De las cenizas de sus fracasados hermanos menores, los hoverboards, nace un verdadero ‘transformer’: un pequeño y simpático asistente robot que además sirve para transportarse.
A simple vista parece otro hoverboard ansioso por autoinmolarse. Sin embargo, mediante un toque o invocando un comando de voz se transforma en un lacayo robótico más parecido a un Wall-E high tech. Loomo, construido sobre una plataforma Segway Ninebot, fue desarrollado por grandes nombres en tecnología de vehículos autónomos e inteligencia artificial: MIT, BMW e Intel, lo cual le augura un futuro promisorio.
Desde la perspectiva recreativa, tenemos ante nosotros un superjuguete con personalidad amistosa que obedece a comandos de voz, reconoce rostros, puede tomar fotos y grabar video en 4k, todo esto mientras sigue a su “amo” como un R2D2. Por otro lado, es una plataforma que cuenta con una interfaz de programación drag and drop, la cual, aseguran, les permite a los usuarios carentes de conocimientos de programación crear sus propias aplicaciones.
Dotado de sensores infrarrojos y ultrasónicos, es altamente autónomo en su desplazamiento y cuenta también con una bahía externa para conexión de periféricos. Ya sea como apoyo para personas con discapacidad, impulsador de supermercado o agente de seguridad, la riqueza de Loomo está en sus posibilidades como robot.
Autonomía: 30 kilómetros por carga.
Velocidad máxima: 18 km/h.
Capacidad de carga: 100 kg.
Precio: 1400 dólares (unos 3.900.000 pesos)