Un buen vestido hace la diferencia: si lo sabe usar, es su mejor amigo, pero si no, es un desastre. Por eso, SoHo le muestra qué tener en cuenta y qué no al momento de vestirse elegante. Siga estos consejos y, de paso, bote el vestido que tiene desde el grado del colegio.
Para usar cuando quiera
Sí o sí tenga un traje que lo desvare en cualquier momento. El material debe ser paño y su primera opción de color, el azul marino: es lo suficientemente oscuro para verse como un tipo clasudo, pero no tan sobrio y aburrido como el negro. Un gris apagado también aguanta, pero no invente con otros colores, que fijo termina como Lionel Messi en gala del Balón de Oro. Este traje le sirve para la oficina, para un matrimonio, para un entierro, para un grado… Y que sea sencillo: dos botones y dos bolsillos es lo adecuado. El pantalón debe ser liso —que apenas roce los zapatos — y la camisa más clara que el traje. Como toque final, procure que la corbata sea más oscura que el resto y que los zapatos sean del mismo color del cinturón: negros o cafés siempre quedan bien. (De pueblerino a multimillonario, la historia del dueño de Zara)
Para usar solo en tierra caliente
También es clave que tenga uno que le sirva para ocasiones en las que puede atreverse un poco más. El típico evento es un matrimonio en tierra caliente. En ese caso, el beige puede llegar a funcionar, y trate de que su vestido tenga un solo botón y sea de lino, un material que se ve bien y no lo deja tan acalorado. Ya no hace falta la corbata, la camisa puede ser de rayas o de cuadros y puede incluso combinar colores complicados en otro contexto, como el rosado, el azul y hasta el amarillo. Métale un par de complementos, pero tampoco exagere. Un pañuelo y unas buenas gafas de sol lo dejan como un príncipe. Ah, y tampoco se pase a la onda de ponerse Converse con traje: no sea el papá que se quiere vestir como el hijo. Más bien váyase con unos mocasines de gamuza, y lista la facha. (Pintas para hacer ejercicio y verse bien)
Para no usar nunca
Vestirse de traje no le da licencia para dárselas del chacho y llegar a un restaurante a pedir mesa VIP. Más bien véalo como una responsabilidad: usted quiere verse bien, pero no parecer un tipo acartonado y crecido. No se ponga el traje que usaba su abuelo y que a usted le queda volando; tampoco uno más apretado que los de Leonel Álvarez, que no lo dejan respirar. No invente con mezclas exóticas de líneas y cuadros, ni use colores vivos, como si fuera un payaso: sobre todo, evite los blazers rojos y amarillos . La idea no es que lo confundan con un tapete turco o que sus amigos le digan “tienda de San Victorino” porque no le cabe un adorno más. Y deje de lado los trajes con prenses o encajes, eso es de mariachi. Ah, y nada de zapatos de colores, a menos que vaya a una bolera. (La ropa que debería tener para verse siempre bien)