos solitarios reconfortantes y placenteros, pero que son un ejercicio solitario?
Como la candidatura de Sergio Fajardo, un ejercicio aislado que seguramente produce mucho placer.
¿Lo de Fajardo es un pajazo?
Yo sí creo, yo sí creo, yo sí creo.
¿Usted cree que ese pajazo Fajardo lo hace de memoria o utiliza pornografía?
No, no, no. Él es original en eso, y lo hace mirándose al espejo.
¡Vaya! Los políticos tienden necesariamente a reproducirse y reproducir sus ideas, y la consecuencia final de todo eso es un parto.
Comunicar la idea de la paz es supremamente difícil. Y ese parto que esperamos sea el plebiscito o, mejor, la firma del acuerdo final, es lo que llamamos el expulsivo.
¿Qué es el expulsivo, una cosa coprológica?
No, al contrario, es una cosa bellísima, es la fase final del embarazo, cuando empieza a dilatar el cuello uterino y la cabecita, a bombear. En esa última fase, el bebé está listo, la paz está construida, pero el expulsivo es la parte más delicada: si no se atiende el niño puede morir, entonces ese parto es difícil y doloroso. Es un parto complicado, porque a la sociedad colombiana, después de 60 años de guerra, le cuesta sanar heridas, perdonarse, reconciliarse. Entender que es posible un país sin guerra es un parto difícil y espero que le vaya bien.
Cuando los bebés no están dispuestos a nacer, se induce al parto a las mamás con una inyección llamada Pitocín. ¿Usted recomienda Pitocín en este evento de paz?, y no solo estoy hablando de las Farc.
En esta fase final el proceso necesita de un invento muy colombiano: una espátula. Ese nacimiento tiene que ver con el apoyo de los colombianos, con su expresión en favor de la paz. Hagan de cuenta una sala de partos: a la mamá hay que animarla siempre. Necesitamos a la opinión pública animando la paz para que nazca definitivamente.
O sea un montón de gente aplaudiendo en un plebiscito… ¿No se está como cayendo el plebiscito en el imaginario de la gente y en la voluntad política?
Hay mucha gente que no quisiera el plebiscito. Nosotros sí creemos que la paz debe estar en las manos de cada colombiano, pero los que quieren que se hunda el proceso también quieren que se hunda el plebiscito. Uribe quiere una constituyente para volver a la reelección, hay mucha gente que quiere que se caiga el plebiscito, pero yo quiero que siga adelante. Por eso lo presenté.
Hipermodernidad. El sexo virtual, la posibilidad de los encuentros no realizados físicamente sino en una imaginación al mismo tiempo estimulada por la imagen y por el sonido...
Aburridísimo un tipo que se sienta en una pantalla porque es incapaz de seducir a una mujer o conquistar a un hombre. Es un retrato pobre de la frustración sexual.
¿Pero en la política quién sería?
Los abstencionistas, muchos de los críticos, muchos periodistas lengüilargos y ácidos que, sin embargo, viven alrededor del poder y de las equivocaciones del poder, y son casi que tan malos como los comentaristas deportivos. Ven la política a través de una pantalla porque les seduce, pero son incapaces de meterse a hacerla.
¿Quiénes viven una sexo-política virtual a través del ejercicio de esa hipermodernidad fría?
Creo, por ejemplo, que el senador Robledo vive sintonizado con el no. Todo lo ve desde una perspectiva negativa, tanto que yo he dicho que cuando pierde la conciencia no vuelve en sí sino en no.
¿Eso sexualmente cómo sería?
Quiero respetar mucho al senador Robledo, pero, hombre, algún día alguien debería recetarle un poquito de positivismo, de viagra, de emoción, para que vea que sí hay cosas posibles y que no todo es negativo.
Hay algo que dicen los teóricos del poder y de la sexualidad y es que la figura pública de un hombre o una mujer siempre es atractiva y es un elemento ganado del político para seducir.
Le tengo un argumento en contra: ¿usted qué cree que es más seductor, una foto del senador Roberto Gerlein o de James Rodríguez?
Volviendo a las posiciones, ¿cuál es su posición preferida, esa que usted dice: “Bueno, si me toca comienzo por esta”?
Prefiero permanecer de pie.
Eso produce varicoceles… ¿le gusta hacerlo de pie?
Ni arrodillarme, ni sentarme, ni dar la espalda. Me gusta estar de pie, de frente.
Hay quienes utilizan la sexualidad y la política no para el placer sino para el dolor, y estoy hablando del estigma, del masoquismo de quienes se flagelan y sienten que en cierta brutalidad sexual puede haber placer. ¿Quiénes son en Colombia los masoquistas?
Pues la mayoría de los ciudadanos, de los electores, porque siguen votando y eligiendo a las mismas personas.
Usted, entre otras...
Mis electores no pudieron ser los mismos de otro senador. Hay muchos electores colombianos que siguen saliendo con políticos estériles en ideas impotentes en la acción política.
¿Algún colombiano que quiso levantar mucho y no levantó nada?
De esos hay varios. Por ejemplo, Álvaro Gómez, que quiso ser presidente muchas veces. Pero estoy lejos de pensar que un personaje como él pueda ser derrotado. Creo que eso le permitió dedicarse a cosas mucho más hermosas como, por ejemplo, el dibujo, la pintura.
No me vaya a decir que es cierta la frase de que Álvaro Gómez pintaba para presidente….
A mí me encantan los caballos de Álvaro Gómez.
¿Usted se siente bello?
En absoluto, eso es como si usted se sintiera bello, tendríamos que ser ciegos usted y yo.
¿Usted se siente deseable?
No: me siento deseoso de la vida, de los colores, de los sabores, de los paisajes, de mi mujer, de la risa.
¿Y a quién se lo pediría?
Al ELN, a ver si al fin se vienen con esa paz…
¿Se lo daría a Vargas Lleras en sentido político?
No, no hay la menor posibilidad. Para eso hay que sentir amor a primera vista… Sexo sin amor no vale, y apoyos políticos sin convicciones por la paz tampoco.
¿Se lo daría a De La Calle, por ejemplo?
Al colombiano que garantice el proceso de paz.
¿Se lo daría a Petro?
Está tan ensimismado que no creo que tenga tiempo sino, igual que Fajardo, para mirarse al espejo.
¿A Rafael Pardo?
Me quedaría dormido.
¿Se lo daría a un tipo que se llama Roy Barreras?
No, porque como decía Salvador Dalí, “la diferencia entre un loco y yo es que el loco no cree que está loco”, y yo estoy seguro de que sí.