Tiene 28 años y ya se negó a hacer negocios con Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. Hoy su fortuna supera los cinco mil millones de dólares y nadie sabe en qué gasta su dinero.
Ni Bobby Murphy se cree que es uno de los jovenes más ricos del mundo, cualquier millonario habría celebrado su cumpleaños en yate con mujeres en bikiny. Pero, él lo hizo con un pequeño ponqué de Batman -su superhéroe favorito-, una camiseta verde que no tiene ninguna marca y en una foto en Snapchat con una corona amarilla que él mismo dibujó. Así es el rey de la red social que tiene atrapados a los jóvenes de todo el mundo.
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Ninguna imagen describe mejor la vida de Bobby Murphy, uno de los fundadores de Snapchat. El joven de apenas 28 años se negó a vender su idea a Facebook ¿quién más lo hace? También figura en la lista de los hombres más ricos del mundo y, apesar de haber creado una red social con más de 150 millones de usuarios, no usa esas plataformas.
Bobby Murphy y Evan Spiegel son los creadores de la famosa app de fotos que desaparecen al poco tiempo. Ninguno de ellos supera los 30 años y ya tuvieron el gusto de decirle no a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, cuando quizo comprarles Snapchat.
Spiegel, de 26 años, es la cara visible de la marca mientras Bobby Murphy, quien ahora tiene 28, cofundador y director de tecnología de la empresa, no es muy amigo de las cámaras. Poco se sabe del millonario menor de 40 años número 11 de la lista Forbes.
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“Bobby” en realidad se llama Robert Cornelius Murphy, nació el 19 de julio de 1988 en Berkeley, California. Hijo de una mujer filipina que emigró a Estados Unidos y un hombre americano, ambos empleados del Gobierno. Nada fuera de lo común para un país en el que, se estima, viven más de 40 millones de extranjeros.
La vida de Bobby cambió cuando entró a la Universidad de Stanford, la tercera mejor del mundo. Allí estudió matemáticas e informática y conoció al que sería su socio hasta hoy: Evan Spiegel, un estudiante de diseño que tenía su dormitorio frente al de Bobby.
Ambos hacían parte de la fraternidad (una comunidad que hacen los estudiantes con intereses en común, sobre todo en las universidades gringas) Kappa Sigma, una de las cinco más grandes del mundo con más de 300 miembros activos. Bobby y Spiegel tenían en común la meta de crear una aplicación para los jóvenes de su edad y así nació Future Freshman, un sitio web que le daba consejos a quienes querían aplicar a las mejores universidades del mundo.
Pero esa idea fue un completo fracaso y al poco tiempo se derrumbó. Así que cambiaron por completo el proyecto y se les ocurrió crear un chat en el que las fotos se perdieran por completo. Murphy fue el encargado de desarrollar el código de Pickaboo, el nombre que recibió la aplicación.
Reggie Brown, uno de sus compañeros de universidad, demando a Murphy y a Spiegel asegurando que la idea era de él. Pero los socios no tuvieron problema en pagarle 157 millones de dólares para que se apartara del camino.
Sin embargo, este genio no es ajeno a los gustos de los jóvenes de su edad. De hecho, el logo de su app surgió de Ghostface Killah, un rapero neoyorkino que siempre sale a sus presentaciones con una máscara de fantasma.
Al graduarse de Stanford, Murphy empezó a trabajar en Revel Systems, una empresa que trabajaba con iPad. Con su salario pagaba los gastos que le generaba la plataforma de Snapchat que poco a poco conseguía más usuarios.
A pesar de trabajar en una red social no es un fanático de estas herramientas digitales. De hecho, su cuenta de Twitter solo tiene una actividad: marcó como favorito un tweet. Pero nunca ha hecho un trino propio, ni ha cambiado su foto y aun así supera los tres mil seguidores.
Una de las pocas veces que se ha visto a Murphy en los medios fue en una entrevista a Forbes. Aquella vez le preguntaron cómo había surgido la idea y él respondió: “no éramos muy cool, entonces intentamos hacer algo que sí lo fuera”.
En su primera aparición en televisión el periodista le preguntó si Snapchat era una aplicación para practicar el sexting y él respondió “no, es que desarrollar una app está de moda”.
El éxito de su creación fue evidente. La app creció tan rápido que el propio Mark Zuckerberg quiso reunirse con los genios de Snapchat para ofrecerles 3 mil millones de dólares por la marca, Facebook tenía entre sus planes lanzar un programa muy parecido a Snapchat llamado Poke. Murphy y su socio se dieron el lujo de rechazar la oferta y, anticipándose a la competencia que se venía con uno de los gigantes de internet, les entregaron a sus seis empleados el libro de El Arte de la Guerra de Sun Tzu.
En 2014 Snapchat Murphy ganó 4 millones de dólares, solo el inicio de la fortuna que lo tiene ahora como el número 11 en la lista de los hombres más jóvenes con más dinero en el mundo. Sus ganancias a 2016 superaron los cinco mil millones de dólares (cerca de 15 billones de pesos).
La única excentricidad que se le ha conocido es que pagó más de dos millones de dólares por una casa de dos habitaciones cerca de su oficina.
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Su empresa sigue creciendo y aunque muchos crean que Snapchat está muriendo, después de que Instagram presentó la opción de compartir fotos instantáneas, la aplicación del fantasma se estrenó en Wall Street y durante su primer día el valor de la acción creció 40% (eso es muchísimo).
Ahora Bobby Murphy trabaja en el área de innovación de Snapchat para sacarl al mercado unas gafas conectadas a internet que permiten a los usuarios compartir lo que están viendo en tiempo real y se especula que pronto la compañía presentará su propio dron. El mundo está a la espera de las nuevas ideas del niño del ponqué de Batman.