No sea malpensado, este nombre pertenece a un clásico vino alemán que en sus orígenes fue un afamado caldo y hoy, además de una chichita piscinera, es uno de los vinos más vendidos en Colombia. Vea por qué.
Color: Amarillo lívido tipo “meaditos de Niño Dios”, como diría mi abuela. Increíble que un solo vino haga referencia a tantos fluidos corporales. Nariz: Simplona y triste como las explicaciones del magistrado Pretelt. Me recuerda a ambientador de baño con aroma a “jazmín” de rumbeadero en La Calera. (A qué sabe el whisky de culebra)
Boca: Insulso como beso de boba teutona, con un picor “sandunguero” que me transporta a algún bucólico paraje melgareño o al lobby del Gran Hotel Tocarema.
Nota: Para su consumo se necesita que el vino esté bien frío y acompañarlo con chancla coronada de margarita, tanga con rompeolas (para los caballeros) y reguetón, ojalá muy dirty en contenido.Conclusión: “Roma locuta, causa finita”. Ya ustedes se pronunciaron en la calle y este fue un vino aclamado con emoción por la mayoría. Su burbujita diminuta, su dulcecito recochero y su lánguida suavidad lo hacen un favorito de nuestro dulce y feliz carácter, no en vano uno de los vinos más vendidos en el país. Ante esta evidencia guardaré un incómodo silencio. (A qué sabe el aguardiente en bolsa)
Nombre: Liebfraumilch Dr. Meister (en español, “leche de la mujer amada”)
Año: 2013
Uva: Silvaner, Müller Thurgau y otras
Tiempo de guarda: 0 meses
País de origen: Alemania
Zona: Rheinhessen