La idea fue mía y de mi amigo Tommy Dunn: un día decidimos que yo debía aparecer en una foto oficial del Manchester United, luciendo la camiseta número 7 con el nombre de Cantona en la espalda.
La idea fue mía y de mi amigo Tommy Dunn: un día decidimos que yo debía aparecer en una foto oficial del Manchester United, luciendo la camiseta número 7 con el nombre de Cantona en la espalda, porque había sido uno de los mejores jugadores del equipo. Era una manera de darle las gracias a ese grande del fútbol, era como un homenaje por parte de la hinchada. Tommy fue la persona que estuvo detrás de todo, el encargado de pensar la estrategia para que yo pudiera llegar hasta la cancha del Estadio Olímpico de Múnich, en plenos cuartos de final de la Liga de Campeones en el 2001. El Manchester enfrentaba al Bayern Múnich. (Yo fui el mánager de Maradona)
Ensayamos mi entrada al campo de juego durante diez meses en mi jardín, midiendo el tiempo que me tomaría quitarme la sudadera y llegar a la cancha para la foto. El plan comenzó después de ver en video cómo el equipo se había tomado la foto el año anterior. Con eso pude calcular los segundos que me demoraría desde donde iba a estar parado con la prensa, hasta llegar a pararme junto al equipo ya formado. El propósito del plan era ser original, pues esta hazaña nadie la había hecho antes, ni siquiera intentado. Esta fue la primera y la mejor broma nunca antes hecha. Para ser honesto, mis amigos y yo no creímos que pudiéramos llevar el plan a cabo, porque era un partido muy importante. No se trataba de probar o demostrar algo: era la foto en sí misma.
Entramos al estadio por la puerta de prensa, con un par de fotógrafos con los que Tommy había hablado. Cruzamos varios anillos de seguridad hasta que entramos a la cancha, del lado del Bayern pues no queríamos que los fans del Manchester nos reconocieran. Antes de entrar a la cancha, la adrenalina era increíble. Pasó algo muy curioso. Yo estaba sentado al lado de un fotógrafo, y un jugador del Bayern Múnich estaba calentando, pateándole unos balones al arquero Oliver Kahn, pero en vez de meter la pelota al arco, esta golpeó al fotógrafo en la cara y lo tumbó al piso. Me sentí aliviado porque no me había tocado a mí, pues ya estaba bastante nervioso. (Yo soy Margarida, el árbitro show)
El plan era que cuando Andy Cole, del Manchester, le diera la mano al último jugador del Bayern Múnich, esa sería la señal para entrar a la cancha con el equipo, lo que cuadró perfecto. No hubo nada más grande para mí que ese momento, que estar parado al lado del Manchester United, mi equipo, al lado de mis héroes. Estar ahí parado, con los flashes de la prensa del mundo entero, fue como estar en la mejor rumba de todas. Fue el mejor día de mi vida (aparte del nacimiento de mis hijos, claro). A los de Manchester los quiero de esa manera porque ellos son el equipo de mi ciudad natal y uno de los más grandes del mundo. Una vez parado al lado del equipo, los jugadores me miraron en absoluto shock. Gary Neville me señaló diciendo algo que no entendí, pero me paré sacando pecho como Eric Cantona y dije "Cállense. Lo estoy haciendo por Eric". Todos me miraban con extrañeza, pero fue muy rápido el momento. Entonces salí de la cancha con Tommy, me puse de nuevo la sudadera y me senté con el resto de lo fotógrafos, feliz viendo el video con Tommy una y otra vez, era del putas.
La prensa mundial no sabía nada sobre el plan, sino hasta que nos llamaron por teléfono y les contamos. Entonces hubo una cacería nacional por el "hombre número 12". Cuando decidí darle mi historia a un periódico, tuvieron que esconderme en distintos hoteles. En Droylsden, la prensa local estaba afuera de mi casa mientras yo seguía en Alemania. Fue aterrador. (Yo le compré un león a Santa Fe)
Después de hacer esta broma, planeé y llevé a cabo cinco más: en 2001 salí a batear en un partido de críquet contra Australia en el Ashes Tour. Después, salí a la cancha con el equipo de rugby de Inglaterra, que jugaba contra Italia en Roma. Jugué tenis con un amigo en la cancha central en Wimbledon. También estuve en el podio del premio de Silverstone de la Fórmula 1. Por último, salí con diez amigos en el campo del Manchester United vestidos con el uniforme completo y recreamos un gol que se hizo Jerzy Dudek, ex arquero del Liverpool. Ahora mismo estoy escribiendo un libro sobre esta broma y las otras cinco que he hecho. Pero creo que Sudáfrica 2010 está a salvo de mí.